Ciclistas

Las últimas pedaladas profesionales de Maxi Richeze, “El Atómico”

En la última recta de meta en Reggio Emilia, en la undécima etapa del Giro de Italia 2022, un ciclista de UAE Team Emirates se aparta a la derecha después de haber prestado uno de los últimos servicios a su líder, Fernando Gaviria. Hablamos de Maximiliano Ariel Richeze Araquistain: para algunos “Maxi”, para otros “Max”, apodado “El Atómico” en su país. Pasan por delante de su cabeza, probablemente, muchos momentos de su vida. 39 años de los que 17 ha sido ciclista profesional.

Con apellidos de origen italiano (Richeze) y vasco (Araquistain), Maxi nació en 1983 en Bella Vista, una localidad residencial de la periferia de Buenos Aires, más ligada al hockey hierba, al rugby y al golf, pero que cuenta desde 1986 con un velódromo municipal. Maximilixiano Ariel Richeze es hijo de ciclista (Omar Richeze, destacó en pista y ruta en los 70 y 80) y el segundo de cuatro hermanos también ciclistas (Roberto, Mauro y Adrián).

En 2004 cogió la maleta y, junto a su hermano mayor Roberto Antonio, fichó por un equipo amateur italiano, el Veloce Club Bassano 1892, de Bassano del Grappa, una villa medieval cerca de Vicenza, en el interior del Véneto, al norte de Italia, una zona “prealpina”. Durante esos años como sub23 fueron llegando las victorias, entre las que destaca el Circuito del Porto-Trofeo Arvedi 2005 y el Campeonato Panamericano de Ruta sub23 en 2005, disputado en Mar del Plata.

En 2006 llegó su primer contrato profesional, con el equipo italiano Ceramica Panaria-Navigare, el actual equipo Bardiani CSF, un equipo con sede en Barco di Bibbiano, cerca de Reggio Emilia (Región de Emilia-Romagna), y dirigido por Bruno Reverberi y activo desde 1982 con diferentes nombres (Termolan-Galli, Italbonifica, Scrigno, Colnago…). Por esta estructura han pasado ciclistas como Petacchi, Guidi, Conti, Guerini, Zanini, Colbrelli, Modolo, Pozzovivo, Brambilla, Battaglin, Canola o Ciccone. En las cuatro temporadas en el antiguo Bardiani (2006-2011), logra triunfos importantes. En 2006, tras su victoria en la primera carrera que hizo con el equipo en un sprint del Tour de Langkawi en Asia, se gana una plaza para el Giro de Italia y acaba 2º tras Robert Förster en la etapa final en Milán. En el Giro de Italia 2007 es 2º en otras dos etapas que años después acaban figurando en su palmarés por la sanción retroactiva a Alessandro Petacchi. Pese a figurar en su palmarés, se quedará con la espinita de no disfrutar merecidamente del podio de una etapa en una Gran Vuelta. Richeze nunca sintió como suyas las dos etapas del Giro: “Lamentablemente sufrí al mejor Petacchi. No le ganaba nadie esos años. Las etapas que le sacaron a Petacchi no las gané. Para mí fui segundo porque el tema es levantar los brazos y pasar la raya primero. Se las sacaron, me las dieron a mí, pero no las siento como mías.

Pero perder contra Petacchi no es el peor momento de aquellos años para Maxi.Mi peor día como ciclista fue el día previo al Giro 2008, cuando me notificaron que había dado positivo.” En 2008, en plena progresión, justo antes de comenzar su tercer Giro, dio positivo por estanozolol; pese a que demostró que muy probablemente se debía al uso de aminoácidos contaminados, se quedó sin correr en 2009 y 2010, pese a que la Federación Argentina le exculpó. ¡Qué quilombo! Maxi asumió su sanción y siguió entrenando para poder volver.

En 2011 y 2012 corrió en el Nippo, un proyecto italo-japonés bastante modesto donde coincidió con su hermano Mauro Abel y en el que Maximiliano era posiblemente el ciclista líder y más destacado. De esos años destacan sus victorias en las pruebas más relevantes de Japón (Tour de Japón, Tour de Kumano, Tour de Hokkaido) y el Campeonato Panamericano en ruta de 2012. En carreras menores, consiguió un buen puñado de puntos UCI que llamaron la atención de nuevo de los equipos de primera división.

Entre 2013 y 2015, sin salir de Italia, Maximiliano fichó por el Lampre-Merida. Aunque en 2013 aún peleó como sprinter principal en pruebas importantes y logra, entre otros resultados, dos segundos puestos en la Vuelta a España de ese año, en esos años poco a poco comienza su transformación en lanzador de compañeros como Sacha Modolo y pasa de ser el último al penúltimo hombre de los “trenos” en las volatas.

Es lógico que el buen trabajo de Maxi llamase la atención de uno de los mejores equipos del mundo. En 2016 llega a “The Wolfpack”, a “la manada de lobos”, al Quick Step de Patrick Lefevere. Durante cuatro temporadas, se convierte, con permiso de su compañero Michael Mørkøv, posiblemente en el mejor lanzador del mundo, trabajando para velocistas como Tom Boonen, Elia Viviani y Fernando Gaviria. Aprovecha algunas oportunidades como sprinter principal, con victorias en la Vuelta a Suiza 2016 o en la Vuelta a San Juan 2017 y 2018. Muchos de sus top10 llegan lanzando a compañeros o esprintando en vueltas por etapas cuando sus líderes ya se han retirado. En 2019, a los 36 años, se proclama por primera y única vez Campeón de Argentina en ruta, un maillot que luce con la ilusión de un niño en Europa. Aunque 2019 fue su última temporada con los lobos, es posiblemente el equipo en el que más se sintió como en casa durante su larga carrera profesional. Sus palabras cuando se despidió de ellos lo atesoran: “Fue una despedida emocionante, en la llegada de Madrid de la Vuelta a España había 4 técnicos, el manager Patrick (Lefevere) y todo el staff con el que tengo muchísima buena onda, así que un poco triste de las dos partes, si bien yo tomé la decisión de cambiar de equipo, da algo de tristeza porque ellos son como mi segunda familia, estuvimos 4 años juntos, me trataron muy bien todo este tiempo, la pasamos muy bien y viví los años más lindos de mi carrera, aprendí muchísimo y me hicieron crecer, así que fue emocionante, pero sabemos que esto es así y es normal que se cambie de equipos, pero sigo en contacto con ellos y con mis compañeros, lo importante es mantener las amistades verdaderas, porque eso queda y estar en contacto lo demuestra.

Su amistad con Gaviria es la que le lleva a fichar en 2020 por UAE Team Emirates, donde se retirará después de este Giro. En 2020 fue noticia por ser uno de los primeros ciclistas que dio positivo por coronavirus y muy probablemente se lo contagió el propio Gaviria por una gaseosa que compartieron en una concentración en Emiratos Árabes. Una relación muy especial la que mantiene con el colombiano. “Tenemos muy buena relación con Fernando. Al ser sudamericanos nos entendemos muy bien. Es un corredor muy talentoso. Yo trato de aportar mi experiencia para potenciarlo. Fernando necesitaba la seguridad que siente conmigo en los sprints y por la amistad y todo lo que él me dio como lanzador nos volvimos a encontrar en UAE, porque más allá del trabajo hay una amistad grande y siempre estamos en contacto. es un poco devolverle lo que él me dio, porque siempre digo que hoy la gente me tiene como uno de los mejores lanzadores del mundo y es gracias al velocista. así que él es responsable de eso, como yo lo soy de sus triunfos.

Cuando acabe este Giro 2022 en Verona, Richeze habrá dado sus últimas pedaladas como profesional. ¿Y ahora qué? En diciembre de 2019 ya hablaba de esa posibilidad: “Ya varios me buscaron para seguir como técnico en Quick Step y en UAE; es algo que me gusta, pero por ahora no quiero. Si dejo de correr es para estar más tiempo con mi hija que es la que más sufre todo el tiempo que estoy fuera de casa y ser técnico lleva un sacrificio grande, es igual que ser corredor así que no me convence, por ahí me gustaría ser una guía para los corredores argentinos que quieran ir a Europa o mismo aportar mi conocimiento y experiencia en la Selección o en equipos de Argentina, porque veo que falta un poco de eso acá y sería bueno marcarles el camino a los chicos para que puedan cumplir sus sueños.

Max quería retirarse en 2022, pero UAE inicialmente no le ofreció renovar. Volvió a competir en invierno en Argentina, pensando que este era su final. Como asumió las dificultades de recibir una oferta de un World Team: “En caso de retirarme, lo voy a hacer en mi tierra, y seguramente en la Vuelta a San Juan.” Al final, la lesión grave de Álvaro Hodeg le permitió firmar un contrato temporal que acaba el 29 de mayo de 2022 en Verona, donde intentará llegar. Un final meritorio para él, en la Gran Vuelta que más le ha marcado y en un país muy importante para él, Italia: “De chico admiraba a Mario Cipollini… por como ganaba, los sprints largos, cortos… y que ganó muchos.”

¿Se retira en unos días entonces el mejor ciclista argentino masculino en carretera de la historia? Posiblemente. Su palmarés no alcanza sin duda para compararle con algunos ciclistas relacionados con Argentina pero que no representaron a este país. Ahí tenemos, entre otros a Lucien “Petit-Breton” Mazan, “l’élégant argentin”, ganador del Tour de Francia 1907 y 1908, de la Milán-Sanremo y de la París-Tours, quien creció en Buenos Aires hasta su adolescencia y fue campeón nacional argentino de fondo en pista en 1899.  Más recientemente Juan Antonio Flecha Giannoni, nacido en Junín (Buenos Aires), logró una etapa en el Tour de Francia 2003 y un segundo puesto en la París-Roubaix 2007, pero desde los 11 años vivió en Catalunya, primero en Sitges y luego en Puigcerdá. Curiosamente, también podríamos mencionar a Davide Rebellin, el veteranísimo italiano, aún en activo, ganador de varios monumentos y que llegó a pedir la nacionalidad argentina en 2004 para poder correr el mundial en su Verona natal aquel año, aunque los papeles no llegaron a tiempo. Otros grandes ciclistas estuvieron ligados a Argentina, como los hermanos franceses Marcel y Georges Cadolle o los italianos Antonio Bertola, Giuseppe Santhià, Attilio Pavesi o Bruno Sivilotti. O, por quedarnos más cerca, el abulense Ricardo Montero, subcampeón del mundo en 1935 y que se exilió a Buenos Aires a causa de la Guerra Civil. En fin, historias todas ellas que merecería la pena contar en detalle, por supuesto, como la de Maxi.

Volviendo a la pregunta, son muy pocos los ciclistas que han representado a Argentina al máximo nivel en las pruebas más importantes. Juan José Haedo, otro sprinter, ganó una etapa de la Vuelta a España 2011. Borrajo, Bongiorno, Martín Garrido, Lucas Haedo, Jorge Martín Montenegro o Eduardo Sepúlveda, entre otros, también han corrido Grandes Vueltas. Juan Esteban Curuchet tiene un palmarés envidiable en pista, pero no en carretera.

Richeze no vendrá a la memoria de los aficionados al ciclismo como un “primera espada” de los sprints, pero desde luego que muchos le pondrían en la terna de los mejores lanzadores de la historia, algo que dejamos para un futuro artículo. Por eso, por haber sabido ser el mejor o uno de los mejores en lo suyo, pocos reproches se le pueden hacer por los éxitos que no haya logrado. Seguramente Maxi se queda con las ganas de haber conseguido un resultado mejor para Argentina en mundiales y Juegos Olímpicos en carretera, aunque sí se lució con una plata en el velódromo de los Juegos Panamericanos 2015, en la prueba de persecución.

Así que, con 39 años, tras 16 participaciones en Grandes Vueltas, 14 en monumentos, 2 victorias oficiales en el Giro de Italia y muchas rectas de meta dándolo todo, se retira posiblemente el mejor ciclista argentino de la historia. Maxi, Max Richeze, El Atómico. Ahí es nada. No, no volverá a tomar el bondi o autobús de un equipo profesional como ciclista. Sin su presencia, los sprints ya no serán lo mismo.

Escrito por: A. M. Fuente (aka Viktor Frankenaerts: @cyclinggeo)
Foto: A.S.O. / Alex BROADWAY

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