Historia

José Azevedo, el mejor ciclista portugués del siglo XXI

El ciclista José Azevedo, nacido en Vila do Conde, en Portugal, ha sido un gran escalador que ha formado parte de, sobre todo, dos grandes escuadras como la ONCE de Manolo Saiz y el US Postal de Lance Armstrong. Siempre dio la sensación de que siendo el líder único de uno de esos equipos hubiese tenido opciones de haber llegado más lejos, de haberse podido acercar más a las posiciones de podio que le hubiesen aupado sin duda a los umbrales de Joaquim Agostinho, el considerado mejor ciclista luso de todos los tiempos.

Y es que José arrancó sus años de máximo rendimiento en la formación amarilla, un equipo el ONCE español que tenía a muchas estrellas que se ubicaban como alternativa al dominio de Lance Armstrong en el Tour de Francia. En su primera temporada en las filas de este conjunto debutó en su primer Giro, tomado muy en serio, ya que su gran líder, Abraham Olano, se clasificó segundo y él, el ciclista portugués, acabó quinto, consolidándose como un hombre muy a tener en cuenta en este tipo de carreras.

En el propio Tour tardaría sólo un año en tomar la alternativa. Capitaneado por Beloki e Igor González de Galdeano, los pupilos de Saiz tuvieron una actuación brillante, con los tres (Azevedo inclusive) clasificados entre los seis primeros. Un dominio que sólo sirvió para ganar de forma holgada la clasificación por equipos, pero que no les hizo optar de forma real a la victoria. Sus días en el Tour siguieron adelante en el ONCE, pero su desaparición le pusieron en el mercado, donde tuvo varias propuestas. Sin embargo, la mejor en lo económico fue la de US Postal, que buscaba un relevo para la marcha de su gran escalador, Roberto Heras.

Azevedo comenzó a formar parte de la corte de Armstrong, siendo uno de los últimos hombres a utilizar en montaña. Sus exhibiciones en favor del equipo y de sus intereses personales fue tal que firmó un 5º puesto, por delante de ciclistas que eran líderes de sus escuadras. Su papel gozó de importancia y se hablaba de que el corredor luso tendría más galones sin el norteamericano ya en el equipo. Sin embargo, en 2006, ya como Discovery Channel, no terminó de encontrar el golpe de pedal.

Era momento de regresar a casa. Si se catapultó a la fama en el Maia Milaneza que después le llevaría al ONCE, sus últimos años los pasó en el Benfica. Explotó tarde, pero ya con una edad avanzada para los ciclistas en aquella época, decidió bajarse de la bicicleta en 2008, con 35 años y si bien le faltaron más victorias para ser un escalador de tanta clase, hizo una carrera brillante por los escenarios que le vieron brillar. Le faltó un tanto ese brillo en la Vuelta a España o la Volta Portugal, que quedó fuera de su calendario en sus años de mayor esplendor por haber fichado por equipos top.

José Azevedo, en US Postal © Jejecam / Wikimedia Commons

Lo interesante de este corredor es que consiguió lo que muchos otros no logran en Portugal, que es correr fuera y hacer una carrera de éxito en un calendario internacional. Con matices, podría considerársele el mejor ciclista portugués del siglo XXI, junto con Rui Costa, que logró mejores victorias que él, menos ganador. Pero Azevedo sí fue capaz de ser una pieza fundamental en la élite del ciclismo, gracias a sus dotes en la escalada, pero también en la contrarreloj.

De haber optado por ser cabeza de ratón, tal vez hablásemos de una carrera diferente, más próxima a los registros de Agostinho o tal vez posándose en algún podio del Giro o de la Vuelta, que durante algunos tiempos estuvieron a su alcance. El Tour son palabras mayores, porque con Armstrong, Ullrich y Basso, los tres primeros puestos estaban demasiado caros. Y más con algún otro luchando esos puestos que era su líder, como Beloki. Y sin embargo aún le daba para estar ahí y llegar a meta en buenas posiciones. Un auténtico crack, un motor privilegiado.

Después ejerció labores de dirección en el conjunto Discovery, después RadioShack. Más tarde, regresó a Portugal para crear proyectos propios y dar equipo a tantos corredores talentosos.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: Sirotti

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