Ciclistas

José Manuel Díaz Gallego y la puerta del Burgos BH

Las guerras nunca son buena cosa. No hay momentos buenos para que estalle, ni para sufrir sus consecuencias. Desde perder vidas, que es el más directo efecto de cualquier conflicto armado, al nuevo mapa económico que lanza, y que hasta que se autorregule de nuevo formará un clima de incertidumbre, de zozobra y, por supuesto, de dolor. Dolor moral, dolor físico. Dolor en los recuerdos, que es el que permanece siempre. La podredumbre de las ilusiones y los sueños destruidos por fuego de mortero. De una bala que a gran velocidad seca la más verde de las plantas, la vida. Segada de raíz en todo su amplio concepto. 

José Manuel, ciclista jienense que encadena infortunios en su rededor, firmó por el Rusvelo. Ante la cruda guerra y los paquetes de sanciones, el equipo ruso perdió su condición de tal y sus corredores cayeron en la nebulosa de buscar formar parte de una nueva plantilla aún a mitad de temporada. Si ya de por sí la situación es dramática cuando se trata de negociar contratos y encontrar huecos, más lo es con todo el pescado vendido y el circo en gira constante. 

Delko-Marsella dejó su patrocinio a final del pasado año, con corredores tan importantes en sus filas como el propio Díaz Gallego o Girmay, una de las sensaciones del primer mundo del ciclismo en 2022. Con el sueño de firmar por un World Tour, el ganador del Tour de Turquía ha tomado el toro por los cuernos y se ha agarrado por fin a la posibilidad de correr en un equipo español. Burgos BH es una buena forma de estar en el circuito que más le va a valorar y donde va a poder explotar mejor sus condiciones. El calendario español al final va a ofrecerle vueltas por etapas, que son su hábitat natural. La posibilidad de correr la Vuelta, imagino, habrá sido muy importante. Unas buenas tres semanas allí le catapultarían a un nivel superior de equipos, imagino. 

Cuentos de la lechera aparte, el corredor nacido en 1995 necesita confirmar las buenas sensaciones que ha ido regalando por aquí y por allá en los calendarios europeos. Le falta el reconocimiento en su tierra, el más complicado, dicen. Ser profeta en casa es triunfar ante los más exigentes contigo, que son los que mejor te conocen y saben de tus potenciales. Burgos es un buen escalón para ello, porque lo que sucede bien lejos tiene menos repercusión tan cerca. Si su victoria de Turquía hubiese tenido lugar en Asturias, tendríamos clamor para pedir su fichaje por un World Tour español. Es decir, Movistar. 

Nuestro protagonista peleará por entrar en el ocho de la Vuelta. Ángel Madrazo, Dani Navarro y compañía ya forman un buen bloque capaz de ser protagonista en la ronda española. Tocará esperar a que avance la temporada y los ciclistas evolucionen. Diego Rubio, por ejemplo, está convaleciente por una nueva caída que le deja en el dique seco. El abulense peleará por entrar en el ocho. Ahí tiene la zanahoria. 

Pero, si los acontecimientos se suceden de una forma normal, Díaz Gallego sin lugar a dudas será una piedra angular en septiembre, con una capacidad escaladora que le puede llevar a encabezar al equipo en la general, con la duda de sus limitaciones, no testadas aún, sobre las tres semanas de competición. La montaña, las victorias parciales en las muchas montañas que se encontrarán los ciclistas. Retos encima de la mesa para un corredor que parece tener la capacidad de asumirlos. Y eso en un equipo tan modesto en comparación con los World Tour como el Burgos es de agradecer y valorar. 

Escrito por Jorge Matesanz

Foto: A.S.O./Fabien Boukla 

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