El tristemente desaparecido ciclista transalpino Marco Pantani vivió en la montaña rusa que supone el éxito desmedido. Su deporte, el ciclismo, tan rígido en según qué esquemas, le lanzó al estrellato y después permitió que se estrellase contra sus propios errores en forma de adicciones, malas compañías y asuntos todavía pasados los años no clarificados que le llevaron a cometer una serie de funestas decisiones que terminaron por despertarnos con el fatal desenlace de su muerte un 14 de febrero del año 2004. El peor día de los enamorados para los enamorados del ciclismo épico de ataque en la más alta montaña que el ‘Pirata’ practicaba.
Se recuerdan mucho sus victorias en los picos más altos y duros del Tour de Francia, los líos que generaba en las imposibles altimetrías italianas, pero más que nada, además de su doblete Giro-Tour, último en la historia del ciclismo, se recuerda su cabeza pelada brillante entre el pelotón. Una alopecia que permitía al italiano destacar ya incluso en el aspecto físico, haciéndole inconfundible con respecto al resto de compañeros del pelotón. Daba igual si se trataba del Mercatone-Uno o del Carrera, Marco era buscado, admirado y aplaudido allá por donde fuera, se encontrase como se encontrase. Un ciclista que sin haber ganado una gran vuelta ya era conocido internacionalmente incluso por aficionados a otros deportes. Su calva era una referencia a muchos niveles.
Éxitos que estuvieron mezclados con malos momentos. La mayoría de ellos acumulados en una época final que condujo irremediablemente al desastre, que se hizo imparable. Pantani ante la maquinaria de sus propias consecuencias. Aquí entran las teorías de cada uno, lo que se sabe y lo que se imagina. Lo que estaba claro es que las aguas del último mar que abordó el ‘Pirata’ no estaban precisamente en calma. Las razones, el tiempo dirá… o no.

- Milán-Turín (1995), la fatal lesión
En 1994 la dimensión de Pantani era desmedida. En 1995 su temporada dio un giro porque precisamente dio de lado la carrera que le lanzó a la fama, el Giro de Italia, y optó por correr un Tour de Francia en el que de forma muy temprana se vio que la lucha iba a ser por el segundo puesto debido a las exhibiciones de Miguel Induráin. El italiano obtuvo, eso sí, dos victorias de etapa en alta montaña. Un año en el que debutaría en la Vuelta como preparación para un Mundial, el de Duitama, donde Induráin se vengaría de los sufrimientos del Giro 94 y le arrebataría la plata (la medalla, por si hay lectores argentinos).
En una de las clásicas de final de temporada, la Milán-Turín, sufrió un terrible accidente por el choque con un coche, valga la redundancia, y las consecuencias en forma de doble fractura en una pierna le iban a tener en el dique seco toda la temporada 1996 y parte de 1997. Se rumió el final a su carrera deportiva.
- Cuestión de suerte, un gato negro (1997)
Esa superstición de cruzarse con un gato negro se puede creer o no. Hay gente más dada a dejarse llevar por este tipo de miedos. Lo que no es una superstición es que el gato se cruce delante de tu rueda una vez estás descendiendo un puerto a gran velocidad. Eso sí que es mala suerte. Lo que era el año del regreso del gran escalador al Giro de Italia se convirtió en una prórroga de la espera.
Eso sí, se dejó caer por el Tour y fue un auténtico espectáculo. Ganó dos etapas, pisó el podio de París y desde entonces enlazaría una serie de buenos resultados que le aportarían la estabilidad necesaria para comenzar a convertirse en el mejor corredor del momento. Eso sí, por un muy corto periodo de tiempo.
- Giro de Italia 1999, expulsado a dos días de terminar
Cuando el ‘Pirata’ se disponía a ganar su segundo Giro consecutivo, fue expulsado de carrera por superar la tasa de hematocrito permitida en un control antidopaje que tuvo lugar en Madonna di Campiglio, estación de esquí en la que se impuso la tarde anterior con clara superioridad. La maglia rosa venía de ganar cuatro etapas y despedazar uno a uno a sus rivales y de una forma espectacular. Su gran rival, el discreto Ivan Gotti, heredó la maglia rosa, pero no la quiso lucir por respeto a Marco.
Este fue el principio del fin del gran Pantani. Su año 1998 fue absolutamente magnífico, con la consecución de un doblete que sigue siendo el último realizado en cuanto a Giro y Tour. Un logro que está sólo al alcance de los elegidos.

- Tour de Francia 2000, el enfrentamiento frustrado con Armstrong
Fueron días agridulces para el transalpino. Tras una buena recta final en el Giro en asistencia de su compañero de equipo Stefano Garzelli, que acabó ganando, se presentó en el Tour como una alternativa a los grandes favoritos. Su figura sembraba el pánico en las montañas y ya desde Hautacam, en la décima etapa, una arrancada suya en el último puerto puso sobre alerta a todos. Zulle, Ullrich y algún otro pagaron las consecuencias de intentar seguir su rueda y perdieron sus opciones de amarillo en París. No así Armstrong, que sentenció media carrera en la cima pirenaica.
Sin embargo, la clave de aquel Tour estuvo en el Mont Ventoux. Un Pantani muy mejorado realizó varios ataques hasta marcharse en solitario hacia la victoria en la mítica cima. Armstrong le dio alcance y le permitió ganar. Una foto para la historia. Sin embargo, en las declaraciones post etapa el americano fue muy poco sutil a la hora de explicar que había dejado ganar al italiano, lo cual sentó muy mal al escalador del Mercatone, que tomó lo que quedase de Tour como venganza por tamaña humillación. Sus ataques ya no eran para ganar, sino para hacerle perder el Tour a Lance. Y casi lo consigue. Abandonó en Morzine debido a la frustración que llevaba encima y habiéndose acabado la montaña por considerar que su trabajo había terminado. Eso o que se desfondó por la rabia de aquellas declaraciones desafortunadas y poco elegantes del Ventoux.
- Post año 2000: el principio del fin
A partir del año 2001 se comienza a observar el principio del fin. Disputa carreras en la primera parte del año, pero se encuentra muy lejos de un nivel competitivo. Se rumorea sobre su participación o ausencia del Giro de Italia, en el que finalmente sí participa, aunque no brilla. Más bien, pierde contacto con todos los grupos a la mínima que las pendientes comienzan a aparecer. No es invitado por el Tour de Francia, lo que le empuja a participar en la Vuelta a España, en la que repite el papel del Giro. Muchos minutos de cámara, pero ninguno por razones positivas. Su equipo, el Mercatone-Uno le arropa en todo momento al completo.
En 2003 tiene el último ramalazo de clase y en las etapas de montaña del Giro rinde mejor de lo esperado. Su aspecto es algo menos fino, pero el ‘Pirata’ incluso pelea la victoria de etapa en la última llegada en alto en Cascata del Toce. Gilberto Simoni, amo y señor de aquella edición, recuerda rencillas del pasado y le arrebata la victoria en los últimos metros. Un último golpe deportivo que sería de las últimas imágenes del Pantani público.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Sirotti
Da la Romana un solo grido!
……..FORZA PANTANI!!……