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Michael Rogers, el ‘vueltómano’ que Australia se perdió

Nacido en Nueva Gales (Australia) en 1979, Michael Rogers saltó a profesionales con el cambio del prefijo del 1900 al 2000, y lo hizo al igual que Fabian Cancellara y una magnífica generación, a través del entonces Mapei Quick Step. Gracias al Australian Institute of Sport pudo viajar a Europa y desarrollar su carrera ciclista en el viejo continente. Como era costumbre en los ciclistas con este background, la pista sería su medio de desarrollo. Pasó a la carretera y gracias a aquella decisión logró ser medalla de plata en el Mundial sub-23 de Verona (año 1999, el que Freire nació para muchos).

Su salto al Mapei (junto a Freire, por cierto) supuso una mejora de sus prestaciones. No esperó mucho para triunfar. Ya en el mes de enero de aquel año 2000 de su debut se impuso en su país, en el Tour Down Under en una etapa que suponía su segundo día de competición como ciclista profesional. Muy pocos ciclistas pueden decir algo similar. Por allí estaban Stuart O’Grady y un jovencísimo Cadel Evans, con el que coincidiría un par de años más tarde en el Mapei y que aún alternaba superficies con la MTB.

En 2002 fue alternando entre el TT3 y el TT1, pero en enero elevó su apuesta y ya se llevó la general de Down Under. Ser profeta en su propia tierra es algo complicado, y Michael Rogers lo logró en sus primeros años de carrera. Poco después venció la Vuelta a Bélgica, el Tour de Alemania, la Ruta del Sur… Pero Quick Step no era un equipo de generales, por lo que se fue diluyendo como un azucarillo en un ciclista de cronos, campeonatos y fugas ocasionales.

Michael Rogers se impone en el Mundial de Madrid (2005) a José Iván Gutiérrez y Fabian Cancellara

En 2003 debutó en el Tour y a final de año, en Hamilton, se impuso en el Mundial de crono absoluto. David Millar llegó un minuto por delante, pero la descalificación del escocés le dejaba el título en bandeja años más tarde, beneficiándose de esta corriente tan ciclista de rescribir la historia décadas después. Fue un inicio interesante del que sería dominador de la prueba durante tres temporadas. Junto a Dennis, serían los dominadores del arco iris en las cronos.

Llegó el año 2006 y una oportunidad única como era fichar por el T-Mobile. En montaña se desarrolló bastante bien, siendo un tipo alto (1,85 metros) y ciertamente corpulento (74 kilos de peso). Su objetivo era afianzar las opciones de Jan Ullrich en todos los terrenos, pero eliminado el alemán de la terna por su relación con la Operación Puerto, Rogers quedó al frente del equipo. Finalizó el Tour entre los diez primeros y demostró que tenía capacidades para pasar la gran montaña con garantías. Lo intentó con alguna general más, como con el Giro de Italia de 2009, donde fue sexto.

Pero tomó la decisión de cambiar de rol y ser cabeza de ratón más que cola de león. Como gregario podía brillar mucho más y su firma por el conjunto Sky en 2011 fue con tal idea. El equipo tenía un plan ambicioso para convertir a Wiggins en campeón del Tour y el australiano fue clave en controlar la carrera de ataques de sus temibles rivales. Y bien que lo hizo, teniendo más el enemigo en casa por la pujanza de Froome que por las opciones de sus enemigos, encabezados por un Nibali muy guerrero, pero impotente ante toda la corte de grandes talentos que aniquilaban cualquier esperanza. Corte capitaneada por él, por Rogers.

Michael Rogers celebra junto a Oleg Tinkov la etapa conseguida en el Monte Zoncolan

Con el regreso de Alberto Contador al ciclismo en 2012, Oleg Tinkov, el magnate ruso propietario de Tinkoff, marca heredera de Saxo Bank y del equipo dirigido por Bjarne Riijs. El conjunto firmó a Michael Rogers como un gregario de lujo. Y no sólo eso, sino que se lo arrebató al que presumían iba a ser el principal rival, el Sky de Froome. Rogers no pudo estar mejor en sus actuaciones, aunque no siempre la forma de Alberto acompañase. Mientras tanto, se fue dedicando a ir pescando victorias de aquí y de allí.

Venció por fin en una grande de la mano del Giro de Italia. Se impuso en la larguísima etapa de Savona (249 kilómetros) con Evans de rosa, un gran día para el ciclismo australiano. La penúltima etapa, finalizada en el coloso de Ovaro, fue suya. Pero no quedaría ahí su palmarés, ya que la última victoria computada tuvo lugar en el Tour de Francia esa misma temporada. Fue el año en el que su otrora enemigo Vincenzo Nibali dominó las tres semanas a su antojo.

De nuevo una etapa larguísima (239 kilómetros) camino de Bagneres de Luchon le daría la victoria. No completó el triplete con la Vuelta porque nunca se dejó caer por la ronda española. La preparación del Mundial era diferente y específica en su caso, por lo que evitaba precisamente correr una prueba que otros utilizan como banco de pruebas para la cita mundialista. 2015 fue su última temporada real, ya que en 2016 colgó la bicicleta en primavera.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: Sirotti

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