Ciclistas Tour

Nairo Quintana reabre sus alas en el Col du Granon

El corredor del Arkea Samsic parecía haber dejado bien atrás sus mejores días. El punto que le caracterizaba en la escalada con un golpe de pedal diferencial con respecto a otros pedalistas parecía haberse esfumado. La edad, ya superada ampliamente la treintena, no es excesiva, aunque el ciclista de Boyacá haya tenido muchos años de experiencia en el profesionalismo desde que pelease Vueltas a Asturias luciendo aquel maillot del Colombia es Pasión que pretendía traer a Europa todo el talento que en el país americano estaba brotando cual flor en la primavera. El camino desde entonces ha sido magnífico para los ciclistas colombianos, que han poblado de grandes gestas y enormes competidores la gran mayoría de los equipos de la élite.

Nairo comenzó la temporada muy delgado, marcándose objetivos entre comillas muy fáciles, como rondas de una categoría inferior ante rivales que todavía no tenían el golpe de pedal para batir a un súper clase como él. Su equipo sumaba valiosísimos puntos para entrar en la categoría World Tour, al mismo tiempo ganaba moral y avanzaba hacia el Tour de Francia con paso firme. Una carrera que ha sido la que siempre soñó con ganar, protagonizando el #sueñoamarillo que ilusionó a un país que le apoyó con banderas y cánticos allá donde una carrera ciclista que inscribió su dorsal llevaba. La Nairomanía despertó el espíritu de Lucho Herrera, de Cochise, de Fabio Parra. Un ejercicio de reavivar con piernas y éxitos lo que otros compatriotas habían escrito con letras de oro en la historia del ciclismo.

© ASO / Pauline Ballet

Poco a poco este fino escalador fue dejando pasar semanas para preparar el mes de julio. En principio, parecía que el Giro estaba en la agenda del ganador de la Vuelta a España 2016, pero el propio Arkea descartó la participación para centrarse en otras carreras más locales donde sumar más puntos y de paso concentrar a sus líderes, nuestro protagonista y el bretón Warren Barguil, en el Tour, donde el equipo ambicionaba meter al colombiano en el top ten de la clasificación general y al francés en búsqueda de etapas. La operación puntos fue mejor de lo esperado en la primera mitad del año y eso ha arrojado tranquilidad a la plantilla, que ha trabajado intensamente, pero sin la presión de saber que un mal resultado desbarataba las esperanzas de la estructura.

Nairo se ha mostrado mucho más dicharachero que de costumbre, más sonriente. Eso se habrá contagiado en un ocho que estaba pensado para que sus dos puntas de lanza disfrutasen de oportunidad en el Tour. Y así ha sido en cuanto se han asomado las montañas, con el galo espectacular en una fuga que ha recorrido el eterno Galibier y medio Granon en agonía. Coronó la cima Henri Desgrange y ahora disfruta de la pelea por el maillot a puntos rojos.

Quintana, por su parte, realizó un movimiento que al comienzo pareció extraño. Su compañero en fuga y él luchando por salir del pelotón. De ese modo, lo previsible era que avivase el ritmo de sus perseguidores y que éstos pusieran en riesgo la victoria de su compañero Barguil. Nada más lejos de la realidad. El francés iba acalambrado, con problemas físicos y el desfondamiento era tan evidente que pronto comenzó a perder gran parte de su ventaja. Nairo llegó a su altura y le ofreció la rueda, sin llegar a ser en ningún momento apenas cabeza de carrera. El cohete Vingegaard les superó con solvencia y Nairo completó la etapa en segundo lugar, dejando sensaciones buenísimas y la certeza de que, pese a que muchos lo habían enterrado, queda mucha cuerda en este bravo y menudo corredor.

© Sirotti

Y es que Nairo había dejado situaciones encontradas en su anterior Tour. Sí, buscaba las escapadas y se filtraba bien. Es un ciclista muy listo e inteligente cuando se rueda en cabeza de pelotón. Para muestra su gran etapa sobre el pavé en este Tour 2022, donde pese a ser de unas características opuestas a las requeridas en las llanuras del norte de Francia, fue de los que mejor salvaron la situación y llegó con los mejores de la clasificación general.

La polémica estaba servida con su ataque, donde fue ampliando poco a poco renta hasta perderle de vista sus rivales a lo largo de esta carretera que ascendía más allá de los 2400 metros sobre el nivel del mar. La compañía del Galibier, más de 2600 metros, le hacía uno de los corredores favoritos a estar con los mejores. De haber mediado la templanza en la última subida entre los ilustres del pelotón, quién sabe si podría haber conseguido una mayor renta en su ataque y después haber resistido las embestidas que por detrás se produjesen. El problema fue que el Tour estaba en juego y que el Jumbo-Visma no iba a desperdiciar la oportunidad de asestarle un golpe cuasi mortal a las aspiraciones de Tadej Pogacar y su temido UAE.

Ahora toca luchar por la general, ese monstruo que siempre enfrentó Nairo. El podio parece lejano, si bien hay mucha fatiga, él la maneja como nadie y habrá aún sorpresas de ciclistas que paguen los esfuerzos realizados, más aún en altitud. El desgaste de las etapas y el ritmo endiablado del Tour serán sus mejores aliados en la última semana, donde a buen seguro que si sigue estando a este buen nivel subirá en la clasificación como la espuma.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto: ASO

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