Carreras

Gravel and Tar Classic: la temporada de “sterrato” comienza en Nueva Zelanda

Cuesta imaginarse a Frodo, Aragorn o Arwen paseando en bicicleta por caminos polvorientos que hagan las veces de anillo ciclista. Tal vez no sea tan loca la idea… Es enero, ha comenzado el año de ciclismo en carretera y una de las primeras clásicas de un día de categoría UCI se disputa en un lugar que está a medio camino entre los escenarios que recrearon en su momento Mordor (Tongariro National Park) y el Valle de Rivendell, el “Último Hogar”, la casa de Elrond (Parque Regional Katoke).

El sábado 21 de enero de 2023 se disputa una de las pruebas más especiales y diferentes del calendario, la Gravel and Tar Classic (1.2) en la región de Manawatū-Whanganui, en el sur de North Island, Nueva Zelanda. Gravel (o “sterrato” en italiano) significa “gravilla” y Tar es “asfalto”. Buena combinación. La prueba incluye habitualmente entre cinco y ocho sectores de polvorientos caminos con gravilla que suman aproximadamente 40 km de los alrededor de 140 kilómetros totales del recorrido. La prueba tiene salida y llegada en Ashhurst, una pequeña localidad de las afueras de Palmerston North.

El recorrido combina tramos asfaltados y caminos sin asfaltar cercanos al Río Pohangina. Se trata de una zona rural al pie de los Montes Ruahine (Ruahine Range) y la altimetría se mueve entre algo menos de 100 y cerca de los 300 metros sobre el nivel del mar. En la edición de 2023, la organización habla de 768 metros de ascensión y 799 metros de descenso a lo largo de 136,7 kilómetros. Este año habrá seis tramos de “gravel” o sin asfaltar: en el kilómetro 25 (4,9 km de caminos), en el kilómetro 54 (5 km), en el kilómetro 83 (4,9 km), en el kilómetro 92 (9,3 km), en el kilómetro 108 (8,3 km) y en el kilómetro 128 (1,3 km). Por tanto, 33,7 kilómetros de “sterrato”, el último tramo a 8,4 kilómetros de la llegada. Los dos últimos kilómetros son en descenso hasta la meta en Wyndham Street.

“Gravel and Tar Classic” se inició en el año 2016 como una prueba amateur nacional, carácter que mantuvo en 2017. Desde 2018, sí consiguió ser reconocida como prueba de categoría UCI 1.2. y este año proporciona 40 puntos UCI al ganador. En 2022 no pudo disputarse por las medidas sanitarias a causa de la pandemia por COVID-19. Por tanto, en 2023 se celebra la séptima edición de la “Gravel and Tar Classic”.

Muchos de los participantes en la Gravel and Tar Classic 2023 son equipos locales que hace unos días corrieron la vuelta por etapas New Zealand Cycle Classic 2.2. más al sur de la isla, en torno a Masterton y Wellington. Lo habitual es que se peleen por la victoria los “ciclistas kiwis” (Logan Griffin, 2016; Luke Mudway, 2019; Hayden McCormick, 2020; Aaron Gate, 2021) y algunos vecinos australianos (Robert Stannard, 2017; Ethan Berends, 2018). Nadie ha conseguido repetir victoria, aunque sí podio (Luke Mudgway, 2º en 2020 y 2021; Alex West, 2º en 2016 y 2017; Ryan Christensen, 2º en 2019 y 3º y 2021; Hayden McCormick, 3º en 2018). El número de participantes, por motivos organizativos, no es muy alto y no alcanza el centenar en ninguna edición. Poco más de 60 partirán de Ashhurst en 2023.

¿Es tanta la dureza de la Gravel and Tar Classic? Podemos pensar en el número de ciclistas que logran acabarla sin llegar fuera de control es con frecuencia menor al 50 % los participantes (18 de 46 en 2021; 23 de 60 en 2020; 24 de 65 en 2019; 26 de 52 en 2018).

Para 2023, el equipo favorito es el Bolton Equities Black Spoke, que esta temporada corre por primera vez como ProTeam, la segunda categoría dentro del pelotón, un hito para el ciclismo del país. Pueden jugar varias cartas, con Luke Mudway (ganador en 2019), James Fouché (campeón nacional y continental, en su primera G&T) o Josh Burnett (2º en NZ Cycle Classic 2022, 12º en G&T 2021). ¿Quién podrá plantar cara a Black Spoke? Es complicado preverlo. Quizá alguno de los UCI continentales, como el MitoQ NZ Cycling Project (Ben Oliver, 4º en NZ Cycle Classic 2022 y dos top10 en G&T), el CCACHE x Par Küp australiano (Matthew Rice, top10 en varias etapas hace unos días) o, en menor medida, el modesto Team Storck-Metropol Cycling alemán (el equipo más veterano, con una media de edad superior a los 30 años). Entre los amateur locales que pudiesen dar la sorpresa, destacaría al equipo Couplands Booths Group (tanto Glenn Haden como Ari Scott han sido ya top10 en G&T y se les vio bastante en la NZ Cycle Classic).

La prueba se disputa entre las 10:00 y las 14:00 h, hora local (GMT+13), así que acaba de madrugada según hora europea. En cuanto al tiempo, para este sábado se espera en la zona algo de lluvia (2 l/m2) y vientos del oeste que pueden superar los 40 kilómetros por hora. No es televisada en directo, pero cada año pueden leerse crónicas y se muestran imágenes y algunos vídeos en los medios de Nueva Zelanda.

Lo habitual es que “G&T” se corra en equipo y los ciclistas más destacados se apoyen en sus compañeros tantos kilómetros como sea posible. Es una carrera de selección y el propio ritmo que se marque irá dejando “víctimas.” Los tramos de “gravel” se pasan a tope y sin levantarse el culo del sillín. Habitualmente, hay ataques a bastantes kilómetros de meta y las tres últimas zonas sin asfaltar serán clave. Si un pequeño grupo llega junto tras el último de estos tramos, lo normal es que ya no haya terreno para más y el terreno final descendente favorezca un pequeño sprint donde cada cual tirará de las fuerzas que le queden.

Es cierto que se trata de una prueba pequeña, con una participación modesta, pero el recorrido de la Gravel and Tar Classic lo tiene todo para poder destacar en un calendario internacional que cada vez aprecia más lo que aportan los tramos sin asfaltar. Una competición como esta no puede compararse ni por prestigio ni por recorrido a las principales “cobbled classics” o “clásicas de piedras” europeas (Paris-Roubaix, Ronde van Vlaanderen, Omloop Het Newsblad, E3 Harelbeke, Gent-Wevelgem, Dwars door Vlaanderen o Kuurne-Brussles-Kuurne).

Sin embargo, desde hace unos años vemos algunas carreras que, como la Gravel and Tar neozelandesa, están ganándose la atención de los aficionados con trazados que incluyen tramos duros, espectaculares y sin asfaltar. Estamos pensando en la llegada a la Piazza del Campo en la Strade Bianche (Toscana, Italia, desde 2007), en el simpático cerdo del “infierno de Occidente” en la Tro Bro Leon (Finisterre, Bretaña, desde 1984), en los “berg” o muros ingleses de la Rutland-Melton CiCLE Classic (East Midlands, desde 2005) o, puestos a irnos cerca de los cerros de Úbeda, en los olivos de la reciente Clásica Jaén Paraíso Interior (desde 2022). Incluso la Paris-Tours, más que centenaria (¡desde 1896!), se reconvirtió en 2018 incluyendo sus caminos entre viñedos. No tenemos claro si es un paso adelante del ciclismo o una vuelta a los orígenes, a la épica del ciclismo de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX en las que las bicicletas pasaban más tramos con tierra que con asfalto. Y es que, aunque el “Gravel” es un (re)invento que se promovió desde los Estados Unidos en una época muy reciente, el primer mundial UCI de “Gravel” celebrado en Véneto en octubre de 2022 ya nos mostró que los ciclistas de carretera y sus patrocinadores están bastantes interesados en explotar este reciente mercado en auge, lleno de caminos polvorientos y/o pedregosos. Nos queda ciclismo para rato, al menos para “sterrato.”

Escrito por: A. M. Fuente (aka Viktor Frankenaerts: @cyclinggeo)

Fuente de las imágenes: Facebook Gravel and Tar NZ

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