El ex ciclista de Astana a partir de 2022 pone rumbo a Ineos, en un movimiento que le acerca a uno de los mejores equipos del mundo y que pone en riesgo así sus opciones personales de brillo en las mejores carreras, donde seguramente ahora tenga que ocuparse de tareas de equipo en favor de sus líderes. Seguro que tendrá alguna ocasión de disfrutar de su gran olfato en las fugas, aunque la configuración de sus intereses dependerá aún más de cómo se vayan dando las situaciones de carrera.
Con este fichaje y el anuncio de otros como el de Elia Viviani, velocista y antiguo conocido de la casa Sky, de Ben Turner, británico con experiencia en el ciclocross o del alemán Kim Heiduk, campeón nacional sub-23, Ineos Grenadiers quiere seguir añadiendo terrenos por cubrir. A las habilidades multidisciplinares de Tom Pidcock y las prestaciones escaladoras para grandes vueltas de gente como Egan Bernal, Daniel Felipe Martínez u otros, habrá que añadir la veteranía de Viviani en los sprints o la de Fraile en todos los terrenos montañosos. Son buenos refuerzos que traerán savia nueva a un proyecto que sigue siendo uno de los más potentes del momento.
Fraile, con este cambio de aires, se asegura estar en una estructura sólida, que no va a ofrecer los vaivenes (en principio) que sí ha ofrecido su anterior equipo, un Astana que ha quedado muy desdibujado con tantas bajas, si bien recibe las altas de dos grandes líderes como Vincenzo Nibali, ya en el otoño de su carrera, o Miguel Ángel López, ambos viejos conocidos de la escuadra kazaja. Bien es cierto que podría casar de forma perfecta con la mentalidad de estos dos ciclistas, ofensivos y agresivos en carrera como lo es el corredor vasco. Pero la marcha de la grupeta española, con los Izagirre recalando en Cofidis y Movistar, Luis León Sánchez en Bahrain u Óscar Rodríguez en Movistar, parece que a Omar se le han acabado los argumentos para quedarse en un equipo tan complejo.
Un corredor que no tuvo unos inicios fáciles. Cuando todo parecía que iba a pasar al profesionalismo a través del Euskaltel-Euskadi, equipo World Tour de la época, tuvo que hacerlo con Caja Rural de forma temporal por falta de hueco en la plantilla por el fichaje de varios ciclistas procedentes de varios continentes. El objetivo era sumar puntos UCI para permanecer en la máxima categoría. ¿Cuál fue el problema? Que en 2014, tras haber estado en Caja una temporada, el conjunto vasco había desaparecido. Por tanto, tuvo que reinventarse, seguir en el conjunto navarro y dar el salto al World Tour desde el ecléctico Dimension Data, donde se convirtió en un corredor bastante conocido a nivel internacional.
Tanto es así que se llevó una etapa en el Giro de Italia en 2017. Esas buenas actuaciones le valieron el pase a Astana, donde completó su palmarés con una victoria en el Tour de Francia (Mende) y el Campeonato de España en ruta, lo que le ha valido llevar el maillot rojigualda durante unos meses. Ahora parece que tendrá objetivos mucho mejor definidos, aunque no sean en favor de sus aspiraciones individuales, pero sí que gozará de espacios de brillo que seguro aprovecha. ¡Mucha suerte, Omar!
Escrito por Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: Photo Gomez Sport 2019