Carreras

Paris-Roubaix 2023: La épica del ciclismo “fuera de control”

En la clasificación oficial de la Paris-Roubaix 2023 no figuran tres ciclistas que emplearon más de un 8 % de tiempo extra respecto al marcado por el ganador, Mathieu van der Poel, que finalizó los 256,6 km en 5 h 28 min 41 s. Los tres llegaron al velódromo de Roubaix y dieron la vuelta y media de rigor, pero lo hicieron más allá de los 26 minutos y 18 segundos establecidos como fuera de control (OTL: “outside time limit” en inglés; HD: “hors délai” en francés).

Los dos ciclistas del modesto Bingoal WB, el belga Dorian de Maeght y el estonio Karl-Patrick Lauk, emularon a sus ex-compañeros de equipo de ediciones anteriores: el youtuber Bas Tietema, quien fue último en 2022 a más de una hora del ganador; y Tom Paquot, último en 2021. Para Bingoal parece ya una tradición llegar a la meta del “Infierno del Norte” cuando ya no queda agua caliente en las duchas. Bingoal tiene licencia como ProTeam y no como UCI Continental para poder dejarse ver en pruebas como esta, ya sea delante en fugas o a cola de pelotón.

Mucho más se ha escrito sobre Joshua Tarling, quien llegó a meta por delante de los dos Bingoal, a 32 min 46 s del ganador. El joven neoprofesional galés del INEOS Grenadiers, a sus 19 años cumplidos en febrero, era el ciclista más joven que corría la “clásica de las clásicas” desde que lo hiciera el local Paul Botquint en 1937, apenas unos días más joven que Tarling. Botquint fue 22º en su primera y última Roubaix, ya que un año después, el 9 de mayo de 1938, sufrió una caída mortal en el velódromo de Maubeuge, a menos de 100 kilómetros de Roubaix. En el caso de Tarling, las dificultades en este año incluyeron una caída en una curva junto a su mentor Luke Rowe, dos pinchazos, problemas mecánicos y 120 kilómetros rodando en solitario. Sus declaraciones a Sadhbh O’Shea en meta fueron elocuentes: “Es una prueba larguísima, pero eso es lo que la hace tan prestigiosa. Mi novia me habría gritado si no logro llegar aquí. Todo el público fue súper-majo, mereció la pena al 100 % llegar aquí. Fue un día largo para mí. Es Roubaix, hay que finalizar en Roubaix. Estoy cansado, pero ya dormiré esta noche.”

El tema del “fuera de control” en el ciclismo ha generado una vez más cierto debate en redes sociales. Hay quienes defienden que en pruebas míticas, como en los considerados “Monumentos”, no debería de existir este tiempo límite o debería ampliarse considerablemente. La maratón de Nueva York, por ejemplo, no tiene tiempo límite de llegada: se espera al último corredor y se le permite acabar, aunque se le recomienda el uso de las aceras. Posiblemente no es una buena comparación, ya que en el caso del ciclismo las cosas son algo más complicadas, ya que es bastante más peligroso no cortar el tráfico.

También existen otros puntos de vista sobre el tema, ya que otros aficionados consideran que el “fuera de control” es necesario en una prueba de este nivel y que los ciclistas no suficientemente preparados o con dificultades deben asumir que no todos pueden llegar a meta. Formaría parte de la dureza de una prueba que haya un número considerable de abandonos. En la Paris-Roubaix 2023, por ejemplo, 37 de los 175 ciclistas abandonaron (21 %). Hace unos días, en el Tour de Flandes 2023, hubo 79 abandonos (45 %, más del doble que en Roubaix).

Por otro lado, también encontramos problemas si cambiamos las reglas de juego “a posteriori.” Los ciclistas saben que existe un “fuera de control” y que en las clásicas es inamovible. En cambio, en Grandes Vueltas los organizadores pueden variarlo legalmente en ciertas circunstancias para “repescar” a ciclistas en etapas duras. Que se lo digan al murciano José Joaquín Rojas, quien hubiese logrado el maillot verde de la regularidad del Tour de Francia 2011 si ASO no hubiese ampliado el HD para no eliminar a Mark Cavendish  y a otros 89 ciclistas en la etapa de Alpe d’Huez ganada por Andy Schleck. La paradoja es que Rojas fue expulsado del Tour 2014 precisamente por remolcarse en otra etapa de montaña. En cualquier caso, no siempre hay piedad ni flexibilidad con el fuera de control: reciente tenemos la imagen de un Marc Soler enfermo llegando más allá del tiempo límite en Foix en el Tour de Francia 2022.

En cualquier caso, lo que es evidente es que, con un modelo de ciclismo basado en la precisión, en la exactitud, en los datos, los potenciómetros, con todo “hecho a medida”, los ciclistas que deciden no bajarse de la bicicleta y llegar a meta, aunque sea “fuera de control”, generan historias con un punto de épica que el aficionado agradece. Se habla más sobre Joshua Tarling que sobre el Derek Gee, 135º y último en la Paris-Roubaix 2023 a 25 minutos y 44 segundos (a 34 segundos del tiempo límite), pese a que sí vimos más al campeón canadiense contrarreloj en carrera, siendo el primero ciclista que entró en el legendario Trouée d’Arenberg y el que protagonizó pocos instantes después un espectacular pinchazo que destrozó su rueda delantera.

Épica y estética. El ciclismo se ha desarrollado en los últimos años, se ha hecho mucho más accesible ver pruebas en directo en cualquier lugar del mundo, pero lo que siempre hizo grande a este deporte fueron las gestas, los ejemplos de superación, el sufrimiento sobre la bicicleta. Y cuando un ciclista se pone entre ceja y ceja que va a llegar a meta, no hay controles que valgan. Sí, necesitamos más ciclismo “fuera de control.”

Escrito por: A. M. Fuente (aka Viktor Frankenaerts: @cyclinggeo)

Fotos: A.S.O./Pauline Ballet

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