El esloveno hace historia al igual a los míticos Fausto Coppi, Eddy Merckx y Bernard Hinault al ganar en un mismo año Tour de Francia y Lombardía. Ha igualado un registro histórico del belga que añade Lieja-Bastogne-Lieja a dicha ecuación. Así de espectacular está siendo la temporada del líder de un UAE que ha cerrado un año que no podían haber imaginado cuando ya levantaban los brazos en el Tour de UAE, la carrera de casa.
Tadej ya suma dos Monumentos, los dos más evidentes a su alcance. Bastó un ataque a algo más de 35 kilómetros de la meta para coronarse en la última gran cita de la temporada. Un éxito en el que tuvo la oposición de otro Fausto (Masnada), que le dio alcance en la recta final de la prueba, pero que poco o nada pudo hacer ante el poderío del doble campeón en París en los metros finales.
El grupo de favoritos apenas tuvo opción de disputar la victoria. No por piernas. Ni siquiera por distancia. Sino por actitud. El miedo pudo más que sus ganas de llegar de sumar Il Lombardía a su palmarés. Nadie quiso arriesgar más de la cuenta y por ello terminaron claudicando ante un corredor que tuvo bien claro que en río revuelto es fácil pescar, como finalmente hizo. Sólo el italiano del Deceuninck se lanzó en una bajada en la que se vio a Pogacar heredar los miedos de Evenepoel. Un segundo puesto para Masnada que debe saber a gloria, pese a las dudas del principio de su aventura.
La temporada llega a su fin, al menos en su máxima categoría, con un dominador claro y que infunde pánico a sus rivales. Y no es para menos, dadas las exhibiciones del joven de 23 años a lo largo de todos y cada uno de los meses en los que ha sido competitivo. Victorias, demostraciones de poderío y hambre como el que protagonizó camino de Arrate en beneficio de su compañero y líder de la Vuelta al País Vasco, Brandon McNulty, que aunque sin fruto le permitió subir al segundo lugar del cajón. Una etapa para recordar con Roglic lanzándose de forma decidida y su compatriota persiguiendo cual chacal a base de tirones que eran difíciles de seguir para sus compañeros de grupo.
Las piernas que gozó en el Tour fueron de otra galaxia, dejando la carrera vista para sentencia en la octava etapa entre un tremendo aguacero en los Alpes. Pese a que en los Juegos Olímpicos no se pudo imponer, fue el más fuerte con diferencia. Un bronce que redondea lo que se podría considerar una de las mejores temporadas que se recuerdan. El problema son los listones que habrá que intentar superar de aquí en adelante. Todo parecerá menos… o no. Con Tadej, un ciclista que peca de exceso de ambición, nunca se sabe. De momento ha conseguido registros de otra época, de hace nada más y nada menos que 50 años.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto: Sirotti