La dureza de un puerto se puede medir a través de muchas variables. Desde la combinación de la longitud y la dureza hasta la brutalidad de sus rampas. Para algunos la altitud también es un factor diferencial. Para otros lo es también el estado de la carretera, que añade o resta dificultad. Reconociendo que los criterios de elección de diez cimas es un hecho muy subjetivo y que cada uno tendrá sus preferencias, éstas son las diez subidas más duras de Europa.
Alto del Angliru (España)
Es el más temido de España. Ubicado en Asturias, se estrenó y empezó a popularizar en 1999. Sus rampas, en su momento las más duras que se recordaban, le convirtieron en un auténtico mito. Hoy día es una de las subidas más visitadas por los cicloturistas. Un reto que no está al alcance de cualquiera, dada la dureza extrema del ascenso.

Passo dello Stelvio (Italia)
Su ‘majestad’ sigue siendo una de las joyas del ciclismo europeo y mundial. Sus casi 50 curvas de herradura lo dicen todo. La altitud es elevada, llegamos a casi 2800 metros de altitud y eso se dejará sentir en las piernas (y en los pulmones). La carretera es buena y ancha, y nos evitará incomodidades en adelantamientos. Transitan más bicicletas y motos que coches, por lo que es un buen lugar para realizar ciclismo. Las rampas estiran sus casi 30 kilómetros de ascenso a una media cercana al 8%. Sin extremos, sin descansos. Un auténtico coloso entre colosos.
Monte Zoncolan (Italia)
La nueva referencia de Italia. Por Ovaro, su vertiente más cruel, asciende 1200 metros en menos de 10 kilómetros, lo que da idea de su gran dureza. No hay rampas imposibles e incluso podemos encontrar algún descansillo en la parte alta, indicativo de que en sus pendientes hay mucha dificultad. El piso es antiguo y hace aún más complicado el ascenso a uno de los colosos de Europa.

Passo della Forcella (Italia)
Curiosamente, coincide en la localidad de inicio con el Zoncolan. Este semi-desconocido es una de las subidas más duras de Europa, sin ninguna duda. Una pendiente media del 14,5% en una distancia de más de nueve kilómetros habla por sí sola. La estrechez de la carretera en la parte de bosque da paso a una auténtica pared en los kilómetros finales, ya sin árboles y sobre una pista cementada y rayada para posibilitar el ascenso en meses invernales. Un auténtico coloso al que tener mucho respeto. ¿Lo veremos algún día en competición?
Pico Veleta (España)
Si el Angliru ha sido la referencia del ciclismo profesional, del cicloturista puede ser el Veleta, la carretera asfaltada más alta de Europa. Un coloso que supera con holgura los 3000 metros de altitud y que asciende desde la propia Granada a través de varias vertientes que coronan en un mismo punto. Todas durísimas, todas inaccesibles para quien no esté en una gran forma física. El sueño de ver a los mejores ciclistas del mundo escalar sus rampas sigue vigente. ¿Se hará realidad algún día?

Kitzbüheler Horn (Austria)
A casi 2000 metros de altitud y en plenos Alpes se erige este auténtico coloso. Son apenas diez kilómetros de subida a una media algo superior al 12%. Las rampas son constantes en la irregularidad. Rampas sobre el 20% (alcanza el 23) desde el primer al último momento. El firme es bueno, pero estrecho y corona un pico desde el que se observa todo el valle con vértigo extremo. Para los más miedosos en el descenso, existe un funicular que asciende y desciende de la cima.
Colle delle Finestre (Italia)
Uno de los pasos más temibles de la geografía alpina. Sus 20 kilómetros de infierno se dividen en dos: una primera mitad en torno al 9% sobre asfalto y una segunda mitad sobre un mismo porcentaje, esta vez sobre tierra. No hay escondites, esta subida supone la prueba del algodón para quien ose a retar su dureza. Es auténticamente terrorífico. No hay grandes rampas, pero por contra veremos una pendiente media muy elevada que no da un respiro.

Passo del Mortirolo (Italia)
Italia acumula gran parte de las grandes cimas, si bien es justo reconocer que el gusto por la alta montaña pertenece en gran medida al Giro de Italia. Entre sus colosos cabe destacar el Mortirolo, que marcó a una generación entera con su irrupción en el ciclismo profesional. Sus rampas, constantes, han decidido muchas ediciones de la corsa rosa. También son un reto mayúsculo para los cicloturistas, que encuentran en el mito un desafío inigualable.
Mont Ventoux (Francia)
Siendo el único representante de Francia en esta selección, es un puerto muy especial. Sus rampas son duras, constantes, sin descanso. Pero su dureza se la añade un paisaje agreste y lunar que permite poco refugio del viento. Si su perfil ya impone respeto, los últimos seis kilómetros de sufrimiento lo hacen aún más.
Alto del Gamoniteiro (España)
Nueva incorporación al listado. Su reciente ascensión en la Vuelta a España le incluye en la lista de puertos más duros ascendidos en carrera. Serán 15 kilómetros a una media cercana al 10%. Buena carretera en su primera mitad, más estrecha en la segunda. El paisaje es espectacular, pasando del verde de los valles asturianos en la Cobertoria a las rocas clásicas de alta montaña del final. Una auténtica joya.
Escrito por Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto de portada (Alto del Gamoniteiro): 39×28 altimetrías