Después de haber saboreado las plazas de podio del Tour de Francia en los años 2000, 2001 y 2002, Joseba Beloki se planteó un reto mucho más ambicioso para el Tour del centenario. Sabía lo que era quedar tercero, e incluso ver a Lance Armstrong desde la segunda posición, pero Beloki quería más.
En los prolegómenos de la carrera, el corredor natural de Lazkao, no se cansaba de repetir que ese año iba a dar más guerra, e intentar poner en aprietos al dominador de la carrera los últimos cuatro años. Su apuesta era clara y valiente, y así lo puso de manifiesto en la primera etapa alpina con final en Alpe D´Huez. Tras remontar una hilera de corredores y engancharse a un grupo cabecero del que tiraba Roberto Heras, Beloki probó las fuerzas de sus enemigos a más de 10 kilómetros para meta. El año anterior lo había intentado en el Mont Ventoux, pero Lance Armstrong le humilló neutralizando su ataque y rematándole en una demostración de superioridad insultante. En esta ocasión, el ciclista vasco iba a rodar algunos kilómetros en solitario, aunque terminaría cazado y entrando en meta, con un grupo en el que también estaban Haimar Zubeldia, Ivan Basso, Paco Mancebo, Roberto Laiseka, Lance Armstrong y un sorprendente Tyler Hamilton – que seguía en carrera con una fisura en la clavícula -. De todos modos, ese ataque llenó de moral al corredor de ONCE-Eroski, y comenzó a vislumbrar la posibilidad de desbancar al corredor de Texas, o por lo menos de ponerle en apuros.
Al día siguiente, la carrera se despedía de los Alpes con una etapa con final en Gap. Las dificultades orográficas más duras concentradas en la primera parte de la jornada, posibilitaron una escapada con la incursión de hombres con cierto caché en el panorama ciclista internacional. Danilo Di Luca, Ángel Casero, Pelizzoti o Alberto Díaz de Munain eran algunos de esos componentes. Posteriormente, ese grupo se seleccionaría en tan solo tres unidades: Jorg Jasckhe, Iván Parra – hermano de Fabio- y Ángel Casero, que se fueron entendiendo a la perfección en busca del triunfo de etapa.
Por detrás, los favoritos pretendían pasar un día de trámite, habiendo pasado los cols de Izoard y Lautaret, y viendo que no había terreno suficiente para romper la carrera. Pero, Beloki estaba ansioso y se mostraba ambicioso, todavía tenía fresco en su memoria el dulce regusto de la ascensión al Alpe D´Huez del día anterior e iba a por todas. Aprovechó que el puerto de la Rochette era más duro de lo que indicaban los perfiles facilitados por la organización y volvió a poner en fila de uno el grupo principal. El pelotón fue perdiendo unidades y los que en Alpe D´Huez ya habían tenido problemas empezaron a sufrir un nuevo calvario. Beloki realizó un nuevo ataque y el líder del Tour salió a su rueda poniendo en fila de uno, ahora, al grupo de favoritos. Ullrich, Basso, Mayo, Zubeldia, Hamilton,… los mismos nombres de la jornada precedente – salvo el del alemán, que falló estrepitosamente en la subida de las 21 curvas -, daban forma a un reducido número de corredores.
Beloki se tomó una tregua, y el kazajo de T-Mobile, Alexandre Vinokourov, lo aprovechó para atacar y buscar la victoria desde lejos. Los favoritos todavía estaban respirando de los intentos del corredor de ONCE en un puerto en el que a priori no iba a pasar nada, y la diferencia con respecto al escapado fue aumentando, por lo que, en el descenso, Beloki volvió a tomar las riendas del reducido grupo de favoritos, y comenzó a bajar en “plan mandón”. Con agresividad y arriesgando demasiado para lo poco que podía ganar, enfiló a sus seguidores tratando de reducir la diferencia con respecto a Vinokourov. La bajada era peligrosa, con curvas trampa. El calor del mes de julio había derretido parte de la rocosa carretera y el asfalto era una masa de chicle que lo hacía aún más resbaladizo. Pero Beloki seguía en sus trece, arriesgando y dándolo todo, hasta que en una curva hacía la derecha la rueda trasera patinó en exceso, y tras dar un par de bandazos acabó en el suelo.
El líder de la prueba, el norteamericano Lance Armstrong, que iba justo detrás de él, salvo milagrosamente la caída, y tras salir de la carretera e ir campo a través, volvió a reintegrarse al grupo con demasiada fortuna. Haimar Zubeldia, fue más prudente – también porque tenía más margen de maniobra al ir más rezagado en el grupo -, y puso el pie a tierra para continuar ante el dolor de su amigo.
Mientras Vinokourov enfilaba los últimos kilómetros hacia su primera victoria en la ronda gala, Beloki yacía tendido en el suelo, en una postura poco ortodoxa gritando de dolor por no poder continuar en el Tour que se había mostrado más ambicioso. Un aficionado francés, trató de tranquilizarle, y su gregario Jose Azevedo se mantuvo siempre en su compañía. Pero los desgarradores alaridos del corredor de Lazkao, no encontraron consuelo.
Escrito por Pedro Ceinos Alonso
Foto: Sirotti