Que haya un equipo vasco ya es una pasada. El sentimiento que este color despierta en la gente hace que sea muy bonito vestir la camiseta naranja en los puertos. Me siento un afortunado y es un orgullo. He corrido esta temporada en casa y esa pasión no lo ves por otras escuadras, la gente quiere mucho a este equipo. Allá donde vas, te ayudan y eres muy querido. La mochila histórica que trae es una gozada. La gente sabe de este equipo y es ahí cuando te das cuenta de todo lo que mueve el ciclismo.
Landa y Pello se formaron como ciclistas en este equipo, donde les enseñaron valores no sólo ciclistas, sino de la vida. Ahora están en la élite y siguen hablando maravillas de Euskaltel. Muchos corredores incluso soñando con retirarse de nuevo en casa. Eso no es sencillo de conseguir.
Que tantos ciclistas lleguen tan lejos y sean tan buenos no es una casualidad. Hay algo aquí que te hace mejor ciclista, mejor persona y no se hace de un día para otro. La forma de gestionar, de llevar las cosas, es lo que marca la diferencia. Imagina el equipo que se tendría que haber mantenido a todos estos que están ahora triunfando en el Giro, en las mejores carreras del mundo.
Aún así, están surgiendo otros que no están tal vez a ese nivel, pero sí son muy carismáticos. Por ejemplo, Mikel Bizkarra. Maté ya era carismático de antes. Antes era más egoísta, pero ahora valoro mucho más dónde estoy, el hecho de levantarte, desayunar y salir a entrenar luciendo estos colores. Es una pasada y una motivación extra. Cuando te llevan en volandas en las carreras das el 200%, no sabes ni de dónde sacas las fuerzas, la verdad. Ya formar parte del equipo que era mi referencia de pequeño es un sueño hecho realidad, un regalo. Maté, por ejemplo, que viene de un World Tour, ha querido experimentar esto.
Muchos ciclistas dicen que la mejor afición es la de aquí. Van a animar al primero, al último, etc. Si ves la lista de participantes de la Vuelta al País Vasco te das cuenta de que todo el mundo quiere correr aquí. Correr en estas carreteras además con la camiseta naranja hace que sea emocionante a cada kilómetro. Salir a entrenar no es un sacrificio así. Le recomendaría a todo el mundo vivir un día en la Itzulia luciendo este maillot. En Arrate sabía lo que iba a haber. Trabajé duro, intenté llegar a ese día, pero no fue posible, enfermé.
Escrito por Ibai Azurmendi
Foto: @ACampoPhoto