Es un clásico del ciclismo suizo eso de ir a oleadas. Kübler y Koblet coincidieron prácticamente en el tiempo junto con otros como Giovanni Rossi, Fritz Schaer o Carlo Clerici. En los 90 regresó ese sistema de acumulación de talentos en el ciclismo helvético con gente de la talla de Alex Zulle, Tony Rominger, Pascar Richard o, nuestro protagonista, el también suizo Laurent Dufaux. Nacido en el cantón de Vaud, a la orilla del lago Lemán, su vida ha tenido mucho que ver con la vecina Francia, tanto en su tiempo de ciclista como en la actividad posterior.
Laurent dio sus primeras pedaladas en el mundo profesional de la mano del equipo Helvetia. En 1991 arrancó de inicio con ellos y fue ya campeón de Suiza absoluto con apenas 22 años. Mientras debutaba en el Tour al mismo tiempo que su compatriota Alex Zulle, un año mayor, el ya entonces ciclista de la ONCE y él iban a formar parte del mismo equipo. El fichaje de Dufaux por parte del conjunto español se produjo en 1993, pero el anterior mes de abril y mayo vieron triunfar por primera vez a un corredor nacido ocho años antes con respecto a Laurent que respondía al nombre de Tony Rominger.
Esa primavera Dufaux se hizo con Dauphiné. Al igual que en 1994.

Que los suizos estuviesen delante no iba a ser una novedad ya en ese momento en el que Rominger de nuevo y Zulle, con la estimable ayuda de Dufaux se jugaron la Vuelta entre sí. Dos suizos en lo alto del podio con un tercer triunfo del ciclista del CLAS Cajastur por conseguir. Historia de la Vuelta, historia del ciclismo, Rominger fue el increíble rival de Induráin, el Dios del momento en el mundo de la bicicleta, ganador también de un Giro. Una institución ya mientras corriese. Y lo fue, dando guerra hasta el final.
A Zulle se le ocurrió la feliz idea de llevarse dos ediciones de la Vuelta a España, ambas ante Dufaux, en los años 1996 y 1997. Dufaux se había marchado al Festina en 1995 para tener la oportunidad de brillar con luz propia. El crecimiento del suizo era un hecho. Probó el doblete Giro – Tour, entrando en el top 20 de esta última, pero todavía no había descubierto que el doblete para él iba a ser Tour – Vuelta. Ya en 1996 no le fue mal, ya que en el Tour su rol y su posición con respecto a los demás fue bien diferente.
Su dupla con Richard Virenque funcionó a la perfección. El francés fue tercero, el primer no Telekom, y el suizo, cuarto. Eso sí, se llevó la etapa reina, con meta en Pamplona después de haber alcanzado la meta con el maillot amarillo, Bjarne Riis. El danés le dejó triunfar en casa de Miguel Induráin. De nuevo, eclipsado en la victoria, todos los titulares para el español, derrotado en casa cinco años después de su última derrota en el Tour. Dufaux veía de nuevo su crecimiento opacado.

La Vuelta le iba a otorgar otra oportunidad. En la salida de Valencia se habló poco de él. La ONCE rivalizaba con Induráin, pero al abandonar este, el enemigo pasó a ser el suizo. La dupla Jalabert y Zulle parecían tener la situación bajo control, pero el francés falló y dejó a Alex solo ante el peligro. Más aún con aquella infección gástrica que casi les cuesta la Vuelta. Dufaux puso en jaque en la sierra de Gredos y Guadarrama al líder. Pero se iba a tener que conformar con la segunda posición. Eso sí, se dio el gustazo de ganar en Ávila. Su única victoria en la ronda española.
Entre la victoria de Zulle y el tercer puesto de Rominger, que venía de remontar los seis minutos perdidos en la etapa de Albacete, nadie apenas habló de Laurent. Los titulares eran para los tres suizos, las tres banderas izadas sobre Madrid. Su mejor gran vuelta de siempre le había dejado en el mismo lugar de anonimato relativo.
Un año más tarde el Tour no le salió como esperaba, siendo 9º. Festina, con Virenque como candidato a ganar, le utilizó para potenciar las opciones del francés. La Vuelta le trajo de nuevo a un papel protagonista. En la pelea con Escartín por la segunda plaza del podio, fue de nuevo eclipsado por la victoria de Zulle. Tercero final, el caso Festina iba a eliminar su temporada 1998.

De nuevo compañero de Zulle, ni Tour, ya que se marchó como todos sus compañeros en la séptima etapa, ni Vuelta, de la que se retiró en la décima. Los ojos estaban ubicados en Virenque, en Zulle… ni siquiera en los temas relacionados con el doping iba a tener protagonismo en solitario en Suiza. Por ello, marchó al Saeco italiano para encabezar una nueva vida junto a otro suizo, Armin Meier. Ambos lucharon un buen Tour, luchando de nuevo con Escartín por la tercera plaza de París.
Iba a ceder ante el español primero en Piau Engaly, compartiendo una buena escapada en la que el del Kelme firmó su mejor obra como ciclista, y en el Aubisque camino de Pau. Ese minuto que se dejó fue clave para perder el podio de París. Pero hubiese dado igual, ya que Zulle fue segundo, por delante de él, en rivalidad con el nuevo héroe, Lance Armstrong. Como Rominger en 1996, el suizo remontó seis minutos perdidos en el mítico passage de Gois. En la Vuelta, precisamente camino de Albacete, en la localidad de Ontur, un estrechamiento hizo tocar asfalto a Heras y a Dufaux.
Dejó la Vuelta y en cuanto a Grandes no regresaría jamás a ese nivel. De 2001 a 2003 firmó por Alessio, pasando por el Davitamon de Evans en 2004, antes de colgar la bicicleta.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto de portada: Wikimedia Commons / La Liberté / RTS / Carton Rouge