Ciclistas Historia

Igor Antón, el cazador de amuletos

El escalador que enamoró durante su época de mayor esplendor no tuvo una trayectoria fácil. Las duras caídas que el destino cruzó en su camino le hicieron perder la oportunidad de rellenar un palmarés ya de por sí bueno, pero que bien podría haber sido aún mejor. Retirado en 2018, granjeó gran parte de su fama en el Euskaltel, equipo de toda su vida. 

Fuji pasó a profesionales en 2005. Ese mismo año debutó con el equipo naranja en el Giro. Ante hachazos de Bettini, Di Luca y otros clasicómanos italianos surgió su ataque. Aquel día se vio que había madera detrás de aquel delgado ciclista vasco. Sólo un año después llegaría la gloria y los grandes titulares. Aprovechando el marcaje entre los líderes y la presencia de su compañero Samuel Sánchez, un certero ataque en la cima de Calar Alto le daría su primera victoria en una vuelta grande. También la primera como profesional. Ganar ante grandes nombres iba a ser una de sus especialidades. 

Ya no habría más factor sorpresa, eso sí. Todo el mundo sabía de las condiciones de este escalador con ataque seco y firme. Una victoria en Morgins en el Tour de Romandía le elevaría a los altares de medio mundo ciclista, pero iba a ser precisamente en 2008 cuando Igor daría un paso de gigante en su progresión. Tras haber probado a doblar Tour y Vuelta, iba a reservar el pico de forma para ser el gran líder en la carrera española reduciendo un tanto sus días de competición. De paso, le dio tiempo a ganar en Flumserberg, en la Vuelta a Suiza, y finalizar en el podio. Una carrera de prestigio. 

En septiembre el destino le tenía preparado un momento cruel. Tras ser en Pirineos el único hombre capaz de resistir el duelo entre Contador y Valverde, lo cual le hacía ser uno de los tres más fuertes de la carrera y un firme candidato al podio. Sin embargo, en la etapa que mejor le venía, la del Angliru, sufrió una caída en el descenso del alto del Cordal que le dejó fuera de la carrera

Tras conquistar Urkiola, su única victoria en 2009, volvería a repetir esquemas en 2010, centrándose en la Vuelta como gran objetivo del año. Durante la temporada se llevó otra etapa en Suiza, esta vez en Romandía, y en el Morredero en Castilla y León. Llegadas las rampas en la Vuelta ya demostró que iba a ser de los más fuertes para arriba. Así ganó en Valdepeñas de Jaén. En cambio, la demostración que llevó a cabo en la llegada a Pal (Andorra) fue soberbia. No sólo se impuso en la meta y logró el liderato, sino que dio un auténtico recital en progresión dejando a todos de rueda, incluido un Ezequiel Mosquera que poco pudo hacer ante la bala naranja. 

Llegaba Peña Cabarga, una etapa que al ligero escalador de Euskaltel le venía como anillo al dedo. Bien es cierto que su gran rival parecían ser también hombres fuertes en la escalada como Purito Rodríguez y el propio Mosquera, pero visto el estado de forma de Antón, nada parecía poder pararle para imponer su ley en aquella Vuelta. El destino iba a jugarle otra mala pasada, esta vez aún más cruel. Vestido de rojo y con su escuadra ubicándole en las primeras plazas para evitar riesgos innecesarios, sufrió una dura caída que acabaría no sólo con sus opciones de victoria, sino de seguir en carrera. El golpe moral fue aún mayor que en 2008. La esperanza vasca se apagaba.  

El Giro volvería a sus planes. Si bien la clasificación general nunca fue un objetivo para él, sí que tuvo ocasión de lucimiento en alguna cima destacada como el Zoncolan. En la mítica ascensión se batió con Contador, que le permitió cierto margen, y Nibali para lograr la que podría ser considerada su mejor victoria hasta la fecha. El público eufórico y él realizando una actuación similar a la de Calar Alto. El gran Igor Antón parecía haber vuelto. 

En la Vuelta no respondió a las expectativas y pronto quedó descartado para la general. De todos modos, tuvo la clase para hacer historia e imponerse en la etapa que después de cuarenta años llegaba a Bilbao, pasando por el Vivero, campo de tantos y tantos entrenamientos. Levantó los brazos en una Gran Vía absolutamente abarrotada. Nadie quería perderse el regreso de la Vuelta. El destino quiso compensarle por tanta desgracia y le obsequió una victoria muy hermosa que le hizo llorar en recta de meta. 

Pese a que la presión nunca remitió, nunca llegó a alcanzar dichas cotas. La desaparición de Euskaltel le puso contra las cuerdas, aunque in extremis logró un contrato con Movistar, esta vez como gregario. Tuvo una existencia más tranquila y pese a que tuvo algún momento interesante como la general de la Vuelta Asturias, sólo tuvo relevancia en otro día ‘D’ de Alberto Contador. El madrileño sufrió una caída y comenzó el coloso cortado camino de su tercera maglia rosa. Lo curioso llegó cuando el líder alcanzó a Igor. El vasco, quizá con la memoria de su generosidad en el Zoncolán, le pagó con la misma moneda y le dio un muy buen relevo que facilitó a Alberto volver con el grupo de los elegidos, que habían estallado en combate contra él. 

Un paso por Dimension Data, donde Fuji únicamente se dejó ver en fugas de nivel, dio con sus últimos años de profesional. Lo hizo de forma tranquila, sin grandes alardes ni homenajes. Pese a que no cumplió las expectativas que una estructura tan pasional como Euskaltel puso sobre él, sí que se puede decir que tuvo una muy exitosa carrera profesional, con la salvedad de que si la desgracia le hubiese respetado quizá gran parte de ella hubiese sido muy diferente. 

Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto: Euskaltel-Euskadi

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