El ciclismo cántabro ha sido una constante generación de grandes talentos, muchos de los cuales han terminado por ser importantes protagonistas del ciclismo internacional. El mayor exponente es Óscar Freire, triple campeón mundial de fondo en carretera, la prueba reina entre las reinas de todas las habidas y por haber, pero la tradición ciclista en Cantabria, más allá de carreras tan importantes como el extinto Circuito Montañés o la Vuelta a Cantabria y la presencia año tras año de la Vuelta a España en tierras cántabras, va mucho más allá.
El corredor de Torrelavega da nombre a un velódromo construido en su localidad natal. Intentó ganar la etapa que finalizó en él en la Vuelta a España de 2001, teniéndose que conformar con el segundo puesto en un sprint que ganó el alemán Erik Zabel. Fue un bonito broche a los frutos sembrados por la Sociedad Ciclista creada en 1887 y la posteriormente conocida como Unión Ciclista Santanderina a comienzos del siglo XX, además de todas las iniciativas que han ido llegando después. De la nada a la cima del mundo del ciclismo.

Además de Freire, los ciclistas cántabros han destacado a nivel internacional. Desde los tiempos de Vicente y Fermín Trueba, a los españoles les ha perseguido la fama de escaladores. Vicente se coronó en el año 1933 con la clasificación de la montaña del Tour de Francia. Julio San Emeterio, alguna década después, llegó a ganar una etapa en la Vuelta a España y ser un gregario de lujo de grandes mitos, aunque sería en los 70, con el plusmarquista en la Vuelta al País Vasco, José Antonio González Linares, cuando el ciclismo cántabro saltaría un par de peldaños hacia delante.
El alcalde durante muchos años de San Felices de Buelna presumía de haber vencido una contrarreloj a Eddy Merckx en el Tour de Francia. Fue en el año 1970, en la localidad de Forest. Otro que destacó en la ronda francesa fue Pérez-Francés, al que el apelativo de cántabro se le cayó un tanto por haberse afincado en Barcelona. Igual caso que el del malogrado Alberto Fernández, segundo en la Vuelta a España de 1984 y fallecido en accidente de tráfico ese mismo año. ‘El Galleta’ nació en suelo cántabro, pero su familia se asentó en Aguilar de Campoo, donde donde todo el mundo le considera.

Rondó por ahí Gonzalo Aja, otro escalador omnipresente en las listas de honor de los puertos de montaña, pasando primero por muchos de ellos y además logrando buena fama en el panorama internacional. En el último Tour de Merckx, año 1974, terminó quinto en la general final de la ronda francesa. Un Tour eminentemente norteño con el tercer puesto de López Carril.
Freire heredó el calado en el sprint de Alfonso Gutiérrez, que pese a faltarle victorias en el primer nivel, sí que logró algunas importantes en el calendario nacional, incluyendo la Vuelta. Ya en el siglo XXI otro ciclista tomó el relevo de las volatas. Fran Ventoso se ha codeado en los equipos punteros del ciclismo, si bien su carrera fue de más a menos. En el presente siglo también han destacado David de la Fuente y Juanjo Cobo.
También fue célebre el Saunier Duval, anteriormente integrado en aficionados. En sus diferentes denominaciones, continuó en el pelotón como Footon Servetto, Fuji o Geox, con el que consiguieron ganar una Vuelta a España de la mano de Juanjo Cobo y que le fue arrebatada en favor de Chris Froome. Sin embargo, el mítico Teka fue la gran referencia del ciclismo cántabro durante años. Aún lo sigue siendo. Uno de los equipos más potentes del panorama español a lo largo de década y media (1976-1990) y que recogía a muchos de estos talentos cántabros que necesitaban ese escaparate para salir al mundo. Además de otros muchos grandes ciclistas que pasaron por allí.

Gomur, El Soplao, Río Miera, Hornos San José y el ONCE fueron otros equipos que tuvieron amplia relación con la región. El último, uno de los conjuntos nacionales e internacionales más reconocidos de la historia, fue dirigido en su integridad por Manolo Saiz, natural de Torrelavega. La desaparición del equipo y la posterior relación con la Operación Puerto terminaron por dañar su imagen. José Iván Gutiérrez, un ciclista de gran calidad en el llano y en la contrarreloj, fue un gran discípulo del director cántabro, haciendo una carrera ciclista importante.
También fue discípulo Isidro Nozal, natural de Guriezo y que destacaba por su poderío contrarreloj. En las Vueltas a España de 2003 y 2004 fue uno de los corredores más destacados, llegando a rozar la victoria incluso en la clasificación general. Tino Zaballa ha sido otro ciclista relevante, nombrado el más combativo del Giro de Italia en 2003.
Otros nombres importantes fueron los de Manuel Martín Piñera, Ventura Díaz Arrey, Emilio Cruz, Andrés Urquiza, Valeriano Zabala o Manuel Manzano. Mucha presencia, sin llegar al nivel, por ejemplo, de los vascos, pero muy selectivos, con gran calidad y logrando éxitos de primer calibre. El carácter ganador cántabro que al mezclarse con una orografía privilegiada mezclaron bien hasta conseguir un ciclismo rico en matices y en corredores tan diversos como los Trueba, Freire, Gutiérrez o Pérez-Francés.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Sirotti