Puertos Cicloturismo

Lagos de Covadonga, el clásico entre los clásicos

Si una subida tiene mito y leyenda en España son los Lagos de Covadonga. Además de la localización, junto a la basílica de mismo nombre, de tanta riqueza histórica, religiosa y arquitectónica, el impulso que le dio el ciclismo lo ha convertido en una especie de meca turística. De hecho, los accesos en coche están limitados durante el día y el único transporte permitido a motor será en autobús lanzadera. Pero en bicicleta está permitido ascender en todo momento. Una ventaja, si bien vamos a sufrir uno de los ascensos más duros de Asturias. 

La carretera arranca enfurecida hacia la montaña, con un primer tramo de buena dureza. Siempre sobre buen piso y amplitud sobrada para ser adelantados. Peligro si se cruzan dos coches, pero se puede maniobrar, no hay muchas zonas especialmente peligrosas en la primera mitad. El bosque se impone y ofrece cobijo, quizá hasta para ocultar lo que está por venir. En ese sentido, es más duro mentalmente el tramo de La Huesera. 

De pronto, tras una zona con cierta dureza y algunas curvas donde la vista se dará cuenta lo que nuestras piernas ya están sufriendo, desaparecen los árboles y ante nosotros una recta impresionante. Custodiada por quitamiedos a nuestra derecha, tenemos la única suerte de que la niebla no nos deje contemplar el duro viraje a izquierdas que debemos realizar para superar zonas que superan el 15-16%. El vértigo que ofrece en días soleados se ve compensado por la belleza del paisaje, que merece la pena. 

Después, tras algún descansillo, llegamos al Mirador de la Reina, donde merece la pena parar en la subida o en la bajada. Las vistas son increíbles. Zonas duras alternarán con otras de descanso. En todo momento la carretera es amplia. Cuidado en los cambios de rasante, sobre todo si el sol está presente. En horario de tarde, cuidado con el final de la Huesera. 
El lago de Enol llega a nuestros ojos y una bajada vertiginosa nos conduce a una última subida. Tenemos dos opciones: bien girar a la izquierda o a la derecha, la preferida y clásica que nos llevará al lago de Ercina, del que nos separa algo más de desnivel. 

En definitiva, un puerto durísimo, de apenas doce kilómetros y medio y de gran dureza en su primera mitad. Los descansos bajan la pendiente media y ofrecen ese respiro necesario para que no sea un puerto inaccesible. Lagos es un lugar del que todos salen contentos tras la ascensión, sobre todo si después se complementa con un buen avituallamiento por la zona, con una gastronomía fuera de categoría. Totalmente recomendable. 

Altimetría por Cyclingcols

Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: Pedro M. Labrada

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