– NO –
El ciclismo es un deporte de tradiciones, de historia, de leyendas. Es cierto que la Strade Bianche se está erigiendo como una auténtica joya del calendario. No hay más que ver quiénes la pelean y cómo se decide, por no hablar del marco paisajístico en el que se disputa y el seguimiento en aumento que va adquiriendo en redes sociales.
Más allá de las etiquetas, nos debemos quedar con eso. Si es Monumento o no es secundario. No me cabe la menor duda de que en unos años, si continúa en esta línea y sus organizadores no pierden el norte, será considerada parte del calendario histórico. Pero eso es cuestión de tiempo, que es el mejor experto en todas las materias por la perspectiva que aporta. Por el momento no la añadiría a ese selecto club de los ‘cinco’.
Se eliminaría el encanto, por ejemplo, de Milán-San Remo, una carrera que por perfil no ofrece grandes atractivos, pero que sí cuenta con la ventaja de ser el primer monumento, ése halo de que las carreras ya no son de preparación, sino objetivos en sí para una gran parte del pelotón. Si Strade ocupa esa posición inicial, ganar en Vía Roma perderá cierta entidad.
Lo que tiene que hacer la UCI es recuperar la Copa del Mundo, lugar donde incluiría sin lugar a dudas pruebas como la italiana, los Monumentos y alguna otra como Tro Bro Leon por darle ese toque singular de diversas superficies.
Escrito por: Jorge Matesanz
– SÍ –
Sí, no tiene la tradición, historia, kilometraje, etc. que haga que se pueda equiparar a los Monumentos…
Pero es que nosotros somos aficionados y amantes del ciclismo y lo vivimos cada día. Y me parece que, en los últimos años, uno de los escasos reductos en los que rezuma y se percibe mejor el aroma a ciclismo añejo, clásico, de arranques e imágenes históricas, si sumamos las demás clásicas, aquí tiene un sitio fijo y preponderante.
Y no hablamos de una o dos ediciones, es que prácticamente no falla nunca. Es ciclismo en mayúsculas. En su escaso recorrido histórico, tiene un palmarés y unos nombres de auténtico lujo. Imágenes como Fabian consiguiendo su tramo, Kwiatkowski fundiendo a Sagan, Van Aert reptando por la via Santa Caterina para, dos años después, entrar en solitario, o la brutal estampa de ayer con van der Poel espatarrando a todo un Alaphilippe…
Es una carrera grande se mire por donde se mire, por paisaje, por personajes, por forma de correr. Difícilmente otra carrera puede conjuntar a los mejores en varias categorías del ciclismo disputando a cara de perro por una victoria desde muchos kilómetros antes de la llegada.
Además, sólo hay que ver la ilusión y las ganas de gente que ya luce un palmarés destacable por participar en mayúsculas en esta carrera.
Está ya bastante claro que para muchos de los aficionados el día de disputa de esta carrera se marca con una X en el calendario, es un día que no te puedes perder ni por motivos de fuerza mayor… -lamentablemente, no puedo decir lo mismo con algún Monumento-. Y, por suerte, no sólo es para los aficionados, con los protagonistas sucede lo mismo. ¿Alguien duda que cualquier ciclista que ayer no pudiera estar aquí no le daba envidia sana -o insana- de poder estar ahí dándose de palos con los otros ciclistas Top?
¿Alguien duda que el año que viene tendrá otra vez una participación absolutamente de lujo?. La sensación de todos es que, en todo caso, esta carrera se mantendrá en estos niveles, si no irá directamente a más -cosa ya harto complicada-.
Lo único que hasta ahora le ha faltado a la carrera ha sido la correcta cobertura televisiva, cosa que ayer -y espero que de aquí en adelante sea fijo- se subsanó.
Más allá de la tradición, si para definir un Monumento necesitamos la plástica, la expectativa entre el aficionado, el ciclismo en mayúsculas y la participación de lujo, Strade Bianche va sobrada para ser considerada como un Monumento del ciclismo.
Esta carrera, con su escaso desarrollo histórico, ha venido para quedarse como una grande del ciclismo, como una cita ineludible y mágica, única en el calendario por sus particularidades que la hacen grandiosa.
Escrito por: Jorge González Vives
Foto: Sirotti
Y a ti, ¿qué opinión te convence más?