Historia Tour

Johan Bruyneel bate a Induráin en Lieja (Tour de Francia de 1995)

El belga Johan Bruyneel era un ciclista conocido y reconocido antes de aquel Tour de Francia de 1995. Es más, todo su palmarés importante tuvo lugar antes de aquel 8 de julio en el que logró su segunda y última etapa en el Tour. Fue 7º en la general en 1993, un ciclista que ese mismo año subió al podio como tercer clasificado en la Vuelta a España, su mejor resultado en una grande. Esa séptima etapa del Tour partía como un ciclista más, sin pensar que las cotas de Lieja le iban a distinguir hasta tal punto como para considerarle un candidato a ganar la etapa. Y mucho menos ante el gran favorito y posible pentacampeón en París como Miguel Induráin.

Las cotas de Lieja precedieron la primera contrarreloj, la que se celebraba en los alrededores de la ciudad belga. De ella esperaba salir de amarillo el líder del Banesto, que esperaba tener ya el control férreo de la carrera en la previa de los Alpes, que no se harían esperar. Tampoco se haría esperar Miguel, que en un momento en el que cogió a muchos líderes desprevenidos y descolocados partió del pelotón en un alarde de clase y fuerza, dejando varios grupos encabezados por los demás líderes que nada pudieron hacer por echarle el guante. La persecución fue preciosa y desesperada.

A lomos de su bicicleta sólo pudo resistir un ciclista, el belga Johan Bruyneel. Induráin, que solía basar sus victorias en el tiempo ganado en la contrarreloj y la primera etapa de montaña había sorprendido en una táctica poco habitual. Esa agresividad podía ofrecer muchas lecturas y todas ellas fueron comentadas en diferentes medios de comunicación, como que estaba nervioso porque pensaba que no iba a poder con la montaña, ya que había ganado Dauphiné Liberé y eso era estirar mucho el estado de forma, o porque quería dar un golpe de autoridad para instaurar el miedo entre sus rivales.

Lo cierto es que pudo ser una combinación de todas, con el hecho constatado de que al día siguiente se disputaba una contrarreloj decisiva, más importante que nunca por los rivales que tenía (Riis y Zulle, que también iban bien en este terreno) e iba a ser fundamental partir a su espalda, comenzar la crono después que ellos para tener sus referencias. Una situación estratégica que requería recuperar el tiempo perdido en la general y ponerse en cabeza. Por ello y observando el caos reinante en una etapa durísima, Induráin dio una estocada a su quinto Tour.

El gigantón navarro supo leer bien la carrera. Era sabedor de que el belga que le acompañaba en la escapada no iba a colaborar en absoluto. Su equipo, la ONCE de Manolo Saiz que tantos problemas le iba a causar, tenía interés en que esa fuga quedase neutralizada y ponía todos sus esfuerzos en la caza. Sin éxito, porque el español ponía tierra de por medio. Llegaban a las calles de Lieja y el ciclista de Banesto comenzaba a pensar en el premio doble de la victoria de etapa, algo de lo que Induráin podía presumir más bien poco fuera de las cronos. Bruyneel venía reservando piernas para cazar la victoria y así hizo, batiendo a Induráin de forma clara.

Como bien sabrán quienes siguieron de cerca aquel Tour, Induráin ganó la contrarreloj de Seraing del día siguiente y aunque no fue una victoria tan contundente como en otras ocasiones tal vez por el desgaste de ese día previo, fue una forma de instalarse de forma sólida en el liderato de la prueba y afrontar los Alpes en cabeza y con la carrera de cara, como a él le gustaba. Ese día ganó Bruyneel, pero el protagonista del día será siempre Induráin, quien dio una exhibición y pilló por sorpresa tanto a todos sus rivales como a sus seguidores.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: Sirotti

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *