Mencionar al equipo ONCE es mencionar a su director deportivo histórico, el cántabro Manolo Saiz. Durante los noventa y un pellizco de los dos mil, los amarillos han sido uno de los conjuntos de referencia en el ciclismo internacional. Sus líderes eran temidos en casi cada clase de carrera en la que competían, desde el nostálgico y legendario Marino Lejarreta al regular Joseba Beloki, pasando por un listado de estrellas que encabezarían Alex Zulle y Laurent Jalabert, quizá los dos más recordados de una plantilla que era temida por sus rivales. La forma de correr tan determinada de los ONCE les dieron esa fama de inconformista y a veces esa misma ambición les restaba victorias, pero desde el punto de vista del espectador era, valga la redundancia, espectacular.
Todo apoyado en el equipo, en un conjunto de gregarios que estaban entre la flor y la nata del panorama ciclista. Algunos líderes, pasados ya los años, reconvertían su papel de estrella en la de ayudante de los líderes de la época. A veces, algún teórico gregario como Melcior Mauri o Isidro Nozal despuntaba hasta tocar la gloria con los dedos y regresar posteriormente a sus labores habituales. Hemos seleccionado algunos de los más representativos y que han protagonizado varios momentos de ayuda clave dentro de la estructura de Saiz.

- Marcos Serrano
El gallego dejó Kelme para marcharse a uno de los fieros rivales de su equipo. El escalador, que llegó a anotarse una etapa en el Tour (Mende), fue un auténtico seguro de vida en montaña para sus líderes, incluso colándose en los top ten de grandes vueltas para colaborar con la pelea en la clasificación por equipos. Como tenía esa capacidad para incluso haber sido en un momento dado líder, los capitanes tenían la suerte de contar con Marcos casi hasta el último instante de las etapas más duras. Trabajó para algunos de los mejores líderes de finales de los 90 y principio de los 2000.
- Mikel Zarrabeitia
El vasco supo reconducir su carrera desde que fue segundo en la Vuelta con Banesto. Una lesión le complicó seguir en el mundo del ciclismo, por lo que se marchó a la ONCE a iniciar una nueva etapa en su carrera. Fue un fiel escudero en las grandes vueltas y asumió los galones del equipo en carreras de una semana o en las propias grandes si sus líderes habían causado baja, en escapadas y luchas por las victorias de etapa.
- Jose Azevedo
El portugués fue una apuesta de Manolo Saiz. Tras hacer buenos puestos en Portugal, tomó rumbo España para auparse al estrellato gracias a sus actuaciones en el Tour de Francia. Tanto que le llevó a ser uno de los artífices de los siete Tours de Armstrong (resultados anulados). Un escalador puro con destreza contrarreloj y capacidad de sacrificio. Lo tenía todo para ser el gregario perfecto.

- Alberto Leanizbarrutia
Una de las calvas más conocidas del pelotón. Leaniz se convirtió con el tiempo en un todoterreno que ofrecía sus mejores días cuando más lo necesitaba el equipo. Incansable en ayuda de Zulle o Jalabert, por ejemplo, evitaba con sus ritmos en subida muchos ataques por parte de los rivales. Se prodigaba también en escapadas.
- Isidro Nozal
Uno de los casos más curiosos del ciclismo español. El cántabro destacaba por ser un magnífico rodador y contrarrelojista. Un hombre de equipo que tiraba del carro en muchísimas situaciones en las que el control era necesario. Sin embargo, un día y gracias a una fuga en la primera semana de la Vuelta 2003, sufrió una transformación. Se vistió de líder y ya nadie podría pararle los pies hasta que en Abantos un escalador top como Roberto Heras le arrebataría in extremis la victoria en la general final. Desde entonces ambos unieron sus destinos y el de Guriezo fue el mejor gregario del bejarano.
- Marcelino García
El asturiano fue un fino escalador. Ganador de carreras como la Vuelta Andalucía o el mismísimo Critérium Internacional, se destacó por ayudar también a sus líderes en los mejores escenarios. Llegó a ser tercero en una París-Niza. El posteriormente ciclista del CSC danés fue un auténtico enamorado de la primera parte de la temporada, donde solía rendir de forma excelente.
- Íñigo Cuesta
Pese a que funcionó también en otras escuadras como el CSC de Riijs, el Cervélo de Sastre (con el que coincidió en la ONCE), Cofidis o el fatídico Linda McCartney, el burgalés fue un producto ONCE. Bueno en todos los terrenos, tenía capacidad para controlar en la montaña y también aportar su granito de arena en las cronos por equipos. Un seguro de vida que disfrutaron muchísimo Zulle Jalabert u Olano.
- David Cañada
El aragonés, tristemente desaparecido, era un gran rodador. Fue maillot blanco del Tour en el año 2000 y una de las sensaciones. Un problema en el corazón retrasó su progresión, pero siempre fue un activo importante a servicio del equipo. Mejoró en montaña con los años.

- Carlos Sastre
Cuando el abulense era una firme promesa del ciclismo español, inició en la ONCE un periodo en el que fue creciendo y progresando hasta que se marchó al CSC en una valiente decisión. Y que no le fue mal, ya que ella le llevaría a ganar el Tour en 2008. Sus capacidades para la escalada eran de sobra conocidas por Manolo y compañía, que le tenían en cartera como un futuro líder de la escuadra.
- Mikel Pradera
De los ciclistas más serviles del pelotón. Un ciclista de labor gris, oscura, que sobre todo rendía en el llano y protegía a sus líderes de cara a meta. Un absoluto gregario con todas las letras que hizo un trabajo estupendo en favor de Beloki o Igor González de Galdeano mayormente.
- José Iván Gutiérrez
El cántabro se marcharía a la estructura rival, el Banesto navarro. Un gran especialista contra el reloj y con cada vez mejor prestaciones en la montaña. Un gregario espectacular que era capaz de controlar las situaciones en favor de sus líderes. Alejandro Valverde, Abraham Olano, Laurent Jalabert… un seguro de vida por su polivalencia y fuera en el llano, sobre todo.
- Herminio Díaz Zabala
Otro de los clásicos gregarios del ONCE. Era la prolongación del director sobre la carretera, con mucha experiencia en esta función y siendo de los más importantes hombres de equipo. Una vez se retiró del ciclismo profesional, pasaría al coche de dirección de su equipo de siempre, aunque pasó por Teka y Reynolds al inicio de su era como pro.

- Neil Stephens
El rubio australiano fue un toque exótico en los noventa. De su etapa en la ONCE viene su amor por España y buen castellano. Con una dilatada experiencia en el profesionalismo, fue uno de los hombres fuertes de Jalabert y Zulle en sus mejores años de amarillo.
- Johan Bruyneel
El belga fue célebre por ganarle una etapa a Indurain, también por ser tercero en la Vuelta a España en la que Jalabert y la ONCE arrasaron a Abraham Olano, entonces en las filas del Mapei italiano. También cayó por un precipicio que dejó helados a todos, aunque salió ileso. Fue en el Tour y ya con Rabobank. Aunque el mayor logro de su vida deportiva ha sido con Lance Armstrong a las órdenes del US Postal. También dirigió a Contador, que pasó a su vez por las órdenes de Manolo Saiz.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Sirotti