De todas las bonitas historias que rodean a una victoria, la más en tiempo fue la que se vivió al final de la decimosegunda etapa del Tour de Francia 2023, y la protagonizó Ion Izagirre. Si en Issoire dos días antes la victoria iba a parar a un ex campeón de España en contrarreloj, en Belleville lo hacía un ex campeón de España en ruta. Los dos vascos, con el absurdo, innecesario y aburrido conflicto de las banderas, en un Tour que ha tenido su origen en País Vasco. Ya es de por sí una bella historia, la que ha recuperado también la victoria para el ciclismo español cinco años más tarde. La sequía no era sólo real, sino también figurada.
Perogrullo hubiese dicho que Izagirre fue el más fuerte porque llegó el primero, y eso no es del todo cierto. Sí, fue el más fuerte. Sí, llegó el primero. Pero esas no son siempre factores que se alineen de forma correlativa, sino diagonal. A veces ni se alinean. Era la fuga de Van der Poel, la de Alaphilippe, la de Jorgenson, que está de dulce pero no termina de mojar la galleta en la leche. La de Guillaume Martin, la de Pinot, la de Johannessen. Nadie miraba a un ciclista que en el penúltimo puerto se descolgó de la selección, de la fuga de la fuga que diría Chente.

Van der Poel se lanzó entonces en una aventura muy suya, aunque con todo el sentido del mundo, puesto que sabía que en subida iba a ser lanzado a los tiburones. Pinot y Jorgenson apagaron el fuego y enviaron a Mathieu a la casilla de salida del parchís. En la restructuración de la batalla venía trabajando Izagirre para Guillaume Martin, el Cofidis al que todos los ojos miraban. La única doble baza en la fuga con un gregario de lujo.
Para sorpresa de todos, Ion aceleró la marcha de forma salvaje. En el plano de cámara venía siendo perseguido por Van der Poel, que parecía un toro en Sanfermines del que el vasco huía despavorido. Cuando el realizador levantó el plano se observó el destrozo. Cual fuego de mortero, los integrantes de la escapada acabaron cada uno por un lado de la carretera, reventados y arrodillados ante el poderío de Izagirre, quien se lanzó en un ascenso y descenso suicida en pos de su segundo triunfo de Tour.
El primero surgió batiendo en Joux Plane a Nibali, descenso mediante. Ahora ante Van der Poel y auténticos lobos. Quizá haya que empezar a pensar de ahora en adelante que en las fugas está Izagirre, quien suma su cuarto triunfo en gran vuelta y, sobre todo, éste, que difícilmente olvidará. Como contó llorando en las entrevistas de la post etapa, era el cumpleaños de su hija. Las lágrimas de un lado del televisor se contagiaron a quienes estaban a ambos lados. Lo humano conmueve, es inevitable.

Fue un día de media montaña sin cuartel, con los favoritos queriendo terminar pronto y arrancando a mil. Cortes, está Pepito, no Menganito, tiramos, paramos, ataque, fuga, caza, no hay nadie en la fuga, se ha quedado mi rival, tiro, paro, alcanzo, arranco de atrás, escapada, hombre peligroso y ningún momento de impasse en la carrera. Estos esfuerzos por los calores de Francia pasarán factura.
Cofidis ha pasado de sequía a inundaciones. Después de tantos años de necesidad, el triunfo de Lafay abrió la lata y la de ahora de Izagirre confirma el buen Tour de la entidad crediticia. Pello, Ion, el poderío vasco se desmelena. No hay tantos en liza y dos ya han dado en la diana. El ciclismo español no recibía el ramo de flores desde 2018 y en tres días ya no tiene jarrones para ponerlas en agua. En ocasiones es simplemente cruzar una puerta, un haz, un pasadizo secreto tras una librería del que nadie sospechaba.
Su hija le dio un motivo para creer, para darle sentido a tanto sacrificio. El viento a favor era en realidad el soplido de las velas de su cumpleaños. Nada podría pararle, esa dedicatoria era una historia demasiado bonita como para no hacerse realidad. Cuentos que en ocasiones deberían contarse al revés con ciertos ciclistas a los que nunca se da por presentes y acaban por pasar lista para decidir quiénes van a pasar al segundo puesto ese día. Zorionak, Ion.
Escrito por Jorge Matesanz
Fotos: ASO / Ballet, López