Un parisino se sube a la bicicleta. Con mayor o menor fortuna, va escalando por las diferentes categorías hasta llegar a la máxima, disfrutando de ser el jefe de filas de una escuadra del World Tour. Un Cofidis que va incorporando más nombres y talento para arropar a uno de los proyectos más longevos del ciclismo actual. Guillaume es el gran estandarte de dicho equipo, una bandera muy adecuada por su gran lucha y forma de ver el mundo de la bicicleta, pero también por su fama de intelectual, de filósofo.
En realidad, si bien su motor no es el que se ensueña de forma bucólica, su valentía y forma de buscar la oportunidad le hace enfrentar los retos desde una perspectiva muy ventajosa. No todos los ciclistas ven todas las aristas que él observa, por lo que en algunos aspectos parten con desventaja. Sucedió en la pasada Vuelta, donde rozó el larguero en la clasificación general gracias a una fuga que cobró una gran ventaja y le permitió a la postre formar parte del siempre prestigioso top-ten. El noruego Eiking tenía ventaja sobre él, pero el de Cofidis sabía dónde y cuándo forzar. Finalmente el de Wanty, equipo que el galo conoce por haber formado parte de él durante cuatro temporadas, respondió a las mil maravillas y la gesta no pudo ser.
Si algo caracteriza a Guillaume es la combatividad. No habrá forma posible de acceder a su objetivo, pero nunca será por intentos o por no buscar la manera. En una filosofía muy diferente a la del ABC del pelotón moderno de aspirantes a la excusa más ridícula que la anterior para terminar por encontrar cero riesgo, Martin se ha ganado así el respeto del respetable, todo el que no ha podido hasta la fecha conquistar a través de unos grandes resultados, más allá de clasificaciones menores en la Vuelta o victorias en carreras de segundo orden.
Como parisino, gusta de tener un enorme honor por recibir año tras año la caravana del Tour. Como filósofo, sabe perfectamente dónde están sus límites. También conoce la psicología que afecta a los grandes protagonistas de las generales, que en su afán por conservar plumas que más adelante les harán falta permiten alegrías a aquellos que consideran inofensivos. Así se ha colado en el top-ten del Tour de esta misma temporada nuestro protagonista. Una fuga consentida, a sabiendas de que el pelotón iba a frenar ante el empuje de la misma, más aún cuando el líder estaba consolidado y los equipos rivales tenían poca intención de realizar intentos más allá de conservar lo que tienen. Martin lo sabía, anticipó la jugada. Es más, la volvió a repetir un poco más adelante en el Tour. Y coló. Es su camino. En una de estas el bidonazo será tal que Guillaume no tendrá más remedio que alzarse en un puesto de podio.
Autor de un libro, “Sócrates en bicicleta”, donde exhibe su combinación entre ensoñaciones y diferentes formas de aproximarse al ciclismo, el de Cofidis, hijo de un profesor de aikido y una profesora de drama, creció en Suiza. Tierra en la que aún no se ha estrenado con su maillot actual. Sí lo hizo con Wanty, en un Tour de Romandía donde se codeó con los mejores. La suiza fue su primera prueba por etapas del calendario World Tour. Campeón de la versión sub23 de la Lieja Bastogne Lieja, su papel en las pruebas de un día también tiende a ser interesante. Seguro que con su filosofía atacante y atrevida consigue dar sustos a los grandes favoritos más pronto que tarde.
Escrito por Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: Luis Angel Gomez Photogomezsport / ASO