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La década de Nairo Quintana (2018-2019) -parte III-

La década de Nairo Quintana (2018-2019) -parte I-

La década de Nairo Quintana (2018-2019) -parte II-

En este punto de su carrera, comenzó una nueva etapa para Nairo Quintana. No cumplir las expectativas de 2017 empujó al colombiano a perder peso dentro de la confianza que el equipo depositaba en uno de sus buques insignia de los últimos años. La caída de Alejandro Valverde en el prólogo del Tour de Francia celebrado en Düsseldorf dejó a Movistar huérfano en una Vuelta a España donde, sin embargo, los jóvenes valores empujaron a una renovación que sin querer alcanzaría a sus grandes líderes. El ganador del Giro de Italia y de la Vuelta a España había puesto más distancia durante el invierno. Su inicio de temporada es, de hecho, en Colombia, disputando junto a otras estrellas del ciclismo de su país como Egan Bernal trofeos poco ortodoxos y algo exóticos para una estructura tan acostumbrada al orden y la disciplina.

Quintana siempre gozó de un cierto halo protector debido al gran ídolo de masas que suponía en Latinoamérica, uno de los nichos de mercado más importantes para Movistar. Con lo que no contaba era con la emergencia de otra estrella latinoamericana como Richard Carapaz, que en la Vuelta 2017 comenzó a asomar la cabeza en un equipo que ya le consideraba alternativa a los principales gallos. Fue el líder del equipo en el Giro de Italia, firmando un cuarto puesto que derivaría en el primer peldaño del podio con tan sólo doce meses de distancia.

En un Tour que se desarrolló sin pena ni gloria para Nairo, vimos el ascenso de uno de sus rivales de antaño como Rigoberto Urán. El ciclista de Education First se alzó con la segunda plaza del Tour e igualó el registro de Quintana. Una pequeña venganza por el Giro de 2014, si bien comenzó a conquistar, eso sí, una pequeña parcela de atención mediática en Colombia que fue poco a poco creciendo.

Nairo Quintana estrena la cima del Col du Portet © ASO / Alex Broadway

Por si fuera poco, el equipo español había perdido fe en su pupilo de cara al #sueñoamarillo y se hicieron con los servicios de Mikel Landa, llamado a ser el relevo en las grandes vueltas de Alberto Contador. El que se empezó a ver como el tridente de Movistar en el Tour de Francia no funcionó de ninguna de las maneras. Tanto Alejandro Valverde, como Nairo Quintana o Mikel Landa corrieron cada uno en búsqueda de sus propias opciones. Ninguno estaba para batir al Sky de Geraint Thomas y Chris Froome. Ni siquiera para toserles de cerca, faltos como estaban de aliento.

Por tanto, el divorcio y el desencanto que se estaban produciendo en aquella edición del Tour iba a afectar de forma proporcional al ambiente entre los tres jefes de fila. Una frialdad rota en forma de paréntesis con la victoria de Nairo Quintana en la novedosa cima del Col du Portet, un añadido apéndice a la siempre guerrera cumbre de Saint Lary Soulan, en plenos Pirineos franceses. Una alegría relativa, ya que ante un recorrido tan montañoso como aquél, las perspectivas eran bien distintas.

Quintana se alza con el maillot rojo tras la etapa reina de la Vuelta a España de 2019 © Unipublic / Photogomezsport

No fue mejor la Vuelta a España de aquel 2018. Tanto Valverde como Quintana fueron citados para competir en ella, con dos victorias parciales para el murciano y de nuevo el colombiano no respondiendo a lo esperado. Es cierto que las etapas de la Vuelta, mucho más explosivas en esta edición, se adaptaban entre cero y nada al corredor boyacense, que aún así lo intentó donde pudo y fue protagonista. Pero no gozaba de piernas para estar optando al podio final. También sucedió que en ese transcurso se alzó un menudo corredor colombiano que también empezó a restarle protagonismo: Miguel Ángel López. Nairo había quedado relegado a un papel mucho menos importante y esencial que el que poseía un año antes.

Si 2017 fue un año de decepción, 2018 fue la confirmación de que los nombres que se citaban como grandes favoritos a ganar las grandes vueltas ya habían olvidado al de Movistar. Aquel invierno se rumoreó el fin de su contrato con los españoles para marcharse al Astana, que llegó a hacer una oferta a su hermano Dayer. Nadie dudaba de que el ambiente más que nunca entre la dirección del equipo y el corredor se estaba viciando y que el colombiano estaba comenzando a incomodar a algunos de los líderes del vestuario azul por falta tal vez de apertura con los compañeros. Algo que había sido así casi siempre, pero en ese momento sin los resultados que le amparaban anteriormente.

Nairo Quintana se encamina a la cima del Galibier en el Tour 2019 © ASO / Pauline Ballet

Esa distancia se fue enquistando también entre los líderes. La dirección decidió que Mikel Landa acudiese al Giro, donde coincidiría con Richard Carapaz. Valverde y Nairo irían a la Vuelta junto con el ecuatoriano, y en el Tour coincidiría de nuevo el tridente de 2018. Ninguno de los tres encontró las piernas para dar un golpe en la mesa como nuevo líder. Landa venía de un Giro donde había marcado la diferencia Carapaz, rosa, que era el único ausente en Francia. Como pudimos ver en el reportaje ‘El día menos pensado’, serie de Netflix que por primera vez destripaba las intimidades de un equipo que parecía un polvorín interno, se comprobaba que la convivencia superficial era pactada y falsa. De forma real, Landa y Valverde tenían poco trato con Quintana. El equipo en parte se fue distanciando del colombiano.

La etapa reina, que coronaba el Galibier antes de llegar a la meta de Valloire, al pie de sus rampas de descenso, fue el desencadenante del divorcio definitivo entre Movistar y Nairo Quintana. Como recogen las cámaras del documental, el ciclista colombiano entra más tarde al hotel y en lugar de pasar por el salón a celebrar con sus compañeros la victoria, se dirige a su habitación. El ciclista estaba en parte molesto por la estrategia de Movistar de lanzar la carrera en el Izoard, el penúltimo puerto, cuando iba escapado para luchar por la victoria de etapa y meterse en la general.

El resultado de aquel Tour fue una decisión que iba a terminar con unos años magníficos donde el ciclismo colombiano había regresado a lo más alto. Como prueba, llegó la primera victoria colombiana en París de la mano de Egan Bernal. De nuevo Nairo había perdido el foco y ya no era el corredor al que todos admiraban casi en solitario. Su tiempo parecía haber pasado.

Movistar trabaja en el corte que resucitaría a Nairo Quintana en la Vuelta 2019 © Unipublic / Photogomezsport

La Vuelta a España de 2019 fue muy diferente. Nairo Quintana acudía como co-líder, junto a Marc Soler, un joven catalán al que Movistar quería foguear como jefe de filas. Sin embargo, la primera etapa en línea iba a marcar dos extremos de una misma cuerda. El futuro de Movistar perdía en la meta de Calpe cerca de diez minutos con su compañero Nairo Quintana, que utilizaba su olfato para ganar una etapa a contra estilo. El ciclista, que quería dejar un buen sabor de boca en el equipo y no hacer caso del dicho popular de ‘para lo que me queda en el convento…’, trabajó bien en algunos lances de carrera para su compañero Alejandro Valverde, campeón del mundo y segundo más fuerte de aquella edición. Aún así, el de Boyacá fue líder de la carrera tras la etapa reina de Andorra, que cedió en los Pirineos tras una mala contrarreloj.

La etapa de los abanicos camino de Guadalajara le volvió a poner en la pomada, una lucha por el podio de la que se había ido cayendo progresivamente, dado que su estado de forma no era el idea. Sin embargo, luchó por una tercera plaza que le arrebató nada menos que Tadej Pogacar en una etapa por la sierra abulense donde peligró la segunda plaza de Alejandro Valverde. Nairo sacrificó su plaza en el cajón de Madrid por salvar la del murciano. Un comportamiento que no se dio, por ejemplo, en la subida a Prat d’Albis, en el Tour de Francia, en la que un valiente Mikel Landa había atacado con todo. Cuando adelantó al colombiano, que iba escapado, la ayuda que recibió fue nula por parte de su compañero de equipo. Ello demostraba la fricción que existía dentro del equipo.

Ese invierno de 2019 se pondría sobre la mesa la marcha del ciclista, que firmó un buen contrato con Arkea Samsic, un equipo francés que iba a basar en la estrella colombiana el inicio de su gran proyecto a largo plazo. Con él en el equipo, su participación en las grandes carreras estaba más que garantizada. Se ponía así fin a una histórica etapa en Movistar del subcampeón del Tour que había marcado tantos hitos y abierto tantos caminos al ciclismo de su país.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: Photogomezsport

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