El final del invierno ciclista se acerca. No porque el invierno real haya llegado aún, aunque ya va mostrando sus primeros coletazos, sino porque ese periodo vacacional donde muchos de los corredores aprovechan para estar con sus familias y pasar tiempo en casa y otros para viajar y disfrutar de las invitaciones del éxito llega a su fin. Ahora es tiempo de reunirse con el staff de sus equipos, buscar una zona de buen tiempo, buena gastronomía y buenos hoteles y comenzar a preparar la temporada siguiente. Para muchos, es el inicio de la temporada, de las concentraciones, de su vida durante el año ciclista.
La gran mayoría de estructuras han buscado acomodo en España, al calor del mar Mediterráneo. Las buenas temperaturas que suelen acontecer y las magníficas condiciones que se encuentran los equipos para poder trabajar hacen que estos asentamientos sean cada vez más una tradición. En la costa española tienen, además del clima y la calma que transmite el mar, buen terreno para rodar con la bicicleta. Las carreteras interiores no suelen tener excesivo tráfico, pero están bien pavimentadas y ofrecen incluso subidas de todo tipo para ir rodando las piernas e irse integrando con los cambios que se estén trabajando.
Desde materiales a compañeros de equipo, diferentes formas de pedalear, etc. Todo ese campo de pruebas tiene lugar en España, en terreno costero del este, con varios centros neurálgicos. Girona se está convirtiendo en uno de ellos. Ya es más que evidente el asentamiento de ciclistas en la ciudad y los alrededores. Buen clima, buen paisaje, cercanía a los Pirineos, a Andorra y Mónaco, también importantes, y conexiones con todo el corredor mediterráneo, además de aeropuertos internacionales cercanos como el de Barcelona. Condiciones cómodas para viajar y moverse por todas las zonas ciclistas de invierno, que suelen estar concentradas todas en este corredor.

Otro lugar habitual para los ciclistas en esta época del año es Alicante. La costa valenciana acumula gran parte de los equipos debido a que a comienzos de 2023 sus temporadas comenzarán por aquí. Las carreras han aprovechado ese tirón y tanto la Challenge de Mallorca como la Vuelta a la Comunidad Valenciana son el punto de arranque de la mayoría de los ciclistas. Ya que están concentrados por ahí, qué mejor manera de entrenar que en competición. Después, las carreras se han alineado conjuntamente y han creado continuidad entre las diferentes pruebas, con un bloque de competición que puede llevarles hasta marzo, cubriendo todo el mes de febrero con garantía casi total de buen tiempo.
Es cierto que en Francia el calendario también comienza en el Mediterráneo. Pero trasladarse por carretera o avión es sencillo en esta zona, así que o bien se puede continuar en España e ir a competir únicamente a Francia o también se pueden concentrar en esa zona costera francesa, que también goza de buen clima. Los equipos franceses continentales tienden a acudir a esa zona.
Toda esta forma de organización del principio de temporada es una novedad de los últimos años. Anteriormente el sur de Italia también servía de lugar de concentración para algunas escuadras. Es cierto que con la desaparición de muchos conjuntos transalpinos, esa costumbre fue perdiendo fuerza y ahora el Levante español se impone claramente, con casos incluso como el de Evenepoel recientemente de comprarse una casa en propiedad en la zona. Remco además quiere hacer de ella su residencia habitual para evitar la presión mediática que levanta en su país.
Otros corredores han seguido en el pasado los mismos pasos del campeón del mundo. Una práctica habitual para el gran grueso del pelotón una vez finalizan las concentraciones es quedarse en este área geográfica y alquilar una vivienda para estos meses de sol, entrenos y soledad. De esa forma, los corredores siguen cierta rutina y así incorporan su día a día al traslado a tierras alicantinas (en su mayoría).
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Movistar