El vasco Mikel Zarrabeitia fue un ciclista que vivió una intensa e irregular carrera deportiva, aunque al más alto nivel. Procedente de la cantera de la Sociedad Deportiva Punta Galea, en Getxo, y del ciclocrós, fue un corredor muy importante en estructuras realmente grandes como el Amaya Seguros de Laudelino Cubino y Jesús Montoya, el Banesto de Miguel Induráin y Pedro Delgado y la ONCE de Manolo Saiz, Laurent Jalabert, Alex Zulle, Abraham Olano o Joseba Beloki. Tareas de gregario la mayoría de las veces, pero cuando sus jefes de fila han sucumbido ante las circunstancias, ha tenido que ser él quien saliese al rescate de estos conjuntos, que además eran de primera fila.
Le sucedió en Banesto, recién llegado del Amaya, donde corrió la Vuelta a España de 1994 en ayuda de Pedro Delgado, que competía en la ronda española por última vez. El segoviano era el líder, pero según avanzó la carrera, se vio que era el más fuerte del Banesto y, por tanto, debía gozar de libertad para buscar sus opciones. En Sierra Nevada, sexta etapa, se clasificó tercero tras Tony Rominger, que estaba fuera del alcance para el resto del pelotón y Laudelino Cubino, con el que llegó a meta a unos 50 segundos. Perico perdió más de minuto y medio con el suizo.
En la contrarreloj de Benidorm fue también tercero, de nuevo por delante de Delgado, por lo que la opción del vasco ganaba muchos enteros de cara a las etapas decisivas de la última semana. En todas las cimas importantes, ya se llamasen Arcalís, Cerler, La Demanda o Lagos de Covadonga, fue mejor que su líder. Sólo en el Naranco y en DYC conseguiría Delgado entrar por delante del ciclista de Abadiano. Y entraron en el mismo tiempo. En la crono final de Segovia, Pedro subiría a la tercera plaza del podio gracias al hundimiento de Zulle, que sufrió numerosos percances mecánicos. Zarrabeitia resistiría segundo, muy lejos, eso sí, de Tony Rominger, que ganaba su tercera Vuelta.



Era un momento dulce para el vasco, que sin embargo sufriría un grave revés. Una hernia de disco aparecía en el horizonte y la operación y la recuperación le dejaron en el dique seco durante todo el año 1995. Fichó por la ONCE, que trató de restaurar su talento para convertirle en un ciclista con presencia en los momentos importantes para el equipo. Pudo recuperar un calendario normalizado en 1996 para ayudar al equipo en la Vuelta, ya en septiembre, y ganar junto a Zulle la general final. Zarrabeitia había demostrado ser un buen escalador y además un notable contrarrelojista.
Fue un ciclista que circunscribió su trayectoria a la Vuelta a España. De todos modos, pudo debutar en el Tour de Francia en 1997, el cual quedó cerca de terminar, ya que abandonó en el transcurso de la 16ª etapa. En la Vuelta regresó para ser uno de los hombres más fieles e importantes para la nueva victoria de Alex Zulle. Empezó a dejarse ver por la París Niza, donde lograría su último gran resultado en 2003, año de su retirada. Perdió únicamente 43″ segundos ante un Vinokourov absolutamente desatado por el fallecimiento de su amigo Andrei Kivilev. Aquello deslució mucho su último gran logro.
No fue un hombre de generales en las grandes vueltas, pese a su segunda posición en la Vuelta de 1994. Cuando lo intentó fue en la edición del año 2000. Ejerció de gregario en la primera semana, pero de la contrarreloj de Tarragona, en la que fue noveno, salió en buena posición. Ante el hundimiento de Abraham Olano en la etapa de La Molina, quedó al frente del ONCE. Pero de nuevo el infortunio se cruzó en su camino. Bajando el Coll de la Rabassa, un problema con el cuentakilómetros le llevó a tomar la decisión de manipularlo en marcha. El resultado fue la amputación de una falange de su dedo por culpa del corte producido por un radio de la rueda.

El año anterior fue protagonista de una más que digna última semana de la Vuelta, en múltiples escapadas y buscando con ahínco la victoria. No la logró, pero sus tercero y segundo puestos en dos etapas, la última la mítica de Ávila donde Vandenbroucke dejó al vasco tirado como si fuese un juvenil entre ellos. Un protagonismo involuntario en uno de los momentos míticos de la carrera. En 2001 también anduvo cerca de alcanzar la gloria, que llegaría un año más tarde, aunque no en forma de victoria de etapa. La ONCE ganó la contrarreloj por equipos y todos sus ciclistas gozaron de ventaja sobre el resto de rivales.
Llegó la etapa de Sierra Nevada (de nuevo esa cima) para que aprovechase los movimientos por la etapa y el marcaje entre favoritos para obtener una mínima ventaja que le permitió vestir por un día el maillot oro de líder. Un día de flashes que sería tal vez el último día de protagonismo pleno. Cedió la prenda en el estreno de la subida a La Pandera, en favor de Óscar Sevilla. También cerca de Sierra Nevada, esa cima de tan buen recuerdo para Mikel, compitió por última vez, en el Memorial Galera.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Urtekaria / Biciciclismo Resto: 20 Minutos / Todocolección