Cuando empiezas a ver una serie o una pelí-ula lo haces por gusto, del mismo modo sucede con el ciclismo. Si esperas ver a John Travolta, a tu actriz favorita o los tiroteos clásicos que te engancharon a las películas de acción, lo lógico es que se incluyan en el film y los actores procuren una buena tarde a los televidentes. Es lógico, es normal. La pregunta del millón es: ¿por qué te sientas a ver ciclismo en televisión?
Normalmente es porque esperas ver una serie de cosas que te han enganchado de ese deporte. Es lo lógico. Pero, ¿qué pasaría si esa película de acción te sustituye las escenas de acción por un romance al mismo tiempo que los representantes de los actores te hablan de la peligrosidad de las escenas, de que no son gladiadores y casi echándole la culpa a quienes les gustan las escenas de acción.
Es exactamente lo que está sucediendo en el ciclismo. El mecanismo es tan sencillo de entender que no lo volveremos a repetir, no es necesario. Sin poner en riesgo a nadie, que es algo que no cabe en ninguna cabeza ni boca, no es recomendable olvidar qué es lo que va a terminar por pasar si no sólo se desatienden sino que se insultan las preferencias de una gran masa de aficionados que se enganchó al ciclismo en una fase donde la competencia no eran tantas y tantas distracciones tanto en televisión como fuera de ella.

Si el ciclismo profesional cree que va a sobrevivir exclusivamente con la atención mediática que le van a prestar las nuevas masas, se equivoca. Porque hoy en día no es que se siga o no el ciclismo, es que ni siquiera se conoce a los ciclistas más allá del mundillo, de lo que llamé en su día la burbuja. Y cuando alguien piensa que lo que vive en la burbuja es lo que se corresponde con la realidad, tiende a llevarse a engaño. Porque el ciclismo tiene que competir con una extensísima oferta de ocio que está poniendo en solfa hasta al fútbol. Y si el fútbol tiene problemas, el ciclismo…
Esto es muy sencillo. Si vas a cambiar la esencia de tu deporte, hazlo a cambio de algo que sea exponencialmente mejor. En caso contrario, no vas a enganchar a nadie y vas a perder la base de aficionados que tenías. Porque si te eliminan la acción de las escenas acabas bien por cambiar de canal o bien por revisionar las películas que anhelas.
En clave 2023: si el ciclismo no termina de comprender que vive por y para las audiencias y las críticas a lo visto en carrera, tenderá a irse apagando. Hoy día la fragmentación de las audiencias exige mucho más para llamar la atención y no acabar siendo un espectáculo notable en cada carrera y acaban por defender su deporte, es decir, su trabajo y profesión, las cosas pueden cambiar. Porque hay mimbres para construir. Pero tan importante es construir como hacerlo en la dirección correcta. Y lo que el ciclismo está haciendo hoy día es deconstruir. Al tiempo.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto de portada: ASO / Bove // Interior: ASO / Ballet