Toma y daca. Sin tregua. El ciclismo es un deporte precioso si genera esa sensación de imprevisibilidad, si deja de ofrecer imágenes de pelotones ascendiendo de forma anodina y regulada a puertos que hasta no hace tanto sus desarrollos consideraban durísimos. Pogačar o Vingegaard, ambos han desarrollado en los Pirineos una táctica ofensiva con diverso resultado, buscando ganar en base a ambición y espectáculo. Un diez a ambos ciclistas, que parten muy igualados en la clasificación, también en las sensaciones. Vingegaard machacó al esloveno en el Marie Blanque. Pogačar resistió la embestida durísima del Jumbo Visma en el Tourmalet para rematar al danés en el último tramo de Cauterets. Así se hace afición.


La etapa partía loca, como en Laruns. Van Aert de nuevo en plan imperial. Tanto que cuando finalizó su trabajo tuvo que ser hasta sujetado por quienes pasaban por allí. Exhausto. La táctica era de manual, poner el ritmo delante para que el pelotón de los buenos no absorbiese a los escapados con la arrancada brutal de Kelderman, Kuss y Vingegaard. Se veía venir y pasó. Jumbo tenía clara la jugada. O matas a Tadej Pogačar o corres el alto riesgo de que te acabe matando él más adelante. Estilo Alberto Contador, el ciclista espejo en ese aspecto del jefe de filas del UAE.

El Tourmalet demostró que ambos han venido a ganar y que el resto se encuentra a varias marchas de distancia. Vingegaard golpeó el miércoles, Pogačar el jueves. El efecto vino a ser parecido, si bien la apuesta de Jumbo de sentenciar el Tour no obtuvo el resultado esperado. Queda mucho Tour, dos semanas y media y ambos ya están en la cabeza por mucha diferencia. Será cosa de dos. La pelea por la tercera plaza será también bonita. Hindley, maillot amarillo, procuró seguir la rueda de los dos bólidos, pero recordó lo que no le pasó a Cadel Evans en el Galibier ante Alberto Contador y se dejó caer al grupo donde se encontraba la gente de su estatura.

Allí acabó Carlos Rodríguez, también intrépido, y entre los dos se ventilaron la subida final, con un excelso trabajo del Bora y del Ineos en favor de sus dos mejores hombres. Ellos lucharán por el tercer peldaño del podio. Las dos primeras plazas parecen haber quedado asignadas, pese a que el ciclismo es una cosa hoy y otra al día siguiente, como bien ha demostrado el dúo maravilla en los Pirineos. El siguiente asalto tendrá lugar en el durísimo y añorado Puy de Dôme, con el viento de Burdeos de por medio y el desgaste de Limoges. Los dilemas comienzan a irrumpir en las cabezas y en los corazones.

La gente es muy de Pogačar porque ha sido siempre un talento puesto al servicio del público. Vingegaard es menos evidente en la cercanía, en el trato. Pero su 2023 ha demostrado que también sabe buscar las carreras y correrlas de forma agresiva. Por lo tanto, mamá o papá, ¿quién quieres que gane? Es difícil, ambos merecen un bonito final para esta historia, cuyos episodios más bonitos están todavía por venir. Si sus equipos aguantan el tirón, serán tres semanas de táctica, de duelos directos e indirectos. No descartemos que alguien dé la sorpresa debido a marcajes sorpresivos. La táctica Hindley que tan bien le salió al australiano.

Nunca dos ciclistas han ocupado tres años consecutivos las dos primeras plazas. Nunca un corredor que ha vuelto a ganar un Tour cuya Grand Depart se haya celebrado en la Bretaña francesa. Nunca un danés ganó dos Tour. Nunca un esloveno tres. Pase lo que pase, a lo que estamos asistiendo es a la historia del Tour de Francia encarnada en dos ciclistas que se estudiarán con el paso del tiempo, y cuya confluencia en el tiempo y en el espacio ha sido de lo mejor que le ha podido pasar a este deporte en décadas.
Escrito por Jorge Matesanz
Fotos: ASO / López
Quiero que gane el esloveno a pesar de tener peor equipo que vingegaard
Muchas gracias Jorge por el artículo y por la oportunidad que nos brindas para dar nuestra opinión. En mi caso me gustaría que ganara Vingegaard. Es más frío. Menos glamuroso y simpático que el esloveno, su forma de correr es menos impulsiva y natural. Por el contrario es smás robótica pero, aún así, quiero que esta rivalidad esté basada en la igualdad extrema entre los dos. Si este año ganara el danés ¿imagínate las expectativas que tendríamos en el Tour de 2024 con los dos campeones igualados a 2 Tour? ¿Qué más se podría pedir?
Gracias Jorge por invitarnos a “dar un voto”.
Aunque prefiero las personas humildes (y Vingegaard lo es) se lo daría a Pogacar no porque sea mucho más simpático sino por la idiosincrasia de Jumbo. La explico a continuación:
En Jumbo están casi convencidos que las victorias son “lógicas”: si tú tienes el 100% de todos los detalles controlados es casi imposible fallar y no ganar. Es la mentalidad holandesa-calvinista.
El equipo Jumbo es buenísimo (por no decir el mejor) pero me atrevo a decir que les cuesta muchísimo encontrar un buen balance entre los logros y retos individuales vs los colectivos.
Dicho de otra manera: el ciclismo es un deporte principalmente colectivo sin embargo en Jumbo no renunciarán nunca a los logros individuales y por ello siempre habrá tensión en su equipo. La explicación: en Holanda tus padres te educan sobre todo para que seas un individuo exitoso no para que tengas mucho en cuenta los que te rodean……
Un saludo,
Paco Avila