Se trata de un Tour de Francia un tanto extraño, ya que la montaña no era muy abundante, si bien sí que había muchas trampas. Restando cuatro etapas y las contrarrelojes, todas las etapas superaban los 200 kilómetros, muchas de ellas ampliamente. 4109 kilómetros divididos en 22 etapas con un doble sector en la jornada 18ª. Cero días de descanso, por cierto.
No se puede entender este Tour sin la temporada de 1984. Guimard, Fignon y el Renault dieron una auténtica exhibición humillando a La Vie Claire de Hinault en la edición anterior, por lo que este diseño puede obedecer a un intento de ponerle más difícil la victoria al francés. Laurent termina irónicamente por no participar debido a una lesión. Hinault, por su parte, regresa de un año 1983 que fue protagonizado por una lesión de la que se observa cierta recuperación en el 84, pero sí se puede deducir que aún le faltaba para ser el gran Bernard. Gana Lombardía y el GP de las Naciones, donde deja a Fignon a más de dos minutos. Signos de mejora y de que el gran campeón francés está volviendo a ser lo que era.
Durante algún tiempo se rumorea que Tapie, el director de Hinault, quiere realizar un fichaje gordo. Finalmente se hace con Greg LeMond, una de las jóvenes promesas del Renault de su rival, lo que parece un movimiento inteligente porque al ‘Caimán’ no le quedaba mucha cuerda y Fignon, que parecía eclipsar su crecimiento, tenía todavía mucho recorrido por delante. Se le conoció como ‘el hombre del millón de dólares’, si bien las cifras de su contrato fuesen tan altas. Sí importantes para la época.
Arranca la carrera. Hinault, que venía de ganar el Giro y amenazaba con culminar su tercer doblete y su quinto Tour, vence de nuevo el prólogo de Plumelec con cuatro segundos sobre un especialista como Vanderarden. Es su quinta victoria en la modalidad, récord en el Tour. Se viste de amarillo y supera así a Eddy Merckx en número de días con el jersey de líder. Lemond tiene problemas en el pedal. El último kilómetro lo pasa bastante mal para llegar a meta y pierde 21″. Lo curioso de aquel día es que un belga, De Wolf, toma la salida tarde cinco minutos. Acaba la etapa a seis minutos y es descalificado por fuera de control. Se cambió la normativa gracias a este hecho y por ello Pedro Delgado en 1989 pudo continuar en aquella edición y pelear su posible segunda victoria.
La Vie Claire arrasa en la contrarreloj por equipos de Fougeres. Sitúan a todo el equipo en el top ten de la general. Hinault hace una crono como en los mejores tiempos. Llega el pavé y pese a los 10 kilómetros de tramos adoquinados y los nervios, no hay diferencias en la general. Vanderarden y Kelly hicieron un sprint irregular en Reims, enfrascados en una batalla personal que venía de lejos y fueron descalificados, dando la victoria al francés Castaign. Lemond coge bonificación y queda por delante de Hinault en la general, saliendo por detrás en la contrarreloj de Estrasburgo. Hinault, en cambio, da una exhibición en una crono que es la más larga desde los tiempos de Anquetil. Da un puñetazo en la mesa como único candidato a ganar el Tour, incluso dentro de su equipo. Corroborado en Morzine-Avoriaz, donde gana Lucho Herrera, donde se habla de pacto con el galo, e Hinault, de amarillo, sigue distanciando a su compañero Lemond, pillándole por sorpresa y sin capacidad de reaccionar. En Lans en Vercors no hay brega entre los favoritos, pero es la previa de la contrarreloj de Villard de Lans, que se lleva Vanderaerden. Hinault se asienta como el gran líder en los Alpes, que son un poco descafeinados.
Camino de Saint-Etienne Lemond se filtra en una fuga y recorta mucha ventaja. La etapa de la sangre o de las Ray-Ban. Lucho Herrera se cae y llega a meta con la cara ensangrentada, firmando su segunda victoria en cuatro etapas. Greg no tiene lejos a sus rivales, por lo que La Vie Claire planifica dejar al americano recuperar tiempo a sus rivales. Hinault llega a los dos-tres minutos. Phil Anderson hace el afilador y se lleva al suelo a Hinault. Se rompe las gafas, se fractura la nariz, se queda en el suelo un tiempo. Como había pasado el último kilómetro se lo toma con calma y cruza la meta ensangrentado. Años después sostendría que alguien le robó las Ray-Ban y acusa al ciclista australiano de haberle tirado, gran amigo de Greg Lemond, por cierto. Empiezan a surgir rumores de que hasta podría llegar a abandonar.
Chozas gana en Aurillac, pero el gran triunfo español llegaría en Luz Ardiden a manos de Pedro Delgado. Del Ramo ataca en el Aspin, Cabestany en su descenso para ir por delante, Perico arranca al final del Tourmalet y su compañero le hace el tramo hasta el pie de la subida final… Los años revelaron que esa estrategia no fue tal, sino que fue fruto de la casualidad. Luz Ardiden, una cima muy española por las victorias de Laiseka y Samuel Sánchez para Euskaltel o de Laudelino Cubino, ganador en el mítico puerto en tres carreras diferentes (Tour, Vuelta y Tour de la CEE), quizá el único ciclista capaz de lograr algo similar. Delgado sería el primer ganador allí. Todo esto desde el prisma español.
Ante los rumores de abandono, Hinault se pone a la mínima en la cabeza del pelotón para demostrar poderío. Sufre una bronquitis y va a menos, por lo que el Renault de Guimard se pone a tirar muy fuerte en el Aspin. Posteriormente se tranquilizaría un poco todo. En el Tourmalet comenzaría una etapa histórica. El líder parece que no va a siete kilómetros de la cima. Ataca Roche, con Parra, Perico… Y cuando se va a unir Herrera, se escucha un grito en el pelotón llamando al colombiano. Es Hinault. Lucho se queda con el galo y le hace el trabajo. Lemond se marcha por delante. Hinault pasa por la cima con un minuto de retraso, pero caza en el descenso. Empieza Luz Ardiden y entramos en un túnel de la historia entre la niebla.
Hinault está perdiendo tiempo, Lemond quiere asaltar el Tour y habla con su coche de equipo. Le tranquilizan y le dicen por radio que o ataca o nada, que relevar a Roche no era buena idea. Le dicen que Hinault viene a poca distancia cuando era falso. Por tanto, ralentizan la marcha y llegan a meta aún así por delante del francés. Lemond en meta afirma que le han hecho perder el Tour y tiene una conversación con su director, grabada en la cámara, con amenaza del americano incluida. Esa noche quiere abandonar el Tour y ante esa situación, parece ser que Hinault le promete que en el próximo Tour, el de 1986, va a trabajar para él.
Queda la última etapa de montaña. La llegada al Aubisque por su lado amable en una etapa de doble sector anima las hostilidades. Roche corre con un maillot de lycra, de contrarreloj, y ataca desde la base del puerto. Gana la etapa, siendo segundo Kelly en un festival irlandés. Hinault vuelve a sufrir, pero esta vez su compañero y segundo, Greg Lemond, le echa una mano. La victoria de Roche es celebrada con Tapie y con el propio maillot amarillo, algo que termina de descolocar al americano, más aún de lo que había pasado el día anterior.
De aquí en adelante, victorias de Vanderarderen y Lemond, que gana la contrarreloj en Lac de Vassiviere y termina el Tour tras ella. Los rumores dicen que Hinault, que pierde por cinco segundos, aflojó y que así se llevase una victoria tras el chasco que había supuesto la etapa de Luz Ardiden. Es la primera victoria de etapa para un estadounidense en el Tour. Y es el día elegido por Hinault para hacer oficial que correrá el Tour siguiente para ayudar al americano. La polémica es enorme. Hinault ganó su quinto Tour, un tercer doblete Giro-Tour y una edición que visto desde televisión no debió ser muy entretenido, pero que en la trastienda tiene una historia apasionante.
Escrito por Pedro Gª Redondo
Foto: Sirotti