Ahora existe la Comisión de Seguridad de la carrera, que en caso de condiciones climatológicas extremas se reúnen y toman una decisión a través de consenso. Creo que se debería legislar sobre qué criterios debe seguir dicha comisión. Todo tiene su lado bueno, y en este caso es que se empieza a escuchar y a valorar que las condiciones en ocasiones son muy duras. Con lluvia, si coronas un puerto y empiezas a bajar, te quedas helado.
Creo que no es la lluvia ni es la nieve, sino que aquí importan el cómo y el cuándo. A veces los expertos del tiempo no son capaces de acertar con un pronóstico y habrá veces en las que se modifiquen etapas de forma errónea. Para ello, en carreras donde la nieve o la lluvia son un caso permanente año tras año como pueda ser el Giro, los recorridos alternativos son la clave. Tener listo un trazado ‘b’ por si hay que recurrir a él de última hora.

El caso de O Gran Camiño fue un gran indicador de la falta de empatía existente entre corredores y organizadores, con una ventaja para los segundos, que en muchos casos han pasado por el rol de ciclista. Los ciclistas aún lo son, por lo que no poseen esa otra visión de las situaciones. Con la suspensión del paso por las dos montañas más duras en la etapa reina, algún tramo estrecho de la ascensión final fue afrontado por grupos más grandes de lo que se había imaginado. Y hubo quejas de la organización, lo cual no deja de ser injusto porque el organizador vive de unos sponsors, al igual que los ciclistas. Entre todos se tienen que entender.
Sobre lo que sucedió en Crans Montana con el recorte de la etapa, fueron una coincidencia de circunstancias. Esa etapa a lo mejor tenía las condiciones idóneas para disputarse. A lo mejor se tenía que haber parado en otra etapa, no lo sé. Esos días penosos acabaron por mellar al pelotón y la situación explotó. Lo que sucede es que a veces no se acierta con el momento, y eso también requiere de empatía con todas las partes afectadas. Había que estar en la piel de esos ciclistas para conocer cómo ha sido todo y conocer cómo ha sido todo el proceso.

Hay cosas en el ciclismo que son incongruentes, como que las bicis requieran un peso mínimo tan elevado que rige desde hace muchos años y pese a que los materiales han evolucionado. Si la bicicleta ha pasado los controles de seguridad de la propia UCI, por qué no bajar esa limitación mínima de peso. En el tema de los protocolos y las decisiones que se deban tomar se necesita una reglamentación clara de supuestos y que en ese diseño se tenga en cuenta la opinión de los ciclistas del momento, y que periódicamente se revise para ir mejorando y adaptando a nuevas necesidades que puedan surgir.
El problema a veces es el tema de las frenadas. A veces con lluvia y frío la mano no responde. El aficionado quiere “sangre”, ataques, pájaras, etc. Pero en todo debe haber unos límites. El problema es que hay que definirlos. En boxeo se para el combate si se llega al punto en el que se pone en peligro la salud, dentro del riesgo que entraña el propio deporte de por sí.
Escrito por Gustavo César Veloso
Fotos: RCS/LaPresse