La fortuna favorece a los osados. Podría aplicar aquí como todos esos manuales rápidos sobre cómo ser en la vida. El éxito observa varias puertas de acceso, unas conllevan un proceso más corto, más directo. Ya se conoce el dicho sobre subir demasiado deprisa: el que mucho corre, pronto para. También que esas puertas más indirectas, más difíciles de abrir son las que esconden los mayores tesoros detrás.
Y es la puerta que Ezequiel Mosquera ha elegido para su segundo tránsito por el ciclismo, ahora como organizador tras haber sido un carismático ciclista en aquellos maravillosos años 2000. No fue nada fácil
como corredor, fue un escalador de los que crecían con el paso de los días, conviviendo con muchas otras estrellas que le restaban brillo y le recluían a un par de segundos de gloria, los que los Contador, Purito, Valverde, Samuel y compañía concedían.
Ahora como organizador, se ha sacado el regreso de la Volta a Galicia de antaño en forma de O Gran Camiño, nada más gallego ni más reconocible de su tierra. Un arraigo que le convirtió en un ídolo de masas incluso en los peores momentos de su carrera. Cuando se acercaba a ver etapas de la Vuelta a España a pie de carretera, el mayor aplauso del día iba siempre para él.
Ahora ha escogido el camino difícil. Su relación con las instituciones quedó tocada cuando se le sancionó por presunto dopaje, del que luego fue exculpado por la Audiencia Nacional. Imagino que ese enfrentamiento directo no hará que unas instituciones cuya gestión es cuanto menos cuestionable en ocasiones ayuden a remar en la dirección deseada por los intereses de Ezequiel.

Por si fuera poco, el modelo de carrera que ha elegido el coruñés no es el más sencillo, pero tampoco las condiciones externas le son las más favorables. En primer lugar, las fechas asignadas (febrero) no son ideales para celebrar una prueba en el norte de España.
En segundo, porque aún así, se ha dado cuenta de que a igualdad de condiciones, otras pruebas tienen mucho más prestigio, experiencia y solera. Pues sea como fuere, los dos ganadores de su carrera son una leyenda como Alejandro Valverde y todo un ganador del Tour de Francia como Vingegaard. Ni más ni menos. Tan mal no irá arriesgar, y no sólo en recorridos, que también, sino en el método de mostrar la carrera. Aquella experimentación con el dron fue reconocida en el mundo entero y justo después regulada por la UCI por la puerta de atrás.
Tiene mérito haber salido airoso de una edición tan complicada como la vivida en 2023. Con cero ayuda por parte de un pelotón capitaneado por oscuros intereses y la rebeldía al sentido común y el decoro deportivo. Apoyado, además, por un sector de la prensa seguidista y sin criterios, pudiendo haber arrastrado opiniones en contra de Ezequiel y su carrera.
Y no fue así, al menos de manera mayoritaria. En un amplio porcentaje se ha valorado el trabajo de Ezequiel Mosquera de forma muy positiva, con propuestas valientes y si no innovadoras, sí desde luego novedosas en un contexto excesivamente conservador como el ciclismo.
Escrito por Jorge Matesanz (@jorge_matesanz)
Foto de portada: OGC