Historia

László Bodrogi y el viaje de Budapest a Besançon

Quien recuerde a László Bodrogi lo hará como aquel ciclista húngaro que en esos primeros años 2000 ejercía su poder en las etapas cronometradas y era un puntal en las cronos por equipos, sobre todo bajo el maillot que más se le asigna como era el del Credit Agricole francés. Sin embargo, se paseó por el panorama europeo bajo el paraguas de algunos otros prestigiosísimos equipos, siendo uno de los mayores (y único quizá) embajadores del ciclismo húngaro. La figura de Bodrogi nos retraía a la preciosa Budapest y a esos paseos en barco por el medio del Danubio contemplando la maravilla arquitectónica que rodea al caudaloso río.

La historia de este ciclista está relacionada con Francia desde sus años previos al profesionalismo. En el país galo obtuvo sus mejores resultados como amateur, siendo segundo en la París Roubaix Espoirs (sub-23) y segundo en el Mundial de San Sebastián en contrarreloj, prueba que fue ganada por el italiano Malberti, que desapareció muy pronto del panorama ciclista tras transitar por equipos de segunda fila. Bodrogi corría para el CC Etupés francés y residía junto a su familia en la bonita localidad de Besançon, cerca de las fronteras suizas y alemana. Su padre, médico, se trasladó allí por trabajo y este hecho tendría una influencia capital en su carrera.

László pasó a profesionales en el año 2000, en esa fiebre de estreno que asoló el mítico Mapei, que dio salida a gente como Cancellara, Rogers o el propio Bodrogi. El equipo les puso en marcha creando una escuela magnífica de rodadores y contrarrelojistas que después harían historia en el ciclismo a base de ganar campeonatos, clásicas o disputar incluso generales. El húngaro no fue el más exitoso de ellos, pero su tercer puesto en los Campeonatos del Mundo contrarreloj le pusieron en el mapa y le dieron ese caché que haría que el ciclista de Budapest fuese ya tenido en cuenta más como una realidad que como una promesa.

Bodrogi en el Eneco Tour (2009) © Haggisnl – Wikimedia Commons

El paso de los años fue posicionando a este interesantísimo ciclista en diversos conjuntos europeos. En la estructura de Mapei, después Quick Step, permaneció durante cinco temporadas. Había probado como staggiare en el Festina de 1997, pero en 1998 no encontró espacio. Visto en perspectiva, una suerte. Había participado ya en los Juegos Olímpicos de Atlanta (1996) representando a Hungría y repetiría en los de Sydney, en el año 2000. Y desde ese año, su primero como ciclista profesional a efectos prácticos (aunque pasó un año intermedio con el Saint Quintin galo en 1999), tiranizó los campeonatos nacionales de su país.

Hasta en diez ocasiones fue proclamado campeón de Hungría. Sólo dos fueron en ruta. Fue campeón por última vez en 2008 y pasó de lucir el maillot en las cronometradas que iban de la mitad de aquel año a la mitad del año siguiente (2009) a cambiar de nacionalidad. Pudo haber disputado los de ese mismo año, ya que se nacionalizó en junio. Sin embargo, esperó a 2010 para clasificarse tercero. Un extraño movimiento, ya que todo el mundillo ciclista le ha considerado (y considera) un ciclista húngaro, pero el haber estado asentado toda su vida en Francia le hizo dar el paso.

Disfrutó la nacionalidad en el ruso Katusha y en el modesto Type 1, en el que terminaría su carrera en 2012. Carrera que incluyó bastantes victorias muy interesantes. En trece temporadas compitió en únicamente en siete grandes vueltas, siendo uno de los puntales, por ejemplo, del Quick Step (Mapei) en las llegadas llanas en favor de sus velocistas. O haciendo un papel muy digno en las contrarrelojes. En 2002 fue 10º, 5º y 3º en las tres etapas cronometradas de aquella edición.

Bodrogi en La Panne (2002) © Sirotti

La ocasión en la que más cerca anduvo de ganar una etapa en una vuelta de tres semanas fue en la Vuelta a España de 2007. Se clasificó segundo en la recordada crono entre Cariñena y Zaragoza, disputada mayormente por autovía. Sí que consiguió ganar el prólogo de la París Niza en ese buen año 2002. Aún había recuerdo de él por el bronce en Plouay, en los Campeonatos del Mundo absolutos. La crono era su vida, su leitmotiv en el ciclismo. Y en ella ganaría una de las carreras más prestigiosas, como el GP Eddy Merckx junto a Fabian Cancellara.

Precisamente ante el suizo se llevó el Tour de Luxemburgo en 2005. En 2007 se hizo con la Chrono des Nations, terreno abonado para los mejores rodadores del mundo, lo que acompañado de su segunda plaza en los Mundiales, de nuevo en la cronometrada y esta vez por detrás de su amigo/enemigo Cancellara, cerró su mejor etapa como ciclista. Después, salvo algún puesto en la general de Santarém, Portugal, o en la crono de la Vuelta a Austria, poco más volvió a cosechar un corredor que representó por medio mundo a Hungría y después lució bandera francesa.

Intentó un regreso tardío a la competición de la mano del ciclocrós, participando incluso en la prueba de Copa de Francia en su amada Besançon. Sus hijos también han caído en las garras del ciclismo. Su hija Sophie y su hijo Valentin ya están disputando carreras y cerca de buscar el salto a las categorías e élite. Una familia que comenzó el viaje en el Danubio y que continúa en las orillas del Doubs en la preciosa y siempre recomendable ciudad francesa.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: Jack Thurston – Wikimedia Commons

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