Historia Vuelta

Historias de la Vuelta: Pedro Delgado vs los colombianos (1989)

Para entonces Pedro Delgado ya era quien todos recordamos. Si lo anteponemos a su primer título en la grande de casa, 1985, su caché nada tenía que ver. Era el campeón del Tour de Francia, dándose un rara avis y es ver al ganador en París el año anterior jugarse el prestigio y las plumas en la Vuelta en lugar de reservarse para el mes de julio. Perico fue muy criticado por su ausencia en 1988, donde tomó partida por el Giro. Como agradecimiento del destino, sufrió en sus carnes la famosa etapa del Gavia y la nieve, una de las etapas más duras que se recuerdan por lo climatológico.

En 1989 el calendario iba a incluir la Vuelta de camino al Tour, aunque incluso en estas habría teorías de la conspiración que afirmaban (aún hoy) que el famoso retraso del prólogo de Luxemburgo, una de las imágenes más icónicas del ‘periquismo’, fue una pose pactada para compensar el presunto positivo de 1988. Si eso hubiese sido así, tenía todo el sentido centrar su primera parada en la Vuelta, para así intentar ir sobre seguro en la temporada, a sabiendas de que renovar el maillot amarillo iba a ser misión casi imposible con tres minutos de retraso.

Desde La Coruña a Madrid, 3656 kilómetros. Bastante crono y variada (prólogo, crono por equipos, cronoescalada individual y crono larga individual), en combinación con una montaña típica de la época. Etapas de montaña en Ávila, un clásico, Cerler sin acompañamiento relevante, la sierra madrileña con una etapa brillante y los míticos Lagos de Covadonga con el Mirador del Fito. En la bajada de este último iba a iniciar una relación más de odio que de amor el navarro Miguel Indurain, entonces gregario en el todavía (por último año) Reynolds, ya que se lesionó bajando el puerto y tuvo que abandonar. Un recorrido, en definitiva, muy suave en comparación con las otras dos grandes y que iba a exigir ser muy eficiente en montaña y un gran rendimiento en contrarreloj. En ellas iba a basar su victoria Pedro Delgado.

Todo comenzó en Galicia, con territorio caníbal, como se conoce el tránsito por la región en el mundillo ciclista. Los integrantes del pelotón lo fueron sufriendo en sus carnes hasta que en la Sierra de Gredos una escapada dio el maillot de líder al colombiano Omar Hernández. El bogotano lo mantuvo durante nueve etapas y después lo cedió a Farfán, otro colombiano. Mientras tanto, Delgado, que era el favorito absoluto, intentó zafarse de estos polizones de la clasificación con los que nadie contaba. La curiosidad es que el año anterior el jersey amarillo de la Vuelta había sido gregario de Perico. Sin embargo, ahora haría lo propio en favor del también colombiano Fabio Parra, del Kelme, su gran rival a la postre. Un golpe táctico que le valió al conjunto alicantino para dominar un tanto la carrera.

Delgado tenía en el punto de mira la cronoescalada a Valdezcaray, donde esperaba dar un golpe de mano. Y lo dio, ganando la etapa, aunque no alzándose como líder. Fue el mencionado Farfán, del Café de Colombia, quien tomó el mando. Era su debut en una gran vuelta, por lo que no había referencias reales de su rendimiento en este tipo de pruebas. Un día más tarde dio positivo, por lo que fue descalificado y el amarillo cayó por fin del lado del segoviano, que llegaba a las etapas asturianas con un minuto de ventaja con respecto a Fabio Parra. Fue curioso porque fue el tercer clasificado en el Tour de 1988, el que ganó, y repetiría foto en Madrid, aunque aún estaba por ver el orden de la clasificación en esas dos primeras plazas.

La subida a los Lagos de Covadonga fue un drama para Pedro Delgado, que sufrió para mantener el liderato, hecho que logró por unos segundos. Álvaro Pino había atacado con fuerza, ganando la etapa, y Fabio Parra intentó seguirle. Si bien no pudo, sí hizo daño al de Reynolds, que pudo controlar también a Óscar Vargas, a la postre tercero en Madrid, del Postobón. Restaba Brañillín, donde los ‘escarabajos’ lo intentaron a fuego. Pero era otro Delgado el que se encontraron en frente.

Llegó la contrarreloj de Medina del Campo y fue clave, ya que en ella el líder amplió distancias, ganó de nuevo la etapa y obtuvo una renta extra de casi un minuto. Restaba la Sierra de Guadarrama, que esta vez deparaba una combinación de las montañas más duras de la zona en una novedosa etapa que hacía temer lo peor. Él ya sabía que los colombianos se iban a alinear para intentar desbancarle, con las dudas sobre cómo se iba a sentir él. Morcuera, Cotos, Abantos, La Mina -ya extintos- y Navacerrada antes de alcanzar la meta en su casa, en Palazuelos del Eresma, en DYC.

El esfuerzo en la cronometrada del día anterior iba a ser clave. Fabio Parra lo intentó con fuerza en Navacerrada, haciendo por fin ceder a Pedro Delgado. Parecía que la Vuelta iba a ser para Colombia dos años después de que el mítico Lucho Herrera estrenase el casillero de su país en grandes vueltas precisamente en la ronda española. Y aquí llegó la polémica. El ruso Ruslan Ivanov ayudó a Perico en Navacerrada de forma decisiva y así salvó su segunda victoria en la Vuelta por escasos 36″. Se generó de nuevo mucho ruido en torno a aquella ayuda, pero el título estaba en casa de nuevo.

Escrito por Jorge Matesanz

Fotos: Zgrados

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