Opinión

La guerra Movistar – Carapaz – Movistar

Por más que las explicaciones aportadas por los dirigentes de Movistar afirmen lo contrario, la casualidad no parece la respuesta más sencilla a esta pregunta. La reacción del equipo telefónico cuando el ecuatoriano y ex pupilo de esta escuadra intenta proponer es la de desbaratar dicha propuesta. Habrá opiniones para todos los gustos, inclusive la capacidad de admitir los intereses cruzados entre dos equipos distintos y rivales entre sí por unos intereses comunes y cruzados. Algo totalmente razonable y entendible, dicho sea de paso. 

Pero no es menos cierto que fue realmente incomprensible que el equipo Movistar en bloque se lanzara en búsqueda de Richard en la etapa de Le Creusot, parando incluso a corredores de la fuga de la fuga, de la que ya se habían descolgado, eso sí, y que podían haber limado tiempo en favor de la tan recurrente clasificación por equipos de haber llegado por delante del grupo de los favoritos. El fin de pararlos era lanzar al pelotón en persecución del ciclista de Ecuador. Se puede alegar una supuesta lucha por el podio. También la eliminación definitiva de un Roglic que penaba sus lesiones en esfuerzo por seguir en carrera al tiempo que los minutos se deslizaban en el cronómetro casi tan rápido como sus opciones de seguir peleando el Tour. 

Si Carapaz era considerado un rival al podio, ¿por qué no marcharse con él para batir al resto de contendientes? ¿Por qué no comenzar a tirar antes para luchar contra otros rivales que pueden poner en grave riesgo sus opciones de cajón como Wout Van Aert? Cualquier opción parecerá más adecuada que hacerle la carrera al ya líder moral del Tour por entonces, un Tadej Pogacar que fue en carroza mientras sus rivales se enzarzaban en esta legítima batalla. 
Si el motivo era alejar al Roglic que finalmente abandonó, ¿por qué no comenzar a trabajar con anterioridad? El flojeo fue anterior al ataque de Carapaz, si bien Movistar tenía ya algunos ciclistas para proponer alguna táctica que no fuera copar las plazas de la segunda fila del grupo principal.

Todo llega tras la explosión de las relaciones en agosto de 2019, cuando el entonces ganador del Giro iba a ser parte del nueve de la Vuelta a España. Un critérium mal corrido con aparente lesión posterior y algo de oscurantismo por parte del ciclista de Ecuador (al menos es lo que se le achacó desde su ex equipo) terminó por resquebrajar una relación que se rompió de forma definitiva con su marcha a la estructura del Ineos. 

Lo mediático del opinable trabajo hecho para Roglic en la subida a La Covatilla con el título de la Vuelta en juego fue el remate a una acción ante la que Richard apenas tuvo ninguna mala palabra. Agigantado por el documental de los telefónicos, donde en su primera temporada se pudo ver cierto desencanto y enfado por parte de alguno de sus directores sobre las decisiones tomadas por Carapaz. Igualmente en esta segunda y última ocasión toda la situación se disparó y se mediatizó de tal forma que fue uno de los highlights de la temporada y quedará para los historia de la carrera española. 

¿Seguirá habiendo esta rivalidad y fijación deportiva? Los intereses son bastante parecidos, si bien la forma de llegar a ellos sí dista un tanto. Será importante la comunicación y la explicación atinada de sus estrategias si Movistar no quiere que se desentierren polémicas que parecían ya acabadas. Carapaz, si nada lo remedia, seguirá peleando el Tour y Enric Mas un buen puesto en la general, algo que provocará que muchas tácticas se entrelacen y puedan colisionar, dando pie a interpretaciones. 

Texto: Lucrecio Sánchez  (@Lucre_Sanchez)
Foto: Sirotti

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