Opinión

¿Juzgamos con objetividad la ambición de nuestros ciclistas?

Mucho se le ha criticado a Enric Mas su falta de ambición durante esta temporada, tanto en el Tour como en la Vuelta a España. Recordamos del mallorquín, en el pasado Tour, un ataque en el último kilómetro de una etapa montañosa que acabó llevándose, cómo no, Tadej Pogacar. Ya durante la Vuelta a España, en la etapa con final en el alto de Velefique, se comentó que Enric Mas tuvo una actitud más “ambiciosa”.

Pero la Vuelta llegó a Asturias. Y allí, camino de los Lagos de Covadonga, y ante el ataque de Bernal y Primoz Roglic, esa ambición brilló por su ausencia. O quizás no fuera falta de ambición. Que simplemente Enric fuera conocedor de sus propias fuerzas. Y que consciente de ellas, tuviese la certeza de que tan sólo podía aspirar, o a lo más que podía aspirar, es a ser segundo de la general final frente al esloveno. Fue un día triste para la parroquia del equipo Movistar, que veía que era Bahrain quien finalmente se ponía manos a la obra para evitar que la ventaja del esloveno y de Bernal fuera a mayores.

Y eso, ¿es falta de ambición, o es ser consecuente con las sensaciones que te envía tu propio cuerpo?

Pero no es este debate el objeto del artículo. El debate queremos hoy centrarlo en los juicios que emite buena parte de la afición, incluso a veces también el que hoy aquí escribe. ¿Somos justos con Enric Mas cuando le acusamos de carecer de ambición? ¿Tomamos suficiente perspectiva cuando es el mallorquín quien se lleva la mayor parte de las críticas por ese defecto, y no las hacemos extensivas a otros ciclistas españoles?

El ciclismo español tiene, dispersos por buena parte de la geografía mundial de equipos del World Tour, a varios ciclistas que desempeñan un papel muy importante en sus equipos. Corredores con unas magníficas condiciones. Ciclistas que han sido medallistas en campeonatos mundiales contra el cronómetro, ciclistas con acreditadas y reconocidas condiciones también como escaladores. Ciclistas que jamás, cosa que sí ha aceptado Enric Mas ya en varias ocasiones, han tomado la salida como jefes de filas únicos en su equipo y con toda la responsabilidad que ello conlleva en una ronda de tres semanas

Ciclistas que, sabido es, cobran grandes salarios, y tienen, además, un merecido reconocimiento positivo entre la afición. Casi siempre se llevan los parabienes y opiniones favorables por su “gran trabajo realizado”. Ciclistas que, desde el mismo momento de su fichaje, renuncian a buena parte de sus ambiciones ya de entrada, de una forma absolutamente estructural, a cambio de esos magníficos salarios. Ciclistas que saben, desde, insisto, el momento de su fichaje, que van a esos grandes equipos, por lo menos en las grandes rondas, a actuar de gregarios.

Planteo yo entonces, si la afición es justa con el tratamiento hacia los ciclistas. ¿Por qué nos gusta cebarnos con la falta de ambición de algunos, y sin embargo aceptamos de buen grado, sin apenas discusión, la falta de ambición ya estructural de otros?

Escrito por: Raúl Ansó Arrobarren (@ranbarren)
Foto: @ACampoPhoto

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