El joven corredor australiano Luke Plapp, que llegó hace tan solo un año a las filas del conjunto Ineos Grenadier, comienza una segunda temporada con el equipo británico que permitirá terminar de perfilar a un ciclista que hasta el momento ha demostrado ser capaz de ofrecer un buen papel en todos los terrenos, especialmente en la lucha contra el crono. Natural de Melbourne, comenzó a despuntar dentro del ciclismo en pista, disciplina en la que en los JJ.OO de Tokyo conseguiría la medalla de bronce en la prueba de persecución por equipos. Su complexión física, 1,72 metros y 82 kg, sumado a dicha formación como pistard han permitido dar lugar a la aparición de un ciclista potente y versátil que podría ser capaz de ofrecer muy buenos resultados tanto en las clásicas de adoquines como en carreras de tres semanas.
Su inicio de año ha sido realmente bueno. Campeón nacional de ruta nada más comenzar la temporada y segundo en el UAE Tour, llegando a vestirse de líder y únicamente por detrás de un tal Remco Evenepoel. A diferencia del campeonato australiano, carrera de menor nivel en la que ya se impuso la temporada pasada; la ronda por territorio árabe nos ha permitido observar, en cuestión de un año, la aparente evolución de un ciclista que como siga ofreciendo este gran nivel puede ser capaz de conseguir grandes victorias.

A falta de confirmación oficial, su siguiente participación será la Volta a Cataluña, prueba en la que se volverá a ver las caras con el belga Remco Evenepoel y en la que, aunque, a priori, deberá trabajar para Geraint Thomas o Egan Bernal, podremos observar si es capaz de volver a estar junto a los grandes favoritos cuando la carretera comience a picar hacia arriba. Será un test idóneo para ver hasta dónde puede llegar frente a corredores de la talla de Primoz Roglic o de un Richard Carapaz que debutará con el equipo Education First en estas fechas.
Otro tipo de pruebas en las que podría pelear por obtener buenos resultados serían monumentos como Roubaix, en el que a diferencia de Flandes no es tan necesario tener un buen cambio de ritmo para hacerse con la victoria, característica que a día de hoy es el principal punto débil del australiano. Tanto él como su compañero Tom Pidcock, ganador de esta prueba en categoría sub-23 y flamante vencedor de Strade Bianche, podrían ser una gran baza para el equipo Ineos. La escuadra británica tendría la opción de jugar con una doble carta que les permitiría intentar filtrar a uno de los dos en posibles cortes, mientras el otro permanecería a la espera de futuros movimientos. Una forma de correr por la que el conjunto Quick-Step se ha caracterizado durante años y que durante las primeras clásicas de la temporada Jumbo-Visma ha aplicado a la perfección.

A la hora de hablar de su posible participación en grandes vueltas, lo más normal sería que acudiese al Giro de Italia o a la Vuelta a España. A mi juicio, lo más adecuado sería que debutase en la ronda italiana, prueba que acostumbra a incluir puertos más largos y mantenidos. Además, en ella, ya hemos visto a corredores de sus características hacerlo realmente bien en años anteriores como Tom Dumoulin, ganador de la edición de 2017 o Rohan Dennis, clave en la victoria final de su compañero Tao Geoghegan Hart en 2020. Todo ello sin olvidarnos de que este año contará con unos 70 kilómetros contra el crono, una de las grandes virtudes de Plapp.
A pesar de que el equipo británico vaya a acudir con Geraint Thomas como jefe de filas, el ciclista australiano podría actuar tanto de gregario para el británico, como de segunda espada, en el caso de que este sufriera algún percance o no fuera capaz de ofrecer su mejor versión. Todo ello sin olvidarnos de que podría tener la libertad para luchar por alguna victoria parcial.
En conclusión, independientemente de qué pruebas decida correr, habrá que seguir muy de cerca a un ciclista que ya ha dado sus primeros pasos para convertirse en una de las próximas estrellas del ciclismo australiano.
Escrito por Sergio Quintana Pérez
Fotos: Marco Alpozzi/LaPresse/RCS Sport