Cicloturismo Puertos

La vertiente más cruel del Passo del Mortirolo (Italia)

Hablar del Passo della Foppa, más conocido como Passo del Mortirolo, es hacerlo del puerto de paso por excelencia. Más allá de sus números, que son exageradamente altos, tenemos ante nosotros una de las paredes del ciclismo por antonomasia. En ella, los mejores escaladores del mundo pasan un auténtico calvario para alcanzar la cima. Lógicamente lo harán más dignamente que un cicloturista, por muy entrenados que estemos. Y ésa es una de las claves de esta subida: si no tienes un mínimo de entrenamiento, te será muy difícil conseguir superar este reto. La gravedad ejerce mucha fuerza en cada una de las curvas y rectas que se inclinan de forma constante sobre el 14-15%, sin dar apenas descanso que dure más allá de cincuenta metros. 

Arrancamos en Mazzo di Valtellina, localidad donde el Mortirolo es religión. El Passo les ha puesto en el mapa y es una parada obligatoria para todos aquellos que visitan la zona. Aprovisionarse allí es básico para poder realizar la escalada con ciertas garantías. Habrá que echarle valor ya desde el primer momento. Una rampa a la salida del pueblo nos dará la bienvenida a una carretera estrecha, con mucho verdor a ambos lados y cubierta de árboles, lo cual en horas y meses de calor vendrá bien para protegernos y hacernos más sencillo el sufrimiento. Los tres mil primeros metros de ascenso ya son muy serios, pero una vez alcanzada la aldea de San Mateo, permite un leve descanso. A la salida comienzan los kilómetros cercanos al 14% de media, donde nos encontraremos puntas cercanas al 20%. 

Desde el kilómetro ocho de puerto, las pendientes irán de más a menos, sin llegar en ningún momento al respiro, puesto que los kilómetros sobre el 10% de media siguen haciendo de Mortirolo un hueso duro de roer. Vamos ganando altura muy rápido, lo que nos asegura más fatiga. Por suerte, no se trata de un puerto con excesiva altitud, si bien superando los 1800 metros se comienza a acusar. El final es lo más amable, coronando y lanzándonos hacia un descenso vertiginoso donde deberemos llevar mucho cuidado. 

Lo bueno de visitar este cordal es que los accesos a la cima se pueden afrontar desde diversas variantes o vertientes. La mencionada de Mazzo, la de Tovo, Grossio, Edolo, Trivigno… un festival de cuestas que permiten hacer recorridos circulares a gusto del consumidor. Eso sí, con la garantía de acumular muchísimo desnivel en poca distancia por las elevadas pendientes que nos vamos a encontrar. 

Altimetría
Reportaje más amplio

Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos.com & Sirotti

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