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La historia de Colombia en el Tour de Francia

Que el ciclismo colombiano se ha superado en las últimas décadas es decir una obviedad. También que los éxitos han venido de la mano de ciclistas que, como en el caso de Rigoberto Urán, han hecho por traer a su país eventos importantes y elevar carreras ciclistas hasta extremos que fuesen atractivas para campeones habituales en Europa. Toda la parafernalia que va en torno a las figuras actuales es algo novedoso, que no sucedía con tal magnitud antaño, con los precursores del ciclismo en Colombia. Si nos referimos exclusivamente a la gran carrera francesa, podemos señalar la importancia de dos ciclistas clave, pese al carisma de Cochise en los años 70, para entender el origen y evolución de los llamados ‘escarabajos‘.

Podríamos hablar de Lucho Herrera durante horas y horas. Ha sido y es a día de hoy uno de los ciclistas más respetados y admirados por los colombianos. A su victoria en la Vuelta a España de 1987 se podría añadir el carisma que desprendía y lo atractivo de su forma de correr. Un ciclista que, además, iba contracorriente, al ser un escalador puro, menudo y delgado, que peleaba contra las bestias que le masacraban en las contrarrelojes. Aún así, mejoró en la especialidad y se defendía con uñas y dientes, lo que le posibilitaba finalizar en la zona alta del top ten en las grandes vueltas, incluido el Tour de Francia.

En el mes de julio debutó en 1984. Esa edición tenía a dos grandes favoritos que se batieron en un intenso duelo como Laurent Fignon, vencedor final, y Bernard Hinault, que quedó a más de diez minutos de su compatriota y antiguo gregario. Un debutante como Lucho en condiciones normales debía pagar la novatada y sufrir para finalizar en París y conseguir así lo que antes se conocía como el carné de ciclista. Sin embargo, el fino escalador de Fusagasugá, que ya había triunfado en Europa gracias a una victoria de etapa en Morzine el Tour del Porvenir (ganada por LeMond), se impuso en Alpe d’Huez. Las 21 curvas vieron a Herrera ganador y formar parte de la historia del Tour para siempre. De hecho, el ganador de esta edición 2022, Tom Pidcock, compartirá nombre en la curva con el colombiano. Un honor para el británico y seguro que dentro de unos años también para Luis. Curiosamente, el joven corredor del Ineos debutaba en el Tour venciendo en la mítica estación alpina.

© Sirotti

No tardó mucho en refrendar su estatus dentro del pelotón del Tour. En 1985, ya sin ser una sorpresa, se clasificó séptimo. Avoriaz, otra cima alpina, sería víctima del colombiano en colaboración con Bernard Hinault, como también lo fue Saint Etienne, aunque ahí al francés le fue algo peor. Curiosamente sería su último éxito en el Tour, más allá de los dos títulos en la clasificación de la montaña. Esa misma edición vio debutar a otro colombiano célebre como Fabio Parra. Como su compatriota, ganó etapa en su estreno, dando muestras de que había mucho ciclista detrás. Lans-en-Vercors fue una durísima etapa alpina con 269 kilómetros. Aún hoy, ese Tour fue el que más victorias parciales colombianas ha visto, con tres.

Fue 5º en 1987, su mejor clasificación, siendo el ganador de la Vuelta a España, su mayor triunfo. Con el país volcado, aún estuvo peleando por dar la campanada en Francia. Fue un Tour muy abierto que terminó ganando el irlandés Stephen Roche, ganador del Giro, y que tuvo en Pedro Delgado a su mayor rival. Lo cual no quiere decir que Lucho no estuviera en la pelea. Unas etapas la cosa estaba mejor para el colombiano, otras peor. Un Tour para analizar con detalle.

Al mismo tiempo que Lucho, Fabio Parra evolucionó a velocidad de vértigo. Su carisma era quizá menos que la de su antecesor, pero el de Boyacá obtuvo mejores resultados. En la Vuelta a España fue siempre top ten (participó en siete ediciones), mientras que en el Tour ya debutó con la octava plaza bajo el brazo. Al maillot blanco de mejor joven conquistado en 1985 y su etapa, sumó el tercer puesto en la edición de 1988, acompañando a Delgado en la foto de París y alzando los brazos en Morzine. El primer colombiano en el podio final de París. Una imagen que es historia del ciclismo español también por la victoria de ‘Perico’, pero que representa el crecimiento de un ciclismo que marcaría una época.

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Posteriormente, tras el éxito apasionante de estas dos figuras, llegaría la victoria de Oliverio Rincón en Pal, en territorio andorrano. Era época de dominio de Miguel Indurain y la etapa constaba de puertos desde la salida en Perpignan. Una auténtica locura de etapa que finalizó con el colombiano primero tras más de 230 kilómetros. Fue la primera victoria para el país americano en los Pirineos, cordillera aún virgen para los ciclistas de Colombia. Otro gran escalador como Nelson Rodríguez, más conocido como ‘Cacaíto’ coronó una de las llegadas más altas del Tour como fue Val Thorens, en plenos Alpes. Hernán Buenahora, con la camiseta del Kelme que había llevado Parra, terminó décimo en 1995. Un ciclista que destacó más en vueltas de una semana, pero que dejaría su impronta el año del quinto entorchado del navarro del Banesto. Durante su reinado, pese a no haber cosechado el éxito de la era-Hinault, el ciclismo colombiano añadió protagonistas a su historia.

Llegaría el año 2000, el considerado último Tour del siglo XX, y junto al regreso al reinado de la montaña el ciclista de Medellín, Santiago Botero, coronó el Izoard y emprendió el descenso hacia Briançon para ser ganador de etapa. También luciendo las franjas verdes del Kelme en su maillot, Félix Cárdenas alzó los brazos para estrenar Plateau de Bonascre, que después se convirtió durante un tiempo en habitual en el Tour. Lo hizo mediante una escapada y evitó que Colombia acabase en blanco aquel Tour. Algo que el propio Botero se encargó de certificar en 2002, con otro hito histórico para el ciclismo de su país. Lorient acogía la primera crono individual larga de aquella edición, con el claro dominio de Lance Armstrong. Sin embargo, el corredor del equipo español se impuso tras 55 kilómetros de durísima cronometrada. Fue la primera victoria para Colombia en una etapa que no fuese de montaña. El abanico de posibilidades se abría, la versatilidad de sus ciclistas comenzaba a ser una realidad. Cuarto puesto final para Santiago.

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Saltamos al año 2007, donde el nacimiento de un coloso como Alberto Contador marcó el Tour. Sus ataques en el Col du Galibier fueron el comienzo de una nueva era para la carrera francesa, pero ese mismo día hubo otra buena noticia para el ciclismo colombiano. El ciclista de Barloworld, Mauricio Soler, confirmó lo que venía apuntando durante las anteriores etapas y se proclamó vencedor de etapa en Briançon. Vistió allí el maillot de topos rojos que portó hasta París. Una magnífica noticia que sería tornada en casi tragedia cuando tiempo después el colombiano sufrió un accidente durante la disputa de la Vuelta a Suiza y ello prácticamente acabaría con su carrera deportiva.

Esto nos traería al impresionante Nairo Quintana. El de Boyacá se convirtió por sorpresa en la gran alternativa al equipo Sky y su líder, Chris Froome, que enlazó cuatro victorias en París. Un ataque un tanto alocado en la primera gran montaña de la edición 2013, el temido Col de Pailheres, mostró a un escalador atrevido que después no veríamos tanto. El líder teórico del Movistar, Valverde, flaqueó en un abanico y dejó vía libre al menudo escalador para pelear una clasificación general que nunca tuvo fácil, pero que le llevó a ser el mejor clasificado colombiano en su historia: segundo. Se llevó el maillot blanco y la montaña, además de una etapa de montaña en Semnoz, en los Alpes.

Regresaría al Tour en 2015, donde firmaría de nuevo una segunda plaza que supo mejor por los problemas en los que metió al británico Froome en Alpe d’Huez. En 2016 fue tercero en el cajón final, pero se vio una victoria de etapa a cargo de Jarlinson Pantano, un bravo ciclista que comenzaba a destacar para el IAMCycling. Un año más tarde, Rigoberto Urán sería segundo en París. No fue una gran amenaza para el poderoso Team Sky, pero sí estuvo cerca en la general final, por debajo del minuto en la diferencia que separó a ambos.

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En 2018 llegaría otro hito en la historia ciclística de Colombia: primer maillot amarillo del Tour. Segundo ciclista en vestir la preciada prenda tras Víctor Hugo Peña en 2003. Fue a cargo de un ciclista como Fernando Gaviria, sprinter, que se impuso en una volata en la primera jornada. Escaladores, contrarrelojistas y ahora velocistas. Una victoria muy importante que fue repetida unas jornadas más adelante, y coronada con otra por parte de Nairo Quintana en la cima del Col du Portet, que se estrenaba en la gran ronda francesa.

2019 iba a ser la explosión definitiva de Colombia en el Tour. Egan Bernal, un ciclista que se había hecho, al igual que Nairo, con el Tour de l’Avenir, dio el paso y se llevó el maillot amarillo definitivo. En la etapa que pasaba el Col de l’Iseran realizó un ataque magnífico que, pese al recorte final de etapa en su descenso por un corrimiento de tierras, le permitió alzarse con el liderato, que supo defender en las dos últimas etapas y ser así el primero y único ciclista de nacionalidad colombiana en ser ganador del Tour. Después el accidente no le ha permitido regresar, pero ha marcado una época y es una de los corredores más aplaudidos en su país natal.

© ASO / Broadway

Por si fuera poco, en aquella edición del año 2019, un peleón Nairo Quintana se llevó la etapa que terminaba en Valloire tras escalar el temible Col du Galibier. Una victoria que al menos saciaba las ansias de un corredor que intentó ser alternativa en la general, pero no encontró el golpe de pedal necesario.

En 2020, en plena pandemia del coronavirus, y celebrándose el Tour en septiembre, dos ciclistas colombianos se añadieron al historial de ganadores de etapa. Magnífico el triunfo de Daniel Felipe Martínez en el durísimo Puy Marie, en pleno Macizo Central, y no menos espectacular fue el estreno del Col de la Loze por parte de Miguel Ángel López, que estrenaría un año después otra cima de leyenda con su triunfo en el Gamoniteiro asturiano en la Vuelta a España. Un espíritu descubridor y conquistador de nuevas cimas que ha caracterizado a este ciclismo.

Con Bernal aún recuperándose, Nairo Quintana carburando en sus últimos años como ciclista y Rigoberto Urán procurando estirar su carrera siendo competitivo, parece que el ciclismo de Colombia necesita la aparición de nuevos actores para darle un nuevo impulso al Tour de Francia. Su historia, desde luego, seguirá escribiéndose en letras de oro y recordando con dignidad y aplauso a tantos corredores que han traído épica y presencia en la mejor carrera del mundo. ¡Larga vida a Colombia!

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: Sirotti

2 Respuestas

  1. El primer colombiano que vistió el maillot amarillo fue Víctor Hugo Peña en el 2003

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