Elizabeth Armitstead, conocida como Lizzie Deignan desde su matrimonio con el irlandés Philip Deignan, ciclista profesional durante más de trece temporadas, ha pasado a la historia. Esta británica de Yorkshire fue la pionera en levantar el adoquín de la primera París-Roubaix Femmes, la versión femenina de la histórica e icónica prueba masculina. Una distancia de 116 kilómetros que, por ende, arrojaron una menor cantidad de tramos adoquinados, pero las condiciones climatológicas de los días previos hicieron de esta una carrera para recordar y olvidar a partes iguales.
Las competidoras llegaron con los brazos embarrados y los manillares ensangrentados (la imagen más impactante fue la del manillar precisamente de Lizzie) y las imágenes de la llegada a meta mostraban a mujeres auténticamente al borde de la resistencia física. Una épica que ha despertado la admiración y la polémica.
En plena era de debates feministas en muchos aspectos de la sociedad, con sus consiguientes conquistas en pos de la igualdad, fue bien sonado el debate sobre la diferencia en la cuantía de los premios de la París-Roubaix entre mujeres y hombres. Una vez vistas las audiencias de ambas pruebas y de los buenísimos datos de la versión Femmes, el runrún volvió a rugir sobre la conveniencia de revisar dichas cantidades de cara a próximas temporadas, sobre todo si se le quiere dar continuidad a este proyecto, todo un acierto.
Lizzie fue la protagonista de todos estos comentarios. Su aplastante y merecida victoria será recordada para siempre. Y lo hizo nada menos que ante una hambrienta ‘caníbal’ como Marianne Vos, que le puso las cosas bien difíciles. Junto a la británica de Otley se ubicó también la italiana Longo-Borghini, compañera de Deignan en el Trek-Segafredo. Una situación privilegiada que habla a las claras del nivel del equipo estadounidense en su sección femenina. Haber rodeado a la holandesa tanto por delante como por detrás tiene mucho mérito, ya que esta mítica corredora es una auténtica coleccionista de las mejores victorias.
Un éxito mediático esta prueba, eso sí. Y una ganadora a la altura. Una ciclista que está más que consagrada en la modalidad de pista, donde ha logrado nada menos que cinco medallas, con una de oro en persecución por equipos. En la ruta tiene un título mundial, conseguido en Richmond (Estados Unidos) ante rivales como Anna van der Breggen, otra holandesa de gran nivel, y la local Megan Guarnier. Se le da bien enfrentarse contra esa nacionalidad.
Luchando ante tales ciclistas y logrando tales éxitos, estamos hablando de una corredora, Lizzie, que no se queda atrás, siendo la ganadora del UCI-World Tour femenino en 2020 y con títulos tan importantes como la Lieja, La Course, Plouay, el Tour de Yorkshire, Women’s Tour, Flandes, la Copa del Mundo… Tal vez las que deban empezar a tener pánico de ella sean las oranje.
Escrito por Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: Fabien Boukla / ASO