Durante un tiempo, las carreras ciclistas en España tendieron a desaparecer o a reducirse al extremo. Ejemplo de ello fue la Vuelta a Murcia, que pasó de los clásicos cinco días de competición a uno. Y gracias. Porque perfectamente podría haber significado la desaparición de la prueba como tal. La ayuda de los ciclistas locales han ayudado sobremanera con su participación, elevando el cartel de la prueba y permitiendo la supervivencia de la misma pese a una gestión cuestionable.
Porque, si bien es cierto que las crisis arremeten contra los bienes que no son considerados de primera necesidad como puedan ser las pruebas ciclistas, estas deben optimizar sus recursos. Es decir, de una prueba que conste de cinco días, cuatro no pueden ser por autovía y mostrando dejadez en sus recorridos y restando numerosos atractivos.
Y es que hay dos formas de perder relevancia y comenzar a tener problemas. El primero es ocupar unas fechas en el calendario que te empujen a la irrelevancia debido a la competencia de carreras mucho más potentes. Lo ideal es facilitar una mejor participación aportando días de competición conjuntos con las pruebas que se celebran en el entorno. Esa entente, en el caso del sureste, ha sido clave para mantener el calendario casi intacto, con la Ruta del Sol como gran estandarte y las Vueltas a Valencia, Murcia y Clásica de Almería como complementos.
A ese grupo se añadirá desde 2022 la Clásica de Jaén. En realidad, su nombre completo es Clásica Jaén Paraíso Interior, promocionando las zonas más relevantes de la provincia e incluyendo en su trazado pistas de tierra (sterrato) en más de un tramo. Quizás eso y los repechos sean la característica más peculiar de esta nueva prueba. Lo interesante será su conexión en el calendario con la Vuelta Andalucía, disputada en febrero. Esa cercanía le dará una mejor participación.
También en febrero se disputará una nueva prueba en Galicia, O Gran Camiño. El nombre, alejado de la original y añorada Volta a Galicia, señala que las etapas tendrán una cierta simbología en torno al Camino de Santiago. Ese hecho se deberá fructificar en los próximos meses para definir un recorrido que contará con cuatro etapas. Sonaban dos destinos ya visitados por la Vuelta a España como el Mirador de Ézaro y el Puerto de Ancares, dos lugares de gran relevancia ciclista en los últimos años, además, por la creación de sendas marchas cicloturistas en su entorno. Sin embargo, los últimos rumores ubican Cabeza de Manzaneda, que ya acogió una etapa de La Vuelta Challenge (femenino) en 2021, y una contrarreloj final en Sarria, punto clave en el paso del Camino. La salida parece que tendrá lugar en Vigo y sus alrededores, donde se celebrará la primera etapa.
El problema de esta vuelta es la fecha elegida. Febrero supone aislarse en el calendario con respecto a las pruebas que se celebran en el entorno. Además, el tiempo en Galicia no suele ser muy amable en esa época del año, en pleno invierno, por lo que puede que más de un equipo quiera esquivar la carrera por el momento. Es interesante porque el terreno gallego siempre es duro y sirve de crecimiento claro para la forma de los ciclistas a poco ritmo que haya. Sin embargo, esta ubicación en el calendario puede perjudicar a una carrera que debería hacer frente común con la Vuelta a Asturias, por ejemplo.
Pero sea como fuere, es siempre una buena noticia la creación de nuevas carreras y síntomas de una buena recuperación por parte de un deporte que hasta hace pocos días perdía constantemente días de competición. Entre la recuperación del ciclismo masculino y el crecimiento exponencial del femenino, los días que se puede disfrutar de este deporte en España ha aumentado de forma clara. Un gustazo que aprovechar, no sea que volvamos a una senda de conformismo y dejadez que acabe por asestar un golpe de gracia a varias de las carreras que actualmente habitan el calendario.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: @ACampoPhoto