Laurent Jalabert está considerado como uno de los mejores ciclistas franceses de la historia. Jaja fue un ciclista excepcional. Buena fe de ello dan sus 139 triunfos, entre los que se incluyen una Vuelta a España (la de 1995, dicho por él mismo: “el último gabacho en ganar la Vuelta”) un campeonato mundial contra el crono o monumentos como San Remo y Lombardía.
El Jalabert ciclista
El Jalabert corredor fue un tipo carismático, como suelen serlo los inconformistas que atacan una y otra vez y se rebelan ante el dominio de los ciclistas más destacados del pelotón.
Considerado un esprínter en sus inicios, nunca fue el más rápido, pero ningún velocista quería tener que jugarse la victoria frente a él: ni Abdoujaparov ni Cipollini ni nadie. Jalabert fue un ciclista obsesionado con la victoria y eso, en ocasiones, pasa factura. Como cuando en Armentières, en la primera llegada masiva en el Tour de Francia de 1994, acabó grogui, sentado en el suelo y con una cascada de sangre emanando de su boca. La imprudencia de un gendarme, que estuvo en el lugar inadecuado, en el momento inadecuado, le llevó al suelo y le hizo perder un buen puñado de piezas dentales. Sin embargo; la peor secuela que le dejó aquella caída no fue tener que alimentarse durante meses utilizando una pajita, sino que, de tanto comer asfalto en Armentières, perdió esa hambre insaciable que es necesaria para imponerse en una volata. Y es que, a veces, un esprín no lo gana el más rápido, sino el más loco.
Esa caída y la victoria que había conseguido dos meses antes en la etapa de alta montaña con final en los Lagos de Covadonga, en la Vuelta, cambiaron su perfil ciclista: de llegador kamikaze pasó a vueltómano y clasicómano. En esa transformación tuvo mucho que ver el polémico y denigrado Manolo Saiz, a quien su gusto por la carrera de Farmacia no debería desmerecer su reconocimiento como sobresaliente estratega de las carreras ciclistas. De la noche a la mañana, Jalabert se convirtió en un corredor total, aspirante a vencer en cualquier competición que disputase. Los triunfos siguieron cayendo uno tras otro, año tras año, hasta que en 2002 decidió poner fin a su brillante vida profesional, la que le ha confirmado como el mejor ciclista francés de los últimos treinta años.
Aun sabiendo que comparar ciclistas es un ejercicio más inútil que meter el plato grande en la Cueña les Cabres del Angliru, miro en el pelotón actual y busco qué ciclista podría asemejarse a Jalabert. ¿Valverde? Meh, podría ser. ¿Alaphilippe? Tiene cosas de Jaja, pero… Tras mucho meditar llego a la conclusión de que, aunque a día de hoy no sea un perfil idéntico al de Laurent, Wout van Aert sí que podría ser el más parecido.
El Jalabert comentarista
Tras colgar la bicicleta, no pasó mucho tiempo sin hacer nada. Lógico, una persona tan voraz como él no puede quedarse mucho tiempo en casa, de brazos cruzados y cogiendo kilos e inflándose como una pelota de playa.
A la vez que participaba en maratones por puro placer, Jalabert comenzó a trabajar como comentarista deportivo para la televisión y la radio. Primero, cogiendo tablas como comunicador, subido en una moto de carreras. Más tarde, en los platós y las cabinas radiofónicas. Carrera tras carrera, su voz se fue convirtiendo en una habitual de las retransmisiones ciclistas de Francia.
En 2009 la Federación Francesa de Ciclismo le colocó al frente de la selección nacional, un cargo que compaginó con su puesto de comentarista. Cuatro años más tarde se marchó sin haber conseguido ninguna medalla. Su labor como seleccionador no estuvo ni por asomo al nivel de su brillante carrera como corredor.
Donde sí que siguió rindiendo como los mejores fue en su labor de comentarista deportivo. Jalabert es, desde hace años, la voz del ciclismo en Francia. Una voz autorizada y querida. El excorredor total no se corta a la hora de arrojar sus opiniones. Además, hace gala de su gran conocimiento y experiencia en cada intervención. Buena culpa de ello se debe a la gran lectura de carrera de la que ya gozaba como ciclista profesional.
Junto al periodista Alexandre Pasteur forma una pareja similar a la que en España forman “Perico” Delgado y Carlos de Andrés –pero sin ruidos de bocadillos envueltos en papel de plata ni de latas de refresco–. En las retransmisiones también participa Franck Ferrand, que comenta el patrimonio cultural. Vamos, que hace las veces de Carlos de Andrés cuando ve la toma aérea de un castillo y te cuenta de qué año son las impresionantes piedras que tienes ante tus ojos y algún que otro dato curioso más.
En 2013 sufrió el atropello de dos coches. El primero, real: el 11 de marzo de aquel año un coche se lo llevó por delante mientras entrenaba y le quebró unos cuantos huesos. El segundo, metafórico: el 24 de junio, poco después de dimitir como seleccionador nacional y aún convaleciente del accidente, el diario L´Equipe publicó que Jalabert había dado positivo por EPO después de que se hubiese analizado una muestra suya que había sido recogida en 1998, quince años antes de que la información saliera a la luz. El pasado siempre vuelve, Laurent.
Aquel año decidió no comentar el Tour de Francia. El escándalo no le impidió volver poco después a las retransmisiones galas, donde, con sus comentarios, sigue llegando al corazón de los aficionados franceses, algo que ya había logrado cuando competía en las mismas carreras de las que ahora habla.
Escrito por Abdón Ramiro Vázquez (@AbdonRV)
Foto: Eric HOUDAS, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons