Van Impe es considerado uno de los mejores escaladores de siempre. Tiende a ser comparado con Zoetemelk por sus múltiples podios y por actitud reservona en algún caso. Aunque poco tienen que ver. Sin embargo, pese a esa fama, ha deparado algunas de las mejores etapas de la historia del ciclismo, como podría ser considerada aquella que arribaba a Pla d’Adet en el Tour de Francia de 1976. Una jornada donde sería clave Luis Ocaña, que culparía al holandés de su caída en el col de Mente y le hizo perder la carrera, apoyando el ataque del belga, instigado por Guimard, su director deportivo. Le dio, de hecho, la instrucción de atacar en el Portillón y ante la negativa de Lucien le amenazó con cruzarle el coche para que no continuase en carrera. Van Impe se lanzó al ataque, Joop no estuvo rápido en la respuesta y ahí se decidió el Tour. Iba a conectar con Ocaña por delante, que iba a tirar de la escapada como si le fuese la vida en ello. Iba a ganar esa edición y a conseguir su techo en la carrera francesa.
Un corredor longevo y regular, siendo sexto en 1970 en su segundo Tour y mejorando a una cuarta posición trece años más tarde. Un ciclista que colecciona todos los escalones del podio de París y que ha ganado etapa en las tres grandes, además de muchas otras carreras, y que sobre todo es un escalador que se encuentra en ese segundo peldaño inferior a los grandes cocos del ciclismo. Un gran corredor. En 1983 estuvo muy cerca del segundo puesto, peleado hasta la última contrarreloj. Un Tour muy abierto que ganó Fignon y en el que Van Impe no se encontraba tan abajo como marcó después la clasificación final. De haber llegado algo más joven a esta edición, no habría duda de que hubiese sido favorito número uno y quién sabe hasta dónde podría haber llegado.
Otro de los momentos que se recuerda del belga es su ataque en el Glandon camino del Alpe d’Huez, meta de la etapa reina del Tour de 1977. Ve cómo en la subida final es atropellado por un coche y ve que no va a ser posible revalidar su dorsal número uno como último ganador de la ronda gala.
En el Tour de 1971, al día siguiente de caerse y abandonar precisamente Luis Ocaña, a quien nos referimos anteriormente, todos los comentarios parecían acordar que el maillot amarillo estaba asegurado para Eddy Merckx, quien se negó a lucirlo en honor al español la etapa posterior al accidente. El paso por el Tourmalet permitió a Van Impe lanzar un durísimo ataque, siendo Bahamontes, gran rival histórico del belga, el rey de esta cima con el récord de pasos coronados. Puso contra las cuerdas a Merckx, haciendo un all-in para ver si se podía llevar aquella edición.
Van Impe tuvo como objetivo la montaña, sin haber puesto en esas otras clasificaciones, quién sabe hasta dónde hubiese llegado. Esos objetivos secundarios al mismo tiempo le han hecho pasar a la historia por ser el ciclista que en más ocasiones había conquistado el maillot de la montaña, empatado con el toledano Bahamontes hasta que Richard Virenque destrozó esa barrera y se puso en cabeza de esa clasificación. Muy inteligente carrera la de Lucien, que supo hacerse un hueco también en el Giro, con etapas, maillots de la montaña conquistados y, por si fuera poco, varios top ten, si bien participó en la ronda italiana en sus últimos años como profesional.
Escrito por Pedro García Redondo
Foto: René Milanese (Wikimedia Commons)