Historia

La vida y obra de Freddy Maertens y el duelo Shimano-Campagnolo

Nace en el año 1952, una época de esplendor en Bélgica y a nivel europeo en cuanto a lo clasicómano, algo que no puede ser casualidad. Su carrera se vería afectada por la tragedia en el año 1971, cuando su gran amigo Monseré fallece debido a un choque contra un vehículo en una prueba. Es una carrera muy particular, porque siendo un clasicómano top, de los más recordados, no es, sin embargo, ganador de ningún monumento. Sí colecciona podios, top5 en todos ellos. Tiene un año natural (desde la primavera de 1976 hasta la primavera de 1977) donde quizá sea el ciclista con un mayor número de victorias, superando incluso a Merckx. En esas temporadas va a concentrar gran parte de sus triunfos, alcanzando también 1975 y 1978, aunque bien es cierto que a través de una trayectoria un tanto lagunar y con ausencias. 

Es uno de los mejores clasicómanos de todos los tiempos, pese a la paradoja de los monumentos. De hecho, gana todas las demás clásicas, como la Gante-Wevelgem, E3, Omloop, París-Tours, Brabançona, París-Bruselas, Nacionales, Mundiales… ante rivales con un nivel absolutamente espectacular como el archiconocido Merckx, De Vlaeminck, Planckaert, Moser, Saronni, Godefroot, etc. A todos ellos los derrotó en esas carreras. En ese sentido se le podría comparar con Wout Van Aert, aunque este sí ha conseguido hacerse con algunos de los ‘cinco’. También coincidente con una generación de ciclistas extraordinaria. 

Su vida y obra fue bastante caótica y desorganizada. Comienza en Flandria, equipo en el que pasaría gran parte de su carrera. En 1973 vivió dos momentos clave. En el Tour de Flandes se estrena en el podio, quedando segundo por detrás de Lehman y por delante del gran Eddy, teniendo una ocasión que parecía que se iba a repetir más adelante, pero que finalmente resultó con el belga sin conseguir levantar los brazos en ella. En esa misma temporada, sí nos detenemos en el Mundial de Barcelona, asociado a Montjuic, que fue considerado el mejor de todos los tiempos, con una selección belga que era un auténtico avispero por la calidad de su equipo y donde Merckx había intentado primar presuntamente a sus compañeros para que no participasen o trabajar para él. Maertens se negó. 

Ese Mundial lo ganaría Gimondi e iba a ser conocido por el Campeonato de Shimano o Campagnolo. Merckx rompía la carrera a falta de seis vueltas, sembrando la polémica durante décadas. Se formó un grupo cabecero muy jugoso, con muchos líderes. Alcanzados, vuelve a intentarlo y selecciona un grupo de cuatro donde está también Maertens. Los dos, claramente, los más rápidos del grupo. Sin embargo, Eddy lo intenta de lejos y es precisamente Freddy quien seca los ataques de su compañero, llevando a Ocaña y Gimondi a rueda. Finalmente, en el último kilómetro Maertens lanza el sprint a Merckx, que no consigue cogerle rueda y pierde posiciones, ve cómo Gimondi sí lo hace y le supera en meta. Dicen las malas lenguas que el ‘Caníbal’ prefirió la victoria del italiano por utilizar Campagnolo, su misma marca, en lugar de la de su compañero por pertenecer a la marca Shimano. Ese fue el desencadenante de una gran rivalidad entre ambos. 

Amstel fue la mayor exhibición en 1976 que se haya visto en la historia de la prueba. Más de cuatro minutos y medio sobre el segundo consiguió Maertens sobre Raas, Mr. Gold Race. Al ver que le cuesta ganar las mejores clásicas, decide diversificar y disputar grandes vueltas. Así, en el Tour de 1976 gana ocho etapas y se clasifica en el top ten, o la Vuelta de 1977, donde gana nada menos que trece etapas (récord absoluto) y se lleva la general, portando el único maillot naranja que ha lucido el ganador de la ronda española a lo largo de su historia. Fue su única victoria en una gran vuelta. En el Giro celebrado tras la Vuelta, gana siete etapas, pero yendo segundo por detrás de Moser una caída le obliga a abandonar. Quién sabe de lo que hubiese sido capaz. Digamos que este año marca un antes y un después en su carrera. Nunca tuvo ese punch en las generales. 

En los Mundiales recuerda mucho a Peter Sagan, ganando las ediciones de 1976 y 1981. Dedicadas ambas a los Onseré padre e hijo, este último atropellado luciendo un maillot arco iris que probablemente le había regalado Maertens, su padrino. Un año este último que supuso su resurrección. Uno de los momentos más recordados de su carrera deportiva fue un segundo puesto. El Tour de Flandes de 1977, que está muy marcado por una edición anterior donde se estrena el Koppenberg. Sus duras rampas y el empedrado hace que todo el pelotón tenga que poner pie a tierra, incluido Merckx, que se quejaría sobre ese muro. Solo los cinco primeros podrían escalarlo sin poner pie a tierra. El ‘Caníbal’ ataca de lejos en 1977 y llega al pie del muro con ventaja sobre el pelotón ante movimientos traseros. De Vlaeminck y Maertens atacan y alcanzan a Merckx, del que dicen que coronó la colina y se proponen dejar a su gran rival, algo que sucede finalmente y abandona Eddy. 

El comisario de carrera descalifica a Maertens, ya que se había prohibido cambiar de bicicleta antes del Koppenberg y él, de una forma muy inteligente alegando problemas mecánicos, lo hizo. No le impide continuar en carrera, eso sí. De Vlaeminck ofrece dinero presuntamente a Maertens, acordando ese pacto. Freddy tira a bloque y ‘regala’ la carrera a su rival. Curiosamente Maertens fue descalificado por dar positivo, por lo que supone una de las pocas (si no la única) ocasiones en las que se descalifica a un corredor por dos motivos diferentes. El valor histórico crece cuando se repara en que es la única Flandes del ‘Gitano’, que completó así su repóquer de monumentos. 

Con los años, parte de aquel dinero acordado no le fue pagado, según comenta Maertens. Hay una piedra conmemorativa en el museo de Oudenaarde, donde trabaja, por cierto, Freddy, que reconoce las victorias de cada uno de los ganadores de De Ronde. Hay una que reconoce a Maertens como ‘moral winner‘ por ser el más fuerte de aquella carrera. El ganador moral más famoso de la historia. 

Escrito por Pedro García Redondo
Foto: Sirotti

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