Ciclistas

La Mariposa de Maastricht recoge sus alas. Tom Dumoulin se baja

El pasado 15 de agosto Tom Dumoulin, acusado por la fatiga y las lesiones anunció que se retiraba como ciclista profesional. Atrás deja momentos que quedarán en nuestra retina como aquella Vuelta a España (2015) en la que se presentó al mundo y plantó cara prácticamente sin equipo a las grandes figuras del momento, o ese Giro de Italia (2017) en el que demostró que no había terreno que se le resistiera y que era capaz de vencer a los mejores escaladores del pelotón.

El ciclista neerlandés nació en un país en el que las montañas brillan por su ausencia. A apenas 50 metros sobre el nivel del mar creció y se formó en la ciudad de Maastricht, donde se enamoró de la que acabaría siendo su profesión, la bicicleta. Su fisionomía y lugar de residencia formaron a un ciclista que iba camino de convertirse en uno de los mejores contrarrelojistas del mundo. Así lo demostró desde muy joven, cuando en su primer año como profesional consiguió un Top 10 en los mundiales de de dicha disciplina en categoría sub-23.

Con el paso del tiempo y a diferencia de los enormes talentos que han irrumpido estos años con gran precocidad, Tom continuó evolucionando como ciclista y tras pasar por el filial del Rabobank acabaría fichando por la estructura con la que conseguiría sus mayores éxitos como profesional, Argos-Shimano, actual DSM. Tras varias temporadas de maduración y asentamiento en el World Tour (2012-2013-2014) en las que cosecharía una serie de buenos resultados (bronce en el mundial de contrarreloj, victorias en Suiza, Bélgica…) llegaría el momento de presentar al mundo el gran ciclista que sin hacer mucho ruido se había ido forjando durante años anteriores.

A.S.O./Gautier Demouveaux

Fue un 22 de agosto, casi de casualidad. Tras tener que abandonar el Tour por una dura caída, se presentó en Marbella sin ser consciente de lo que estaba a punto de vivir, una historia de amor que tendría un trágico final. La Mariposa de Maastricht no tardaría en desplegar sus alas y en la quinta etapa conseguiría hacerse con un maillot rojo que perdería a la jornada siguiente. Era solo un aviso de lo que estaba por venir. Así, tan solo tres días más tarde, con una auténtica exhibición de potencia y capacidad de sufrimiento, recuperaría el liderato tras vencer en la Cumbre del Sol al todopoderoso Chris Froome. Sin embargo, en la última etapa antes de Madrid y tras unas tres semanas en las que se defendió con uñas y dientes, se le acabaría escapando el pódium y la general. Un duro golpe del que consiguió recomponerse y salir adelante para afrontar un nuevo año ilusionante.

El neerlandés se presentó en una nueva edición del Giro en la que su país tenía serios motivos para creer en la victoria, pero la suerte se cebó con ellos en un año en el que primero el abandono de Dumoulin tras un ilusionante comienzo (victoria y liderato) y la caída de Kruiswijk cuando iba de rosa, dejaron huérfana a una afición que debería seguir esperando para ver a un compatriota en lo más alto del podium.

Gian Mattia D’Alberto / LaPresse / RCS Sport

Tom sabía que el ciclismo le debía una y esa capacidad de lucha que ya demostró en La Vuelta le hizo regresar a Italia (edición de 2017) para esta vez sí, hacerse con la general en una agónica contrarreloj final, disciplina en la que ese mismo año también se coronó como campeón del mundo. Había logrado el sueño por el que tanto había luchado.

Sin embargo, tras una nueva temporada en la que consiguió dos segundos puestos en el Giro y el Tour, las cosas no continuaron de la mejor manera y las caídas acabaron provocando que no alcanzase un buen nivel, generándole una frustración que le llevó a parar por completo, un gran gesto de madurez que le permitió regresar más fuerte y hacerse con la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokyo, un rayo de luz en lo que ha acabado siendo el triste final de su carrera.

En definitiva la historia de Dumoulin es la de un ciclista cuyo cuerpo ha pagado muy caro la exigencia del más alto nivel y que evidencia que en ocasiones querer no es sinónimo de poder.

Escrito por: Sergio Quintana

Foto de portada: A.S.O./ Alex Broadway

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