La Vuelta a Castilla y León es una prueba histórica dentro del calendario ciclista español, pese a no ser precisamente la que más tiempo lleva en el candelero. Desde 1985 lleva su versión masculina al pie del cañón, con numerosos altibajos y una época en la que Alberto Contador era el dominador del ciclismo internacional y su relación con la organización hizo que año tras año participase y firmase los años dorados de esta prueba. Durante unas pocas ediciones también constó una variante femenina de esta vuelta, con la participación de las mejores ciclistas a nivel internacional, aunque a comienzos de los años 2000 la repercusión del ciclismo femenino no tenía ni por asomo la resonancia que tiene ahora.
Esta Vuelta a Castilla y León fue estrenada en el año 2001. Aquella edición fue ganada por una australiana llamada Margaret Hemsley, que se impuso a la sueca Madeleine Lindberg y a la española Dori Ruano, natural de Salamanca (Castilla y León). Una apertura histórica para una carrera que era de las pocas que en aquel momento había sobre el calendario español. Estaba la Emakumeen Bira, que sigue en nuestros días en otro formato, y poco más. Ese soplo de aire fresco que se vio florecer, dio con una edición 2002 aún mejor, con el estreno de una de las subidas que iban a protagonizar el año ciclista como La Covatilla y contando con un elenco de grandes ciclistas.

La carrera se la llevó la suiza Nicole Brändli, que fue una muy buena ciclista de la época. Segunda sería la alemana Judith Arndt, una de las históricas del ciclismo femenino internacional. En tercera posición quedaría otra ilustre, la británica Nicole Cooke, que se llevaría una edición de la carrera una vez pasó a celebrarse como clásica de un sólo día. Un podio de excepción que lanzó la imagen de la carrera alrededor del globo y asentó una prueba con muchas posibilidades. 20 años ya de esa edición.
Durante tres ediciones se mantuvo en formato de vuelta, con la kazaja Zoulfia Zabirova imponiéndose, al igual que un año más tarde la neerlandesa Mirjam Melchers empezó a enseñar una bandera que el ciclismo femenino iba a tener muy presente. El cierre de este periodo tendría lugar de la mejor forma posible con la victoria de Judith Arndt, medallista olímpica y campeona mundial en carretera y en pista, así como de prestigiosas carreras (ya extintas algunas) como el Tour de l’Aude. Una de las mejores ciclistas de la historia.
Se celebró en categoría amateur en sus primeras dos ediciones, con participación de ciclistas tan importantes como las mencionadas profesionales. Una lástima que esta iniciativa de una carrera de tres días no haya continuado en el tiempo, ya que vista la evolución del propio pelotón femenino seguro hubiese ayudado a asentar también una vuelta masculina en horas bajas y que poco a poco va perdiendo el sitio que un día obtuvo.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto: Baixalli / Movistar