Este viernes se disputa la segunda etapa del Tour de la Provence, con un perfil ondulado, de media montaña y con meta en la localidad de Manosque, dentro del departamento de Alpes-Alta Provenza. La historia que nos ocupa ocurrió en esta misma ciudad provenzal, pero hace cuarenta y cinco años, en 1976; en un contexto ciclístico distinto, dentro del Tour de Francia; y con un protagonista español, el ciclista de Súper Ser José Luis Viejo.
Todavía hoy, el corredor de Yunquera de Henares es historia de la carrera ciclista por etapas más importante del mundo. Su hazaña se guarda en el libro de oro de los récords de la carrera francesa, siendo participe de la escapada que con más tiempo de diferencia llegó con victoria a la línea de meta.
Aquella tarde, víspera de San Fermín, el compañero de Luis Ocaña comenzaba su andadura en solitario en la undécima etapa del Tour, poco después de pasar por Savines Le Lac, punto del primer avituallamiento de la etapa. Lo que de primeras fue visto como una temeridad, pues el ataque se produjo cuando llevaban pocos más de sesenta kilómetros recorridos, fue adquiriendo un aura de hazaña hasta llegar a la ventaja de 27 minutos y 23 segundos, máxima diferencia que tuvo el corredor español sobre un pelotón en el que marchaba de amarillo el belga Lucien Van Impe, a la postre vencedor de aquella Grande Boucle. Tal fue la velocidad y el ritmo puesto por el corredor español, que en apenas diez kilómetros aventajaba a sus perseguidores del gran grupo en más de cuatro minutos.
El recorrido de la etapa contaba con varias ascensiones de poca entidad, como el Col de Saint Jean o el Porteau de Telle, hasta el desenlace final en Manosque. Incluso la lluvia hizo acto de presencia en los kilómetros finales. En cabeza del pelotón, el Gan-Mercier del neerlandés Joop Zoetemelk, aumentaba el ritmo de carrera. Sin embargo, José Luis Viejo continuaba su cabalgada sin mayor problema, a pesar de perder algunos minutos. Su director Gabriel Saura también tuvo su protagonismo en esta historia, ayudando a su corredor a regular y dosificar el esfuerzo para no quedarse vacío de fuerzas.
Cuando faltaban tan solo treinta kilómetros para la llegada, Gerben Karstens se distanciaba del pelotón, con no se sabe muy bien qué intención, ya que Viejo, que ya había hecho el primer paso por la meta de Manosque, tenía más que ganada la etapa. El triunfo parcial obviamente no se le iba a escapar al corredor de Súper Ser; pero lo que no sabía es que, durante tanto tiempo, su ventaja al segundo clasificado en meta, iba a ser la mayor registrada en la gran historia del Tour de Francia. Nada menos que 22 minutos y 50 segundos.
El ciclista y su hazaña siempre serán recordados con una plaza con su nombre en Azuqueca de Henares, localidad en la que se asentó su familia cuando él era pequeño, y una marcha cicloturista que se celebra en el mes de mayo. Además, por el cuarenta aniversario de su célebre triunfo, se dedicó una exposición de objetos del ciclista en el municipio.
Escrito por Alberto Díaz Caballero (@Sincadenablog)