Ciclistas

Mark Cavendish deja el ciclismo: sus días de gloria

El británico Mark Cavendish ha decidido poner punto y final a su trayectoria como ciclista profesional. El mítico velocista nacido en la Isla de Man se baja de la bicicleta tras dieciocho temporadas en el máximo nivel. A sus 38 años recién cumplidos, el actual corredor del Astana Qazaqstan se baja del Giro de Italia, justo antes de la gran montaña y deja paso a un periodo de recuperación con un objetivo en mente: superar el récord de victorias de Eddy Merckx en el Tour de Francia. Aún pese a haber anunciado la fecha de su caducidad como corredor profesional, tener un reto de tal repercusión le tendrá ocupado durante las próximas semanas antes de que comience la cola de homenajes y eventos en honor de sus más de 160 victorias.

De todas ellas, 34 son etapas en el Tour de Francia. Otras 16 en el Giro y otras 3 en la Vuelta para un total de 53 victorias en Grandes Vueltas. Merckx, su gran competidor en estos momentos, suma once más. 16 grandes vueltas en las que se puso dorsal el belga, 22 para el inglés. 23 si se termina de confirmar su presencia en el próximo Tour, aunque todo indica que estará en Bilbao luciendo quién sabe si el azul cielo de Astana o revalidará su maillot de campeón nacional apenas unos días antes de la gran ronda gala.

De grandes días se ha nutrido este ciclista, también polémico en ocasiones por declaraciones, por ir por la vida sin complejos, lo cual tiene sus lados positivos, cómo no. También por los empujones de aficionados en puertos, el perdón en ocasiones del fuera de control o los premios basados en lo mediático, como los galardones a la combatividad en el Giro de Italia de 2012 y 2013. A él, un velocista que es extraño observar incluso pelear por las escapadas.

Campeón del mundo, en San Remo y en Scheldeprijs

Considerado en todo momento un ciclista de últimos metros, ganó el Campeonato Nacional de Reino Unido de otra manera, una forma de reinventarse en un escenario donde contaba con cero apoyos por parte de su equipo (es el único británico) y sabedores todos sus enemigos ese día que era el más rápido de la competencia. Por ello, buscó un modelo antagónico al habitual y que en esta ocasión le salió a las mil maravillas. Es un movimiento bastante inusual en un ciclista acostumbrado a lucir en sus mejores días a través de su gran punta de velocidad en las rectas finales.

Siendo el mejor hombre en las llegadas casi del mundo durante varios de sus años de estrellato, era apuesta clara y segura por parte de los equipos, que se volcaban en ayudarle a llegar en plenas condiciones a la recta final y practicando ese ciclismo control que suelen aplicar los conjuntos de los sprinters. Como tal, los equipos en los que ha participado, quizá a excepción del Astana, han sido absolutamente top en el trabajo previo al sprint. Gente como el extinto T-Mobile o el Quick Step en sus diversas denominaciones han sido dominadores en estas facetas.

Así, ganó en San Remo con el maillot del Team Columbia en el año 2009, imponiéndose en Via Roma a Hushovd, Petacchi, Benatti y cía. Un equipo el alemán que fue criando a sus pechos a multitud de velocistas que poco a poco tomaron el testigo parcial o incluso total durante alguna fase posterior a su reinado. Ciclistas como André Greipel, Matthew Goss o Gerald Ciolek fueron los jóvenes con más proyección entre los velocistas en sus años de esplendor, y todos ellos coincidieron con él en el HTC Columbia de 2008. Goss y Greipel fueron sus grandes rivales en el Mundial de 2011, donde el británico se ganó el derecho a lucir el arco iris durante una temporada. Y a ser miembro de la Orden del Imperio Británico por sus éxitos deportivos.

Scheldeprijs ha sido su mayor contacto con las clásicas de primavera, si bien la belga es una prueba bastante accesible a una llegada al sprint. La ganó en tres ocasiones, por una la Milán San Remo, donde ganó en su estreno, allá por el año 2009, cuando todavía era una ronda para velocistas, y jamás volvió a conquistar un Monumento. Probó en dos ocasiones Flandes y en una Roubaix, donde acabó en un meritorio 30º puesto.

El paso por el exitoso Team Sky

Sucedió además como ciclista del propio equipo Columbia, aunque los colores del arco iris se mezclaron con los del Team Sky, que cerró el círculo de un equipo competitivo en todos los frentes con Bradley Wiggins, Chris Froome y una línea de gregarios que podrían haber sido líderes de cualquier otro equipo del mundo. Con Cavs a lomos del maillot negro entremezclado con el maillot de campeón del mundo, además del mediático triunfo en el Tour de Francia con el ‘Sir’ que tantos ríos de tinta conllevó.

Éxitos que se repitieron con ‘Froomey’, quien pese a sus cuatro entorchados en París no alcanzó ni de lejos la repercusión de ese equipo made in Britain que se llevó seis etapas (3 de Cavendish) más las dos primeras posiciones en la general. Y el dominio absoluto de la carrera. Curiosamente, Sky también patrocinaba la indumentaria del conjunto nacional británico que se impuso en Copenhague y que vistió al inglés de campeón del mundo. Sky, de una manera o de otra, había acudido como juez y parte a llevarse el retorno de una estrella sin igual en el ciclismo de las islas.

Su relación oficial duró únicamente un año, pero menudo año de éxitos y victorias que terminó por encumbrar al que ya era considerado mejor velocista del mundo. Justo lo que le faltaba añadir a esas numerosas victorias en las mecas del sprint como el Giro y el Tour eran las grandes victorias o el propio maillot verde en París, una de sus grandes conquistas. Con el mérito de conquistarlo en 2011 y justo diez años después, en 2021.

Las dificultades vencidas de encontrar equipo

La relación con la estructura de Quick Step fue complicada en su final. Tras un regreso exitoso al después conocido como ‘Wolfpack’, un grupo de jóvenes y no tan jóvenes con una manera muy particular de actuar y presentarse ante las victorias, la incorporación de Mark fue un añadido de motivación y presión a partes iguales junto a las que el velocista alcanzó el empate técnico con Eddy Merckx a la cabeza de la tabla de ganadores de etapa del Tour de Francia. Lo tenía todo de cara para superarlo en París, pero Van Aert impidió la diana y protegió el orgullo belga, por lo que el gran Eddy conservó el honor junto al británico de ostentar el liderazgo en esta clasificación histórica.

Sin embargo, tuvo ocasión de probar a batir el registro, sin ser seleccionado por el equipo, en una maniobra tan extraña como evidencia de que algo yacía por debajo de las sonrisas que todos mostraban de puertas para afuera. Lefevere no quería a Cavs en el equipo y éste recogió velas y se marchó. B&B parecía el destino elegido, toda vez que los franceses eran baza segura en el Tour. En cambio, el esfuerzo por acoger a Mark en el equipo con el añadido esfuerzo económico por afrontar no sólo su ficha sino la de sus lanzadores predilectos como la de Max Richeze, hizo que se deshiciera la operación y finalmente tuviese que esperar a ser salvado por la campana por el Astana.

Los kazajos necesitan no ya sólo puntos, sino presencia y notoriedad tras haber perdido en invierno al que era su líder natural, el colombiano Miguel Ángel López. Aunque sólo en eso, porque en número de victorias el equipo no ha salido ganando de la inversión realizada en el británico. Tres terceros puestos y una imagen que se hizo viral en el mundo del ciclismo con el maillot de campeón británico rebozado por los suelos atravesando la meta sin su bicicleta, de la cual había perdido el control milésimas de segundo antes.

Adiós al último gran velocista puro

Más de una generación de sprinters han sido únicamente eso, sprinters. No lo era Peter Sagan, rapidísimo y ganador en múltiples disciplinas como las clásicas de piedras o incluso en otras disciplinas. O los actuales campeones, que brillan casi en todo tipo de carrera. Petacchi, Cipollini, quizá Zabel, Freire, Greipel… una serie de velocistas con los que tuvo rivalidad y que cada vez se observa con menor claridad. Sí, hay velocistas y muy buenos, no cabe duda de ello, pero o bien reinan por un periodo muy corto o se sumergen en una enorme igualdad, la que existe en la actualidad en las llegadas masivas.

El propio Giro es la viva prueba de este hecho, como que ningún velocista ha sido capaz de repetir victoria en las seis o siete ocasiones que han disputado en la presente edición 2023. Cavendish ha representado esas generaciones de arrogantes corredores de últimos metros, como lo era McEwen, australiano, pero muy parecido en algunos aspectos, por meterse por lugares imposibles para ganar cuando sus compañeros no habían logrado el aplastamiento en el sprint.

Los mejores lanzadores a su disposición, como el también aussie Mark Renshaw. Un auténtico fuera de serie que sacrificó sus cosechas personales para incentivar las de su tocayo y gran amigo. Con semejante tándem tuvieron que competir tantos y tantos rivales durante tantos y tantos años de dominio y jerarquía sobre las llegadas. De no haber coincidido con una generación tan buena de rivales, quién sabe dónde hubiese parado sus registros este británico que ahora deja el ciclismo para convertirse todavía más en un mito, en historia de este deporte.

Escrito por Jorge Matesanz

Foto de portada: RCS // Fotos: Sirotti

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