Asturiano, corriendo la Vuelta Asturias y se corona en la meta de la calle Uría, de las más famosas de la capital ovetense. Pelayo Sánchez Mayo se lleva la última etapa de La Vueltina, regalando al Burgos BH una preciosa victoria, en domingo y ante el público que se dio cita en las calles de Oviedo para disfrutar del paso de la carrera de casa. Y cuál fue su sorpresa cuando vieron entrar a un ciclista de Tellego, nacido en Soto de Ribera, a escasos kilómetros de allí, en solitario, tras haberse fugado en el último puerto, con un trecho que recorrer hasta la gloria.
Pero lo hizo, volando en unas carreteras que ha recorrido siempre, que hacían parecer los repechos menos duros y con la zanahoria al final del camino. Menuda manera de estrenar su palmarés como ciclista profesional.
Nacido en marzo del año 2000, ha ido a encontrar el mejor día de su carrera profesional el último día de abril, con todo su mes por delante para degustar las mieles del éxito. Tras una etapa de amateur en el ciclismo cántabro, su paso a la categoría élite fue con el propio Burgos BH, a pocos kilómetros de distancia.
Debutó en la Vuelta a España de 2021 y la terminó con apenas 21 años, algo que si el día de mañana consigue mayores triunfos se recordará. Un ciclista joven, valiente, de esos que desde luego dignifican el oficio por estar siempre intentándolo. Pelayo se ha erigido como el homónimo y antiguo mito de la historia asturiana para destrozar las barreras de la lógica y ganar en un pelotón donde lo más normal hubiese sido ver a un ciclista de Movistar levantar los brazos.
Curiosamente, la escuadra española finaliza la Vuelta Astutias sin triunfos y con un amargo sabor tras copar los dos puestos bajos del podio. Segundo Einer Rubio, tercero Iván Sosa. Nadie se acordará de los colombianos a la vuelta de unos días.
Sin embargo, la gesta de Pelayo será un momento bonito quizá para siempre en esta histórica competición. Y no sería porque el asturiano no hubiese estado lanzando avisos por tierra, mar y aire, que el ciclista español está protagonizando una campaña sólida, con resultados muy interesantes. Junto a las victorias del conjunto burgalés, lo más interesante del equipo ha correspondido a Pelayo.
Y es que son muchas casualidades obtener esta victoria, por la que le felicitamos, al tiempo que ser segundo en el durísimo trofeo de Port de Pollença, con meta en el Mirador dels Colomers. Quinto en el Tour de Doubs que se llevó Jesús Herrada hace escasas fechas, demostrando también arrestos y calidad fuera de las fronteras españolas.

Con todo, se consolida como un valor de futuro cada vez más real, con el intenso cesar de futuribles a estrella y la irrupción constante de nuevas, como nos pasa ahora con Mayo, quien nos ha distraído un tanto del hecho de que hace ocho años un español no gana la Vuelta Asturias.
Pelayo está ahora en boca de todos, como ovetense se celebrará su victoria en el Nuevo Tartiere para constatar que la ciudad no sólo ha recibido al pelotón, sino que un vecino, procedente de apenas cinco kilómetros de distancia, se ha ganado ser trending topic ciclista de golpe y porrazo. A partir de ahora ya ha ganado y toca echarle cabeza para no traspasar la delgada línea que separa los términos municipales del optimismo desmedido de los de la confianza.
Seguro que con los pies bien abajo, como hasta ahora, le van a ir bien los siguientes pasos a dar como ciclista pro. Por lo pronto, nueva victoria para el ciclismo español, la novena en lo que va de 2023. Y Burgos que se consolida como un equipo fuerte dentro de los competidores de su categoría.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Sprint Cycling Agency Foto interior: Twitter Vuelta Asturias