El Monte Fuji es todo un icono de Japón que brilla en cualquier época del año, siendo su cono volcánico casi perfecto uno de los lugares más buscados por los turistas.
Realmente este enorme volcán sagrado de 3776 metros de altura (la montaña más alta del país) ha sido un lugar, desde tiempos inmemorables, de constante peregrinación de artistas, como podemos observar en el arte nipón. También ha atraído a numerosos devotos que han logrado ascender hasta su cima. Sin embargo, esto no era posible para las mujeres, que lo tuvieron prohibido hasta la Era Meji (finales s.XIX).
Su última erupción data de 1707 y en ella se formó un segundo cono volcánico, el cráter llamado Hoeizan. Fue la última “travesura” de una montaña que ha ido moldeando durante siglos el paisaje de su alrededor. Por ejemplo, de sus lavas surgieron cinco bonitos lagos: Motosu, Shōji, Saiko, Kawaguchi y Yamanaka.
Una de las mejores formas de conocer este asombroso paisaje lacustre es haciéndolo en bici. Además, gracias a su altura (en torno a los 1000 metros) las temperaturas son mucho más agradables para pedalear en verano que si lo hacemos en otras zonas costeras del país.
¡No te pierdas al menos Kawaguchi y Yamanaka!
El lago Kawaguchi presenta un recorrido circular plano de 26 kilómetros y nos ofrece posiblemente las mejores perspectivas del Monte Fuji. Este lago cuenta con un gran número de alojamientos en sus alrededores y es el único de los 5 que tiene una isla. Se llama Uno y alberga un pequeño santuario sintoísta.
Mientras, el Lago Yamanaka, que será bordeado casi en su totalidad durante la prueba de ciclismo en ruta de Tokio 2020, es el más grande de los 5 y muy popular para la práctica de deportes acuáticos. La longitud de la ruta es de alrededor de 14 kilómetros.
Separados por solo 15 kilómetros de distancia, en ambos te será muy fácil alquilar una bici.
Escrito por: Raúl Vázquez