Opinión

La pizarra: cómo ganarle el Tour 2022 a Tadej Pogacar

Tan difícil plantar cara a un ciclista en la flor de la vida, favorito tras aplastar en las dos últimas ediciones. Lo que ha disputado, lo ha ganado con solvencia o con ataques desde su casa (Strade Bianche). La última de ellas, el local Tour de Eslovenia en el que se ha enrolado y suele servir como amuleto de la suerte para llenar de energía las piernas, la mente de moral y evitar posibles duelos directos con los rivales más inmediatos. Una competencia más débil, mejorando año tras año, eso sí, pero se sortea que los rivales se comparen en carrera con el gran capo y le puedan tomar la medida. 

Ganar a un Tadej en plena forma es complicado. En primer lugar porque posee uno de los físicos más privilegiados del panorama actual. En segundo, porque su mentalidad de insistir e insistir hasta que consigue su presa recuerda al mejor Alberto Contador. Una auténtica bestia que combina habilidad en todos los terrenos con un equipo de clase superior: Soler, Bennett, McNulty… ciclistas que por sí mismos ya podrían liderar. 

Para ganarle, aunque parezca un chiste, es querer. Mentalizarse de que un segundo puesto no es una victoria si no se ha peleado por la primera. Si pensamos en su antagonista, su compatriota Roglic, estas podrían ser unas pinceladas a tener en cuenta si quiere derrotar a Pogacar en la pugna por su tercera victoria consecutiva en la ronda francesa. 

Foto: Sprint Cycling Agency / Movistar Team

Pavé, la oportunidad

Aislar a un equipo muy bueno en montaña, pero carente en las piedras, puede ser clave. No ya en los resultados obtenidos ese día, que también, sino en generar desgaste de cara a las montañas, donde el UAE deberá responder. Un equipo como el Jumbo-Visma parte con ventaja por contar con dos cabezas visibles que se pueden complementar y aliar en contra del esloveno, jugando con la táctica, la estrategia y la fuerza. 

En el pavé el conjunto neerlandés tiene al belga Van Aert, que es uno de los mejores en este tipo de pruebas. Si Roglic se sube a su chepa y saben sortear todos los peligros, tienen opciones de dominar al resto de rivales. No obstante, Primoz ha corrido alguna prueba con tramos de piedras para acostumbrar el cuerpo y probar materiales. Pogacar no es cojo, se defenderá a las mil maravillas si los percances (Dios lo quiera así) se lo permiten. 

Eso sí, no hay otra oportunidad. Si la oposición a un dominador que puede durar media década es esperar siempre al día siguiente para atacar, el Tour se irá a Eslovenia pasando por los Emiratos. La etapa de Arenberg es clave para provocar que un cómodo paseo militar se convierta en una tortuosa aventura. El que da primero, da dos veces. 

Abanicos

Al igual que con los tramos adoquinados, el viento generará nerviosismo. Si no para marcar diferencias, que es posible que no las marque, sí para causar desgaste de nuevo. Los escaladores de UAE pueden echar de menos las energías que se dejen en el llano. 

La salida de Dinamarca permite al menos crear la tensión. Si después la intensidad del viento no es la adecuada se verá. El objetivo no es ni siquiera formar abanicos, sino crear la sensación de peligro. En ese juego también tiene mucho que ganar el Jumbo-Visma, que debe correr agresivo desde esas primeras etapas. Los equipos de los velocistas harán el resto. Seguro que para buscar provecho encuentran más aliados entre los aspirantes al podio que puedan salir beneficiados. 

Foto: Photo Gómez Sport / Movistar Team

Forzar en los descensos

Llegados a las etapas de montaña, el grupo de favoritos debería forzar en los descensos. No para provocar caídas ni cortes. Estos últimos serían ideales. Sino más bien para provocar que alguien no se avitualle adecuadamente. Un desfallecimiento entre los gregarios del gran capo del Tour puede ser la diferencia entre que se quede solo antes de tiempo o que eso no suceda. 

Si consiguen un corte con esa segunda línea del equipo, también podría ser interesante. De nuevo, para desgastar al equipo, para generar tensión, para provocar el fallo. Es un trabajo de fondo ganar a Golliatt. Los milagros no existen. La casualidad, tampoco. La causalidad es lo que hay que buscar a toda costa. 

No hay que forzar en todas las etapas. Ni siquiera en todos los descensos. Pero generar esa sensación que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento puede ser muy positiva para el equipo que intente aplicar esta estrategia. Incluso en el amago ya se puede ver la reacción que se provoca en el rival. 

Foto: A.S.O. / Fabien Boukla

Pequeños golpes morales

Una bonificación, un sprint por delante del esloveno, un pequeño hueco, un intento de abanico en el que has mostrado tu poderío. Buscar la victoria en esas pequeñas batallas puede ser importante. No hay duda de que el Tour no se jugará en un puñado de segundos y que después será la igualdad o no de fuerzas lo que decante hacia un lado u otro la balanza. 

Si se espera ganar el Tour a lo Hindley, con un ataque raquítico tras no moverse en el resto de la carrera, lo llevan claro. Sus rivales deben saber lo que significa la victoria en un Tour, lo difícil que es conseguirlo y que es un esfuerzo que puede valer una carrera deportiva incluso para una escuadra. Cada detalle cuenta. Si cada detalles es a favor, son muchos pequeños detalles que irán minando la moral y la confianza del contrincante. 

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto portada: ASO / Alex Broadway

Una respuesta

  1. Esperemos que el Tour resulte más entretenido que el último Giro, donde parecia que nadie quería ganar y la sensación que sentía en cada etapa al verla por tv era que casi era lo mismo tener encendido o apagado el televisor… Porque el entretenimiento era similar.
    No sé si el problema es mío por esperar entretenerme con mi deporte favorito al menos el 50% del tiempo que dedico a ver las carreras o del propio deporte del ciclismo que no se está sabiendo adaptar a los tiempos actuales, donde tenemos miles de opciones de ocio a la carta y al alcance de un click.
    Quizas en este escenario de ocio actual a golpe de click, no tenga sitio la opción de ver durante 5 horas a 170 personas rodando en bicicleta sin que suceda nada que capte nuestra atención y lo mejor de las 5 horas de retransmisión sean los paisajes.
    Por cierto, esta semana se acortó una etapa, creo que de Occitania, a 35 km por la ola de calor, y pasaron mas cosas que captaron mi atencion en esos 35 km que en los 4000 km del Giro. Ahí lo dejo, como reflexión…
    ¿No podria ser que etapas de 200 km y 5 horas desgastan al deportista y matan el espectáculo? ¿Y si todas las etapas fuesen alrededor de 1 hora de esfuerzo? ¿Que sucedería si las etapas llanas fuesen de 50 km, las de media montaña de 30 km y las de montaña de 20 km? ¿Y su hubiese contrrelojes que descolgasen a los escaladores puros, estos atacarían desde la salida en las etapas propicias para ellos y se producirían cortes entre los líderes y favoritos? ¿Y si los cierres de control fuesen más cortos y se eliminasen gregarios en ellos, no tomarían más responsabilidades los líderes y atacarían más? Seguro que todos preferimos ver 1 hora de ciclismo divertido, a 5 horas de ciclismo aburrido y firmaríamos sin dudarlo ver un Tour o cualquier carrera con etapas de 1 hora apasionantes y no el tedio de etapas de 5 horas casi habitual, que nos induce a la siesta.
    Se me ocurren muchas maneras de hacer el ciclismo más divertido, otra cosa es que los que tienen el poder y las posibilidad de hacer cambios, se tomen la molestia de probar cosas nuevas. ¿Que es lo peor que puede pasar por probar cosas nuevas para que el ciclismo no aburra a un caballo de cartón? ¿Que no funcionen y sigamos aburriendonios el 99% de la etapa? Ok. Pues si lo probado no funciona, no habremos perdido nada en el intento, ya que es donde estamos ahora, pero con una mejora, porque si las etapas durasen 1 hora, la sensación de aburrimiento será muchísimo menor que en la actualidad que sufrimos habitualmente 5 horas de tedio. Refrexionemos, por favor…

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