Historia

Los gregarios de Miguel Induráin

Los logros del ciclista navarro han ido siempre a lomos de un equipo, el Banesto, que no siempre ha sido el conjunto más poderoso del momento. Más bien al contrario, pese a que sus gregarios daban absolutamente todo por el gigante de Villava. Cinco victorias en el Tour a cuestas, el mayor logro hasta la fecha en la ronda francesa, no es mal bagaje para unos ciclistas que no gozaron en general de demasiada fama fuera de este foco producido por acercarse a Miguel. Otros, los más jóvenes, sí tuvieron opción de buscarse un futuro como líderes de equipo, como es el caso de Ángel Casero o José María Jiménez, que además desarrolló su carrera en el conjunto de Echávarri y Unzué. El resto, en mayor o menor medida, ha sido conocido por la labor tan magnífica que desempeñaron en favor de un reto que aún colea en los libros de historia del ciclismo.

Marino Alonso fue uno de los más célebres gregarios de Miguel. Tras una época en el mítico Teka, fue uno de los capitanes del equipo Banesto durante nueve temporadas, donde recogió a líderes de la talla de Delgado, el propio Induráin o Abraham Olano, que llegaría después. Servicial, bueno en todos los terrenos, el zamorano fue uno de los más reconocidos lugartenientes del campeón español.

Vicente Aparicio en el Tour de 1994 © Sirotti

Carmelo Miranda fue otro de los más reconocibles. Su destreza en la subida le hacía un hombre muy importante en la montaña. Fue segundo en una Ruta del Sur por detrás de Laurent Dufaux y estuvo presente en momentos clave del Tour de 1995. Al igual que Vicente Aparicio, que fue un gran gregario, pero pudo haber sido algo más. En la Vuelta a España de 1994, donde fue séptimo clasificado, demostró que tenía valía para mucho más. Pero como lugarteniente de Induráin hizo un enorme trabajo y fue uno de los fieles escuderos que llevaron a ‘la locomotora’ a ganar cinco Tours.

José Luis De Santos fue otro de los discretos ayudantes del coloso. El segoviano tuvo más presencia en el Giro que en el Tour y mucha importancia en algunos puntos de la carrera. Después fue seleccionador nacional, aunque su papel ha estado siempre en un segundo plano mediático. El hermano de Miguel, Prudencio Induráin, estuvo también en la manada que defendía al líder del Banesto. Con mucho menos talento que su hermano mayor, también fichó por Vitalicio en sus últimos años.

Hubo una importante entente francesa en el equipo. Desde Armand De las Cuevas, que era un brillante ciclista en las etapas cronometradas y rendía también en las etapas de montaña, a Jean François Bernard, un corredor que en su momento fue tercero en el podio final de París y que tenía muy buenas condiciones para ayudar al ciclista navarro. Un nivel perfecto, porque era muy bueno para llegar lejos con los favoritos y rivales de Miguel, pero sin ser una amenaza real a sus aspiraciones. En el punto justo para echar el cable requerido. Otro galo importantísimo fue Gerard Rué. Ganó la Midi Libre, pero su lugar era en tirar del pelotón para el Banesto. Incansable y voluntarioso, fue clave en el Tour.

El francés Armand De las Cuevas © Sirotti

José Ramón Uriarte es otro de los clásicos del ciclismo español eclipsados por la calidad de su jefe de filas. Vivió los cinco Tour de Miguel, incluyendo el del fatídico año 1996. Desarrolló toda su carrera en la década (completa) de los 90, con alguna victoria en su palmarés, pero una labor clara y concisa en favor de Induráin. Uno de sus hombres de máxima confianza. Más o menos también lo fue Jesús Montoya, que recaló en el Banesto tras estar cerca de ganar una Vuelta a España. Su rol fue ser el sustituto casi más de Delgado tras su retirada que otra cosa. Sólo coincidió con el gran líder en el Giro de 1994.

Después llegaron otros jóvenes como Santi Blanco o Chente García Acosta, que fueron importantes en los últimos compases del dominio del de Banesto. También Chava Jiménez, floreciendo en el Mundial de Duitama en el que el español fue segundo en meta por detrás de su compañero Abraham Olano. José Luis Arrieta duraría aún un tiempo en el conjunto bancario, pasando junto con Chente después al staff de Movistar, el relevo de Caisse d’Epargne y, a su vez, del mítico Banesto de los años 90.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: Sirotti

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *